Jenny Hagenblad, genetista de la Universidad de Linköping
“Desvelar el genoma completo de la cebada canaria permitirá estudiar la historia de las Islas”

“La mayoría de las semillas arqueológicas en el mundo se preservan por carbonización, por eso las semillas no carbonizadas de los graneros de Gran Canaria son tan importantes: aún retienen parte de su ADN”, dice Jenny Hagenblad, genetista, durante la entrevista. [Versión extensa de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº 104 (2ª época, febrero 2022)].
Por YURI MILLARES
Profesora en la universidad de la ciudad sueca de Linköping, asociada a la Universidad de Estocolmo, acaba de realizar una visita de tres meses a Gran Canaria. Quería conocer de cerca los graneros aborígenes, de donde se han obtenido las muestras de cebada cuyo ADN está estudiando. Ya había desvelado el importante dato de que las semillas de cebada que se cultivan actualmente en esta isla proceden de la que tenían los indígenas canarios hace dos mil años (ver PELLAGOFIO nº 93, febrero 2020). Ahora amplía el estudio de éste y otros granos de Canarias en el marco del proyecto multidisciplinar IsoCAN del arqueólogo Jonathan Santana (ULPGC). Se trata de un proyecto financiado por el Consejo Europeo de Investigación, para conocer cuándo llegaron al archipiélago sus primeros pobladores y cómo fueron capaces subsistir de manera aislada durante más de mil años.
«Estudiar el ADN de la cebada de Canarias es útil para adaptar su agricultura a los cambios climáticos»JENNY HAGENBLAD
■ OJO DE PEZ / Una entrevista en dos citas Después de muchos meses de espera, sabiendo que la genetista Hagenblad tenía previsto venir a Gran Canaria para visitar los graneros aborígenes de donde procede las semillas de cebada cuyo ADN estudia, la cita pudo tener lugar, por fin, un día de diciembre en la Facultad de Geografía e Historia. La entrevista, sin embargo, aún tendría una segunda cita en enero, esta vez virtual vía correo electrónico. ¡Cuántas ganas de saber! ● |
–¿Cómo se produce su contacto con la arqueología canaria, que dio como resultado el estudio genético de granos de cebada de graneros aborígenes de Gran Canaria?
–En 2013 trabajé con un investigador portugués, Hugo Oliveira, que colaboraba con Jacob Morales [ULPGC]. Jacob tenía granos arqueológicos de cebada y quería analizar su ADN, pero Hugo no tenía tiempo ni los recursos para ayudarle, así que me preguntó si me interesaba analizar estos granos antiguos y, por supuesto, mi respuesta fue que sí.
–¿Le llamó la atención lo que encontró?
–Cuando empecé a trabajar con la cebada de Gran Canaria no sabía mucho de la historia de las islas Canarias y menos de la agricultura prehispánica. Pensaba que, probablemente, la historia de la cebada era similar a la de sus poblaciones humanas, que los conquistadores europeos trajeron su cebada y que la cebada que se cultiva hoy en día en Canarias es una mezcla. ¡Pero no es así! La mayoría de la cebada que se cultiva en la actualidad es la misma qué cultivaron antes de la llegada de los conquistadores.
–Aquel trabajo se publicó en 2017 en Journal of Archaeological Science. Ahora, a finales de 2021, ha estado en Gran Canaria casi tres meses. ¿Es una continuación de sus investigaciones sobre la cebada de los aborígenes canarios? ¿Estudia también otros granos?
«Queremos saber cómo afectó la colonización europea a los cultivos que ya estaban (cebada, trigo, lenteja)»

–He venido porque estoy trabajando con un proyecto para estudiar el origen de las poblaciones aborígenes canarias. Yo voy a estudiarlo a través de la genética de las plantas.
«Ya había hecho ese trabajo previo con la cebada, pero ahora quiero seguir avanzando en esa línea y he venido a conocer un poco más el contexto de los yacimientos, la cultura. Voy a comparar cebada del mismo lugar, Acusa, en Artenara (Gran Canaria), pero de momentos históricos diferentes: antes de la conquista europea, justo después de la conquista y en el periodo actual…
«También estamos usando métodos de análisis diferentes y con más resolución que, a su vez, generan más datos. Después realizaré los mismos estudios, pero esta vez con semillas arqueológicas de lentejas y me gustaría estudiar otras plantas, como el trigo.
«En el primer estudio sólo teníamos una pregunta: ¿De dónde venían los aborígenes? Ahora, como la cantidad de información es mucho más amplia hay distintas preguntas y queremos saber las diferencias y similitudes de la cebada en distintas épocas. ¿Cómo afectó la colonización europea a los cultivos que ya estaban (trigo, lentejas)? ¿Hay diversidad con la llegada de las nuevas semillas de distintas procedencias? La idea final es responder a la siguiente pregunta: ¿Los datos que obtuvimos en la cebada son representativos de todas las plantas cultivadas o hay una historia peculiar y única para cada cultivo?
–Esta ampliación del estudio, ¿qué información añadida va a aportar?
–Ahora estamos mirando todo el genoma completo, lo que aportará mucha más información. Lo primero, una mejora en los métodos de estudio para analizar los materiales arqueobotánicos, no sólo de Canarias, sino de forma general. Además, espero conocer más del período colonial posterior a la conquista.
«¿Cómo afectó la guerra de conquista y el genocidio del pueblo aborigen a su agricultura? Quizás podemos ver un retroceso en el cultivo de la cebada después de la conquista. También me gustaría investigar las consecuencias del cambio climático en épocas históricas sobre la estructura molecular y la composición del ADN de las plantas en general.
«La cebada indígena se adaptó mejor al clima de las islas Canarias porque ya crecía en un sitio similar en el norte de África»
–Tras la conquista de las islas Canarias llegaron de Europa nuevas plantas y animales. Si la cebada que hay ahora en Gran Canaria es la misma que tenían los aborígenes, ¿es porque la que trajeron los conquistadores no se adaptó? ¿Qué opina que ocurrió?
–Creo que hay muchas razones. La cebada indígena se adaptó mejor al clima de las islas Canarias porque ya crecía en un sitio similar en el norte de África. Y es muy posible que la cebada traída desde España creciera peor, por lo que los conquistadores no pusieron mucho interés en su cultivo y se centraron en plantas más productivas, como la caña de azúcar o la hierba pastel (una planta tintórea que en el siglo XVI se exportaba a Europa y tenía un alto valor).
«Además, la cebada era un cultivo destinado para gente pobre y para dar a los animales. Como en Suecia, el trigo era para la gente rica, para los europeos, para hacer el pan que se comía los días de fiesta, mientras que la cebada la cultivaba la población local por su identidad para su consumo de gofio, para el día a día, y tal vez por eso se ha mantenido.
«Después, en el siglo XX se produjo una mejora genética de las semillas enfocada a los grandes cultivos y la nueva cebada en Canarias no interesaba a nadie, siguieron cultivando la que tenían. Con suerte, después de los nuevos trabajos en la cebada y las lentejas sabremos más sobre todas estas cuestiones.
–Las únicas semillas arqueológicas de Canarias que no están carbonizadas son las de Gran Canaria: ¿han localizado en alguna isla más? ¿Qué semillas usaron para comparar el ADN entre distintas islas?
«El ADN es como un libro de historia: no es muy fácil de leer, pero hay mucha información»
–La mayoría de las semillas arqueológicas en todo el mundo se preservan por carbonización y no conservan ADN, por eso las semillas no carbonizadas de los graneros de Gran Canaria son muy importantes para las investigaciones genéticas, ya que aún retienen parte de su ADN original.
«Pero también se puede estudiar la historia de una planta usando muestras genéticas procedentes de semillas actuales.
«El ADN es como un libro de historia: no es muy fácil de leer, pero hay mucha información. Para comparar la cebada de las diferentes islas usé semillas de cebada depositadas en bancos de germoplasma (bancos de semillas). La cebada que está en estos bancos de genes es muy importante, no solo para estudiar la historia de las Islas, sino también para proteger un parte de su cultura y su patrimonio y, por supuesto, como un recurso adicional para adaptar la agricultura canaria a los cambios climáticos.
–¿Y qué diferencias está encontrando entre el cereal de distintas islas cuyo ADN ha podido estudiar?
–El resultado más claro es que la cebada en las islas del este (Fuerteventura y Lanzarote) es distinta de la cebada en las islas occidentales. También podemos ver diferencias entre Gran Canaria y Tenerife. La cebada de las otras islas no es distinta. Es probable que durante la etapa histórica se haya exportado cebada de Gran Canaria y Tenerife a, por ejemplo, La Palma.
«Los datos que se obtienen mediante el ADN en nuestra investigación indican que el contacto entre islas cesó algunos siglos antes de la llegada de los europeos»
–En el estudio de 2017 ya se avanzaba que, durante algún tiempo, al inicio del poblamiento del archipiélago, los aborígenes mantuvieron el contacto entre diferentes islas. ¿Hasta cuándo cree que hubo ese contacto?
–Las diferencias genéticas entre la cebada de las Islas indican que la gente no ha intercambiado granos entre ellas por muchos siglos.
«Los datos que se obtienen mediante el ADN en nuestra investigación indican que el contacto cesó algunos siglos antes de la llegada de los europeos. Hasta hace unos mil años había contacto entre esas semillas y después ese contacto se perdió y no se mezclaron las cebadas de Gran Canaria y Tenerife, se fueron haciendo diferentes.
–¿Conoce algún otro caso en el mundo de población insular aislada tanto tiempo?
–No, pero no es mi tema de investigación y es mucho lo que desconozco…
–¿Qué necesita para trabajar el ADN de las semillas? Un microscopio…
–Microscopio no. Lo más importante es un buen laboratorio de genética equipado para extraer el ADN de las semillas. Debe ser muy limpio, sin contaminación de ADN moderno, que puede ser un gran problema. Después de extraer el ADN lo enviamos a una empresa especializada en análisis moleculares. Yo primero analizo los datos con ordenadores de gran potencia para detectar las marcas evolutivas y luego lo interpreto a la luz de lo que sabemos de la historia de las islas. El primer estudio de la cebada se envió a Reino Unido, ahora lo está analizando un laboratorio de Suecia.
«Me encanta realizar el primer análisis en el laboratorio, cuando aún no se saben las respuestas: es la mejor parte de ser investigadora»
–¿Suele visitar los yacimientos arqueológicos, como ahora, o está más dedicada al estudio en el laboratorio?
–Me gusta mucho la idea de visitar un yacimiento arqueológico y participar en una excavación. Hasta ahora nunca lo he hecho, estoy más dedicada al ordenador. Me encanta realizar el primer análisis, cuando aún no se saben las respuestas: es la mejor parte de ser investigadora.
–¿Sólo estudia el ADN de plantas?
–Antes que nada, soy genetista y no me importa si se trata de una planta o un animal. Dentro está lo interesante, en el ADN. Las plantas son muy fáciles de analizar y también me interesa la interacción del ser humano, las plantas y el medio ambiente. Pero, por ejemplo, hace quince años trabajé en un proyecto sobre la genética de los lobos.
–Por curiosidad, ¿por qué investigó la genética de lobos?
«Visitar las cuevas con los graneros donde la gente ha almacenado y cultivado la misma cebada durante miles de años, y saber que ayudo a desvelarlo, fue emotivo para mí»
–Los lobos se extinguieron en Suecia durante los años 60, pero una década después se documentó de nuevo su presencia en el centro del país. Durante muchos años sólo se supo de la existencia de tres líneas ancestrales para todos los lobos en Suecia y yo analicé las consecuencias que tuvo la consanguinidad.
–Terminamos: un recuerdo dulce.
–Elegir un solo recuerdo es muy difícil. Cuando los suecos piensan en Gran Canaria se imaginan en la playa, pero yo he visto muchas más cosas y para mí es el resto de la isla la parte más interesante. Creo que mi recuerdo favorito es cuándo visité el yacimiento arqueológico de Acusa Seca y vi las cuevas con los graneros. Ver este lugar, donde la gente ha almacenado y cultivado la misma cebada durante miles de años, y saber que ayudo a desvelarlo, fue emotivo para mí.