Cita con Canarias

Jacob Morales Mateos, arqueobotánico

“El descubrimiento de que los aborígenes usaban plantas como insecticida es un hallazgo excepcional”, dice este investigador durante la entrevista que protagoniza para la sección “Cita con Canarias”. [Versión íntegra de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº 22 (2ª época, julio-agosto 2014)].

Por YURI MILLARES
Fotos TATO GONÇALVES

Doctor en Historia por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), su tesis doctoral versó sobre el uso de las plantas por los aborígenes canarios. Todo un experto en las semillas que sustentaron la economía agraria de los primeros habitantes del archipiélago, su actividad investigadora no sólo ha viajado por el pasado a través de diversos yacimientos de las Islas, sino que lo ha llevado a la Universidad de Leicester, en Inglaterra, y, próximamente, a Marruecos, en otros proyectos de investigación para los que se ha requerido su presencia.

Los higos eran la golosina de los antiguos canarios, y prueba de ello es que los dientes cariados eran muy comunes entre ellos

■ OJO DE PEZ / También son nuestra golosina

Por TATO GONÇALVES

Nos trasladamos, virtualmente, hasta el Cenobio de Valerón, el impresionante granero de los aborígenes de Gran Canaria, y con las explicaciones de Jacob Morales entendimos el porqué de las semillas de higos entre los dientes de los aborígenes, cuyos restos ha estudiado en El Museo Canario. ¡Qué ricos higos! ●

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–Las crónicas de los conquistadores nos pintaron un archipiélago idílico, en donde todo crecía y florecía para suerte de sus habitantes, que vivían en una especie de paraíso. ¿Estiraban la mano y les caía la comida de algún árbol?

–Todo lo contrario, los canarios eran fundamentalmente agricultores que debían trabajar la tierra para obtener su principal alimento; pero también es verdad que las condiciones climáticas de las islas eran mucho más benignas que las existentes en la Europa continental. En cualquier caso, los conquistadores buscaban repoblar las islas con nuevos colonos y a veces no dudaban en hacer publicidad engañosa.

–Con todo lo amplio que es el catálogo de plantas endémicas de Canarias, casi ninguna es comestible. ¿Qué semillas y frutas comían entonces?

–La base de la dieta estaba constituida por cereales, legumbres e higos. Todas ellas son plantas cultivadas, que los primeros colonos trajeron consigo desde sus lugares de origen en el norte de África. Pero también consumían plantas endémicas del archipiélago, como los frutos de la palmera canaria o el mocán.

–Y si pasamos al capítulo de las carnes, ocurría algo parecido. Simplificando, aquí sólo había lagartos en tierra, aves en el cielo y focas en el agua… ¿Comían de todo eso?

«Además de cabras, ovejas y cerdos, los primeros canarios introdujeron perros, ratones e incluso insectos, como los gorgojos del trigo»

–Las carnes preferidas eran las de sus animales domésticos: cabras, ovejas y cerdos, pero la identificación de huesos de lagartos y aves en yacimientos arqueológicos de las islas indica que parte de la fauna nativa también tenía su hueco en el menú de los antiguos canarios.

–Aún así, ¡menos mal que se trajeron sus propios animales!

–Y no fueron pocos. Además de las mencionadas cabra, oveja y cerdo, los primeros canarios introdujeron perros, ratones e incluso insectos, como los gorgojos del trigo, un pequeño escarabajo que sólo vive en graneros humanos. Se sospecha que también introdujeron gatos, pero no hay certeza a este respecto.

–Y nos queda la pesca. Entre la abundancia de especies en nuestras aguas, ¿se sabe qué pescaban?

–Hay un estudio muy completo sobre la pesca entre los antiguos canarios, realizado por la Dra. Carmen Gloria Rodríguez Santana, que documenta el consumo de varias especies marinas, siendo las preferidas la vieja y las sardinas. No se han encontrado restos de túnidos u otros peces de aguas profundas, lo que indica que los canarios sólo pescaban [quote]»No se han encontrado restos de túnidos u otros peces de aguas profundas, lo que indica que los canarios sólo pescaban en la orilla»[/quote]en la orilla.

–Toda esta información que maneja es resultado de la investigación y análisis a partir de yacimientos arqueológicos. ¿Qué dato o descubrimiento le ha llamado más la atención?

–La verdad es que trabajo en distintos proyectos y cada uno tiene sus peculiaridades, así que no sabría quedarme con un solo descubrimiento. De mi investigación actual, y por su relación con Canarias, quizás resaltaría el descubrimiento del uso de plantas insecticidas por parte de los antiguos canarios para proteger sus cosechas del ataque de insectos y otras pestes. En concreto, hemos recuperado hojas de laurel en distintos graneros que han sido datadas entre los siglos X y XV de nuestra Era. Aún quedan personas en los campos de las islas que usan las hojas de laurel para eliminar gorgojos y otros insectos, por lo que es posible que se trate de una pervivencia prehispánica. Por otro lado, no existen evidencias arqueológicas de este uso de las plantas en otros lugares del planeta, por lo que estamos ante un hallazgo excepcional.

–Después de más de 2.000 años de tener las islas pobladas por unos habitantes que en cada época debían consumir lo que podían obtener para sobrevivir, ¿qué ha ido desapareciendo o extinguiéndose del archipiélago?

–Primero desaparecieron sus bosques, y con ellos el hábitat y sustento de muchas especies animales. Entre las especies desaparecidas cabría destacar un roedor endémico del tamaño de un conejo que habitaba en Gran Canaria y Tenerife; así como el lagarto gigante que habitaba en La Palma y Tenerife y que podía alcanzar hasta un metro y medio de longitud.

–Planteando la pregunta al revés, ¿hay algo en nuestra dieta que ya estaba en la mesa de los aborígenes (aparte del gofio)?

«Aún comemos productos locales ya usados por los aborígenes, y que seguimos considerando exquisiteces como lapas, ‘burgaos’ o chuchangas»

–Hoy en día nuestra dieta es muy variada y contiene ingredientes de todas las partes del mundo, pero a pesar del tiempo transcurrido, aún comemos productos locales ya usados por los aborígenes, y que seguimos considerando exquisiteces como lapas, burgaos o chuchangas.

–Por cierto, no me imagino a un canario de hace mil años comiendo en una mesa. ¿Cómo era su casa?

–Eran sencillas y humildes, sin mesas ni sillas. El suelo estaría probablemente cubierto con esteras de palma o junco, sobre las cuales se harían todas las actividades domésticas, como la preparación y consumo de la comida.

–Y volviendo a lo que consumían los primitivos habitantes, lo que sí tenemos hoy es un amplio conocimiento del uso medicinal de las plantas ¿O no tiene nada que ver lo que sabemos hoy de ese uso, de lo que sabían ellos?

–Es muy difícil decirlo. Apenas contamos con información sobre este tema. Pero tampoco sabemos mucho del uso medicinal de la flora canaria en la actualidad; nuestros abuelos también poseen un conocimiento a este respecto que ha sido totalmente devaluado y olvidado. En estos momentos trabajo en un proyecto que tiene como objetivo principal rescatar todo el conocimiento botánico que nuestros mayores poseen de la flora canaria. Curiosamente, hemos constatado la pervivencia de nombres prehispánicos en varias plantas, lo que indica la continuidad en el uso de ciertas especies.

«Hemos constatado la pervivencia de nombres prehispánicos en varias plantas, lo que indica la continuidad en el uso de ciertas especies»

–Sin embargo, nuestros yerberos son, en pleno siglo XXI, unos sabios de la tierra en vías de extinción, ¿no?

–Que yo sepa, ya no quedan yerberos en activo en la isla de Gran Canaria. El oficio como tal ya no existe; pero el verdadero problema es que el conocimiento y uso de las plantas medicinales canarias se está perdiendo y por tanto, no hay una demanda de estos productos, que han sido sustituidos por la medicina oficial.

–Y viviendo en un archipiélago de islas con paisajes vegetales y agrícolas tan variados, ¿la cultura de estos yerberos (o la de nuestros antecesores aborígenes) era muy distinta en cada isla o se parecía bastante?

–A pesar de que no existen evidencias de contactos entre las islas, el conocimiento tradicional era bastante afín en todas las islas y encontramos usos similares de una misma planta en todas las islas. Pero al mismo tiempo dentro de cada isla el conocimiento botánico es muy diverso y encontramos una misma planta que posee nombres diferentes según el lugar donde nos encontremos. Quizás el ejemplo más claro lo tenemos con la Nicotiana glauca, una planta que es conocida como galán, tabaco bobo, o calentón, entre otros nombres.

–Terminamos, un recuerdo dulce.

–El de las miles de semillas de higos que he recogido en los yacimientos canarios. Para mí está claro que los higos eran la golosina de los antiguos canarios, y prueba de ello es que los dientes cariados eran muy comunes entre ellos, muchos de los cuales aún conservan semillas de higo en su interior.

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