Cita con Canarias

Francisco Estupiñán Bethencourt, autor de la novela ‘Negro Juan’

“Para Negro Juan, pasar a la historia ha sido una forma muy humana de eternidad”, dice Francisco Estupiñán, periodista y escritor, en esta entrevista de la sección “Cita con Canarias” en la que hablamos de sus dos novelas publicadas. [Versión íntegra de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº 40 (2ª época, marzo 2016)].

Por YURI MILLARES

Licenciado en Filología Hispánica y doctor en Ciencias de la Información, el periodista Francisco Estupiñán Bethencourt es en la actualidad jefe del gabinete de prensa de una institución pública de Tenerife. Ese es su trabajo. Su placer es escribir, o uno de ellos, como explica a lo largo de la siguiente entrevista, porque también le apasiona navegar, algo que transmite –entre otras muchas cosas– en las páginas de sus dos novelas publicadas hasta ahora: El corsario de Lanzarote (Cajacanarias) y Negro Juan (M.A.R. Editor).

■ OJO DE PEZ / Un guiño al autor y al ‘Makoki’

Esta vez la sesión de fotos fue virtual, pues la foto de Francisco Estupiñán nos fue enviada por correo a la redacción de PELLAGOFIO. Nosotros, gracias a esos programas de tratamiento de imágenes, lo trasladamos junto al buque escuela ruso Kruzenshtern a su paso por la bahía de Santa Cruz de Tenerife. Esta imagen final es un guiño al escritor y a su pasión por la navegación, que a veces disfruta con su pequeño velero Makoki. Lo dicho, un pequeño homenaje ●

Francisco Estupiñán y su novela 'Negro ,Juan'.
Francisco Estupiñán y su novela ‘Negro ,Juan’.

El corsario de Lanzarote y Negro Juan son dos novelas que respiran y transmiten aventura en todas sus páginas. ¿Se lo pasa pipa escribiendo?

–A ratos. A veces también se suda la camiseta para conseguir avanzar en la historia. Hasta me he llegado a sentir sobrepasado en algún momento. Pero es como montar en bici, entre más kilómetros haces más seguro te sientes.

“Para ‘El corsario de Lanzarote’ me basé sobre todo en las investigaciones sobre piratería en Canarias de Rumeu de Armas”

–También son novelas históricas, así que detrás tiene que haber un gran trabajo previo de investigación y de lectura…

– Sí, hay una investigación anterior para que la historia se vea reflejada y sea creíble para el lector. Esa es un parte que disfruto mucho porque aprendo muchas cosas y las comparto con los lectores. Para El corsario de Lanzarote me basé, sobre todo, en las investigaciones sobre piratería en Canarias de Rumeu de Armas, y también en los datos aportados por Manuel Lobo y Fernando Bruquetas sobre el marqués de Lanzarote. En el Negro Juan, El imperio español y La conquista de México, de Hugh Thomas; una monografía sobre lo poco que se sabe del personaje, cuya autoría es del portorriqueño Ricardo Alegría; y la crónica histórica de Bernal Díaz del Castillo, entre otras. Pero la fuente más importante es la llamada Probanza de Juan Garrido, un documento de tipo notarial, y que se conserva, en que nuestro personaje reclama al Rey una mejor compensación por sus servicios a la corona en la aventura americana.

–¿Cuál fue el detonante que hizo saltar esa chispa para transformarse en una historia sobre la que investigar?

–En las dos novelas ha sido la curiosidad por los personajes. Tanto el Marqués de Lanzarote como el negro Juan Garrido me llamaron mucho la atención y se sabe lo justo sobre ellos, lo que permite hacer ficción, aunque al cocinarla utilices muchos ingredientes históricos.

«En mi primera novela no sabía si era capaz de escribir tanto como para que la historia tuviera tamaño de novela e iba contando página a página hasta que sobrepasé los 150 folios»

–Cuando un autor se decide y emprende la tarea de escribir su primera novela, ¿qué pensamientos son los que le asaltan hasta ver la obra publicada? ¿Da algo así como vértigo?

–Seguro. En la primera, El corsario de Lanzarote, no sabía si era capaz de escribir tanto como para que la historia tuviera tamaño de novela e iba contando página a página hasta que sobrepasé los 150 folios y ya respire tranquilo. Después, cuando sabía que era finalista del Premio Benito Pérez Armas, también estaba de los nervios, no en balde es el premio de novela más importante de Canarias. Con la segunda, escribir fue más fácil, lo hice con más seguridad, pero tardé dos años en conseguir editorial, porque el libro es un negocio saturado de manuscritos y que también ha pasado por la crisis. Pero MAR Editor confió en mí y se publicó Negro Juan a nivel nacional, que era mi objetivo.

–Leo que el Premio de Novela Benito Pérez Armas en 2011 por El corsario de Lanzarote “le facilita otra pasión: navegar a vela”. ¿Me lo explica?

–Dediqué parte del premio en metálico a conseguir un pequeño bote de vela con el que matar el bichillo. Me apasiona el mar y la navegación y gracias a la novela he podido disfrutar de esta afición.

–¿Antes sólo se había subido a un ferry?

–No, también en aviones y otros veleros, aunque en mis años de estudiante era cliente habitual del Ciudad de Zaragoza. También viajé en el barco de cabotaje Golondrín, que operó en Canarias, donde pasé una de las peores noches de mi vida. Tiempos aquellos…

«Si hablamos de grandes pasiones, no me cabe duda que para mí son la literatura y la música»

–¿El Golondrín? Suena a aventura marinera, ¿lo fue?

–No fue una aventura, sino un traslado familiar de Las Palmas a Fuerteventura siendo niño. El estado de la mar era pésimo y casi expulso el alma por la boca. Un mala aventura, si acaso, la del Golondrín.

–Al marqués de Lanzarote, protagonista de esta novela, también le iba lo de navegar, aunque más por razones de conquista y riqueza. Sus expediciones a Berbería (como llamaban entonces a la cercana costa africana) en busca de esclavos y camellos, son bien conocidas. A usted qué le motiva.

–Me motivan muchas cosas, pero si hablamos de grandes pasiones, no me cabe duda que para mí son la literatura y la música, las dos me han acompañado siempre. Y mi familia también es un elemento muy importante de mi felicidad.

«A Negro Juan le motivó lo que a casi todos los que fueron a América en esa primera hora: enriquecerse»

–En Negro Juan, su segunda novela vuelve a hablar de conquista y mestizaje (y navegación), pero las islas Canarias ya se le han quedado pequeñas y ahora se mira en el continente americano. ¿Qué busca en el Nuevo Mundo el Negro Juan, o Juan Garrido, ese hombre de raza negra extrañamente no esclavo en la España del siglo XV?

–Pues lo que motivó a casi todos los que fueron a América en esa primera hora: enriquecerse. Él veía su emigración a tierras americanas como su única posibilidad de hallar fortuna en el mundo de los blancos. No se hizo rico, pero consiguió más que habiéndose quedado en España. Y pasó a la historia, que es una forma muy humana de eternidad.

–De todas maneras, las islas Canarias y sus gentes también están presentes en este episodio novelado de la conquista y poblamiento de América que es Negro Juan. ¿Es una relación que no se puede obviar, o un guiño sentimental a la patria chica?

«Mi próxima novela empieza en Las Palmas el 18 de julio de 1936»

–Seguro que las dos cosas. La navegación a vela hacía América requería de pasar por las islas para coger viento y corriente favorables, pero también hay cariño por la tierra, porque podría haber prescindido de demorarme en escribir sobre la escala que hicieron.

–¿Le preguntan mucho últimamente cuál será su próxima novela?

–Más de lo que me gustaría, sí.

–¿Y…?

–Empieza en Las Palmas el 18 de julio de 1936.

–Terminamos, un recuerdo dulce.

–Muchos, pero quizá el más que echo de menos sea las vacaciones en la casa majorera de mis padres, con ellos, mi esposa y mis hijos.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba