Francisco González Concepción, 50 años de fotoperiodismo
"En la Transición enviaba las crónicas por teléfono y las fotos, con pasajeros que volaban a Madrid"

“Mi mejor recuerdo, estar en primera fila y ser portavoz de quienes tenían una reivindicación, un anhelo”, dice Francisco González Concepción durante la entrevista. Habla del oficio de fotoperiodista a lo largo de casi medio siglo y de su experiencia desde los años del final del franquismo y la Transición hasta la actualidad. [Versión extensa de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº99 (2ª época, septiembre 2021)].
Por YURI MILLARES
El libro 1977-2017 | 40 años de libertad de Francisco González Concepción es un recorrido por su vida profesional en más de mil fotografías. En realidad, comienza unos años antes, en una dictadura que se estaba resquebrajando ante el empuje de las luchas obreras y estudiantiles. Corresponsal en Canarias de Diario16 durante la Transición, sus herramientas eran un bloc y una cabina telefónica. “La gente que estaba junto a la cabina sabía lo que iba a publicar el periódico al día siguiente”, ríe al recordarlo. Además de su inseparable cámara fotográfica.
Su archivo de negativos reúne instantáneas de la historia reciente de Canarias en imágenes que ahora amplía al período 2018-2021 para incluir la pandemia en una nueva edición del libro, que presenta este mes de septiembre.
«1977 fue el año más duro, un año de lucha permanente en el que todo el mundo estaba en la calle»FRANCISCO GONZÁLEZ CONCEPCIÓN
■ OJO DE PEZ / Un libro, la UMD y ‘Diario16’ La presentación de 1977-2017 | 40 años de libertad está prevista para principios de octubre. Actualizado con un cuadernillo de 40 páginas de nuevas fotografías de 2017 a 2021, Paco González espera contar en el acto con la presencia de numerosos protagonistas de la vida pública e institucional canaria. Pero, especialmente y si la salud se lo permite, Fernando Reinlein. Teniente coronel retirado (miembro de la Unión Militar Democrática al final de la Dictadura), fue director de Diario16. Todo un lujo ● |
–Corresponsal de Diario16 durante el convulso período de la Transición y fotógrafo de la actualidad política canaria durante más de 40 años, tus primeros pinitos los hiciste ya en la revista estudiantil del Instituto Pérez Galdós. ¿Qué te llevó a coger el bolígrafo y después la cámara?
–Realmente no cogí primero el bolígrafo y luego la cámara. Siempre iba una cosa pegada a la otra: mi gran afición era la fotografía y mi gran vocación era el periodismo.
“Mi padre [Francisco González Melo] era en aquel entonces representante de revistas americanas (Time, Life…). Y corrector en La Provincia, aunque tampoco es que me influyera mucho. Me gustaba escribir y por eso empecé en el periódico del instituto.
“Después, colaborando en una revista que se llamaba Las Palmas Deportiva y de ahí pasé a colaborar en El Eco de Canarias.
–¿Siempre con la cámara a cuestas?
–Siempre con la cámara. Mis primeras colaboraciones en El Eco eran por fotografías de temas que yo hacía. Veía un parque destrozado, le hacía fotos y las publicaba criticando el estado del parque. Recuerdo que también me dediqué a hacer fotos de los bares con la comida expuesta sobre la barra sin estar tapada, para hablar de la falta de higiene. Luego empecé con más reportajes.
«Mi primera cámara sería teniendo yo catorce años, una Kodak Fiesta, con carcasa de plástico, pequeñita»
–¿Recuerdas cuál fue tu primera cámara?
–Mi primera cámara sería teniendo yo catorce años, una Kodak Fiesta, con carcasa de plástico, pequeñita. Y si no recuerdo mal, me costó ciento y pico pesetas de aquel entonces [2 euros]. De ahí pasé a una Kodak Instamatic. Y la primera cámara más o menos aceptable que tuve fue una Kodak Retina 1a. De ahí pasé a una Minolta, me cambié a Pentax y después ya fue la Nikon.
–Al principio fue el bloc y la cámara con carrete, las cabinas de teléfono y los recados en notas de papel. ¿Hay nostalgia o das vivas a la tecnología?

–No tiene nada que ver el periodismo de antes con el de ahora. El problema, antes, era que no sólo tenías que estar en el sitio y recoger la noticia. Además tenías que ingeniártelas para que llegara pronto al medio para el que trabajabas. Si estabas en un periódico, había que llegar pronto a la redacción.
“Recuerdo que estuve de corresponsal de La Provincia y luego de Diario16 en La Laguna y las crónicas las daba por teléfono.
“Iba a la cabina de la plaza del Adelantado, que era donde estaba la central telefónica, y dictaba mi crónica. Estamos hablando de los años 1972 y 1973.Y la gente que estaba al lado se enteraba de lo que iba a publicar el periódico al día siguiente, si iba a haber huelga o no y cosas así.
«Tengo gran nostalgia de esa época del periodismo porque se valoraba mucho la profesión»
–¿Entonces hay nostalgia o cada cosa tiene su época?
–Cada tiempo tiene sus cosas. Yo, es verdad, tengo gran nostalgia de esa época del periodismo porque se valoraba mucho la profesión, no tiene nada que ver con lo que hay ahora, que vas a un acto y todo el mundo tiene una cámara con su móvil y no se respeta a los que están trabajando.

–¿Alguna fotografía que te haya hecho reír, o llorar?
–No lo recuerdo, pero anécdotas, muchas. Por ejemplo, estando en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en el año ochenta y algo, una avioneta cae en el muelle y yo que estaba ahí en ese momento hago las fotos. Un accidente en el que murió el piloto, creo que un hermano de Alfonso Soriano.
“Me voy corriendo a revelar para hacerlas llegar al periódico y el día anterior había cambiado los líquidos de sitio, el fijador y el revelador, así que me cargué el carrete.
“Eran gajes del oficio. Creo que escapó una fotografía cuando me di cuenta y saqué rápidamente el negativo del fijador.
–Cuando las manifestaciones por luchas sindicales o estudiantiles eran una cita cotidiana, también lo era tu presencia en ellas. Igual hasta te conocían y te saludaban manifestantes y policías.
«En muchas ocasiones la policía se mosqueaba conmigo: “¿Cómo coño llega éste antes que nosotros?»
–Sí. Pedro Lezcano me lo decía: “Yo no sé cómo te las apañas para estar siempre en todos lados”. Es verdad que yo tenía información de los dos sitios. Siempre había algún policía con el que tenía cierta relación y me decía “ahora mismo se están manifestando en tal sitio”. O los manifestantes me decían “vamos a dar un salto en tal calle” y llegaba antes que ellos y que la policía. En muchas ocasiones la policía se mosqueaba conmigo: “¿Cómo coño llega éste antes que nosotros? ¿Cómo se ha enterado?”.
–Estamos hablando de convocatorias ilegales.
–Sí, manifestaciones que eran ilegales en la época de la Transición. Y antes, en el año 1973 en La Laguna. Yo siempre me ponía o delante o detrás de la policía: delante para ver cómo iban a actuar con los manifestantes y detrás cuando iba a ver cómo terminaba.
–El libro Cuarenta años de libertad vuelve a la carga con una selección ampliada de más de mil fotografías de las cuarenta mil que hay en tu archivo. ¿Una elección complicada?
«La lucha de los trabajadores de Abengoa en 1976, al ser de las primeras luchas tras la muerte de Franco, fue muy llamativa»

–Muy complicada. Es verdad que muchas de esas instantáneas están siempre en mi cabeza; y no las tenía en papel, sólo los negativos. También es verdad que yo miro un negativo y sé de qué es; ubicar la fecha me da más trabajo.
“Y había fotografías de actos que no atraían a mucha gente, pero eran muy importantes, como la lucha de los trabajadores de Abengoa en 1976, que se encerraron en la iglesia de San Pío.
“Al ser de las primeras luchas tras la muerte de Franco, fue muy llamativa, sobre todo por la unión que hubo entre vecinos y encerrados en la iglesia. Yo vivía entonces en la calle Pérez Muñoz [en el mismo barrio, La Isleta] y vi subir a la policía por ahí: desde arriba soltaron un coche viejo que chocó contra una pared, se bajaron tres tíos y soltaron voladores sin rabo, que parecía que iban enseñados hacia los policías, que salieron corriendo.
“También recuerdo el encierro de parados en la catedral de Las Palmas con Pedro Falcón el Aparao (porque era del movimiento de parados), que de madrugada empezaron a tocar la campana cuando la policía rodeó el templo con intención de desalojarlos, alertando al vecindario; y a los guagüeros y los portuarios, los colectivos más unidos que ha habido siempre y los más solidarios.
–¿Y si tuvieras que elegir una entre esas mil?
«Cuando secuestraron a los pescadores de ‘Las Paloma’s me puse en contacto con el Polisario: me dijeron que me presentara tres días más tarde en Argel»
–Muy difícil. Pero la foto que más se ha publicado por ahí es en la que salió Manolo Bermejo, recién elegido alcalde, con la bandera canaria de las siete estrellas en el balcón del Ayuntamiento de Las Palmas.
“También la de los pescadores de Las Palomas: yo llevaba muy de cerca el tema del Sahara y del Polisario y cuando secuestraron a los pescadores de Las Palomas me puse en contacto con el Polisario a través de la Asociación de Amistad con el Sahara. Me dijeron que me presentara tres días más tarde en Argel. De allí fuimos a Tinduf, nos metieron en unos coches por medio del desierto y nos llevaron a los pescadores. Yo traje las primeras noticias que se supieron de ellos.
–¿Fue esa la cita más complicada a la que te tocó ir?
–Esa fue de las más complicadas. Pero también estuve en el año 90 en Ruanda cuando la guerra civil. Fui de voluntario un mes con Médicos del Mundo y aproveché para hacer una serie de reportajes. Me dedicaba al montaje de campamentos. La guerra empezó en junio y yo fui en agosto.

–¿Por qué fuiste?
–El riesgo siempre me ha gustado. Me enteré del tema. Me puse en contacto con Médicos del Mundo y me fui.
–Este viaje sí fue más arriesgado.
–Sí. Hay una foto que tengo en la que se ve cómo apedrean a un tío y un montón de gente alrededor. Yo me metí en medio de la muchedumbre, hice la foto y con la misma salí. Son reacciones que tienes en un momento dado, que no las piensas y no sabes las consecuencias que pueden tener.
–También han sido esos años de la Transición un tiempo en el que la mujer ha sido cada vez más protagonista de su destino, después de décadas de una dictadura que la quiso confinar para que ejerciera de “buena esposa y madre”.
–El movimiento de mujeres lo conocí desde la lucha de Abengoa, donde jugaron un papel muy importante. Cuando los trabajadores se encerraron en la iglesia de San Pío eran mujeres las que le llevaban la comida. En un momento determinado la policía cerró la puerta y no dejaba que se acercaran.
“Al día siguiente, lo que hicieron desde dentro fue lanzar un cesto con una cuerda y ellas fueron las que, desde fuera, se abalanzaron sobre los policías, los superaron y llenaron el cesto. Las mujeres siempre estuvieron en primera línea en las luchas.
«El año 1977 había una manifestación un día sí y otro también»
–Como fotoperiodista de la actualidad canaria, ¿cuál fue el momento más duro?
–El año 1977. Había una manifestación un día sí y otro también. Fue un año de lucha permanente en el que todo el mundo estaba en la calle y había una gran conciencia de clase a todos los niveles.
–Por el visor de tu cámara han pasado muchos políticos (aparte de otras muchas profesiones). ¿Cuál ha sido el más fugaz y cuál el más incombustible?
–Ha habido una serie de personas que siempre ha estado ahí. Es el caso de Jerónimo Saavedra, que desde el año 1973 lo empecé a seguir en la universidad (cuando era profesor en la Facultad de Derecho) y actualmente sigo contando con él en muchas historias.
“En los sindicatos hay gente que estuvo en primera línea y hoy no se sabe nada de ellos (no te voy a citar nombres) y me choca, porque, jubilado ya, sigo defendiendo los hechos que considero que hay que defender. En primera línea sí estaban muchos que ya han fallecido: Fernando Sagaseta, Augusto Hidalgo padre (que me defendió en un juicio y lo gané), Pedro Rodríguez Cruz, Carlos Suárez, Pedro Lezcano… Cuando me pongo a mirar imágenes veo que los grandes luchadores ya se han ido.
«La derecha no salía a la calle porque estaba conforme con lo que había. Era la izquierda la que iba reivindicando y conquistando derechos»
–Que fueron muy importantes en aquellas luchas.

–Mucha gente me dice: “En tus fotos hay muchas manifestaciones de izquierdas”. Verdad. Pero hay una razón y es que la derecha no salía a la calle porque estaba conforme con lo que había. Era la izquierda la que iba reivindicando y conquistando derechos y libertades.
“Pero en el libro y en la exposición también hay muchas fotos de gente de derechas. La manifestación de aquella época con mayor repercusión fue la de la Amnistía el 15 de junio de 1976. Luego, la de la Universidad para Las Palmas; después Contra el Convenio Pesquero; el No a la Guerra; el No al Petróleo.
“Y como movimientos, los de Guaguas y los de Portuarios. Cuando el golpe de estado el 23F mi gran preocupación fue qué hacer con el archivo, porque si triunfaba iban a sacar mucha información de mis fotografías. Lo escondí y así estuvo un tiempo hasta que lo recuperé otra vez
–En los extremos de tu secuencia vital fotográfica hemos pasado de preguntarnos qué futuro nos iba a deparar la Transición, a si con la pandemia tenemos futuro en el futuro.
–Evidentemente. Pero antes sabíamos quién era el enemigo, el problema ahora es que no sabemos contra qué luchamos; es un virus, sí, pero ¿cómo luchamos contra él?
–Deportistas, cantantes, sindicalistas, científicos o empresarios también han estado al alcance de tus preguntas o de tu cámara. ¿Con quién no te gustaría repetir?
«La de ‘Diario16’ fue la mejor etapa para mí profesionalmente, la prensa de Madrid no tenía intereses económicos o empresariales en Canarias que les pudiera presionar»
–Nunca tuve una mala experiencia con nadie. Tuve mis choques verbales con alguno que terminaban en el mismo momento que se producían.
“Recuerdo ir a ruedas de prensa y entre algunos compañeros (Herminia Fajardo, Antonio Betancor) a veces nos poníamos de acuerdo para hacer las preguntas combinadas. En aquel entonces tenía yo muy mala uva y al ministro de Transportes [con Adolfo Suárez] José Luis Álvarez le pregunté si conocía la gran dificultad que teníamos los canarios para viajar. Me dijo que sí. ¿Pero usted sabe lo que nos sale un billete? Y no supo responder.
“O un informe que publiqué en Diario16 sobre la corrupción en las clínicas privadas de Las Palmas, que me costó mucho trabajo y produjo un gran follón, al vincular los desvíos de pacientes a una clínica del Sur con que uno de sus accionistas era inspector de Sanidad.
“La de Diario16, entre 1976 y 1984, fue la mejor etapa para mí profesionalmente, porque era yo solo, los temas los elegía yo, tenía vía libre y me permitía hacer periodismo de investigación. Además, la prensa de Madrid no tenía intereses económicos o empresariales en Canarias que les pudieran presionar.
«A principios de los 80 publiqué que la foto de Franco todavía presidía algunos despachos oficiales. Capitanía dijo que eso era falso, pero al día siguiente de desmentirlo publiqué las fotos»

“Precisamente, a la presentación del libro vendrá un ex director de Diario16, Fernando Reinlein, que en mi época era redactor jefe o subdirector. Yo tenía mucha información militar por un par de oficiales que me daban información en Canarias, pero también desde Madrid gracias a él, que había sido teniente coronel y miembro de la Unión Militar Democrática y tenía sus contactos.
“Uno de los temas que publiqué a principios de los 80 fue que en la Capitanía todavía figuraba la foto de Franco presidiendo algunos despachos oficiales. Capitanía dijo que eso era falso, pero al día siguiente de desmentirlo publiqué las fotos, porque había estado en un acto dentro y me dediqué a hacer fotos.
“Otro tema que revelé fue la utilización de aviones franceses para bombardear con napalm los campos saharauis del Polisario. Curiosamente había habido una jura de bandera en esos días y estaban los aviones franceses en Gando, que fotografié. O el paso por Canarias de barcos con armamento hacia dictaduras sudamericanas, como el Almirante Stewart que venía con armamento para la dictadura argentina. En este caso, la primera información me la daban los portuarios y después me dedicaba a investigar.
«Una fotografía en blanco y negro da mucha fuerza a lo que quieres decir»
–Por cierto, ¿blanco y negro, o color?
–Me quedo con el blanco y negro. Una fotografía en blanco y negro da mucha fuerza a lo que quieres decir.
–El color tardó tiempo en implantarse en la prensa escrita.
–Bastante. Entre otras cosas, el gran problema eran los revelados. Tenías que ir a un laboratorio, era costoso, llevaba mucho tiempo.
–¿Cómo enviabas las fotos a Diario16 en Madrid? Si tenían que salir al día siguiente publicadas, sería difícil.
–Era un gran problema en aquellos años. Tenían que ser noticias que ocurrieran por la mañana o a primera hora de la tarde. Si ocurría por la mañana, a lo mejor me daba tiempo a revelar y yo elegía y enviaba los fotogramas, cortados del propio negativo.
“Pero si la foto era tarde o no había conexiones de vuelos, mandaba el carrete entero. Iba al aeropuerto y a los pasajeros en cola les decía “oiga, ¿usted va para Madrid?” y el que te decía que sí, “¿me puede llevar esto?” y si no te lo aceptaba uno, te lo aceptaba otro. Y en el aeropuerto de Madrid había un conserje del periódico con un letrero que decía “Diario16”; o, si no, iba al hotel en donde se iba a alojar el pasajero. Parte de los negativos que me faltan en el archivo es porque los envié enteros a Madrid.
–Terminamos, ¿un recuerdo dulce?
–Como trabajos de los que estoy más satisfecho: el Sahara y Ruanda. Pero hay muchos más. Y, sobre todo, estar en primera línea y convertirme en portavoz de aquellos que querían transmitir una reivindicación, un anhelo, y no tenían otra forma.