Cita con Canarias

José Juan Bonny, presidente de los exportadores hortofrutícolas de Las Palmas

“El ‘Brexit’ ya está afectando al tomate canario con la devaluación de la libra esterlina”, dice el presidente Federación Provincial de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas de Las Palmas (Fedex) en esta entrevista de la sección “Cita con Canarias”, en la que habla de la situación del sector del tomate de exportación en el archipiélago. [Versión íntegra de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº 47 (2ª época, noviembre 2016)].

Por YURI MILLARES

Además de presidir la empresa familiar Bonny dedicada al cultivo y exportación de tomates, este empresario lleva la presidencia de Fedex, un grupo de empresas y cooperativas que ha visto reducir sustancialmente su número en los últimos años. Pero la gran crisis que atraviesa el tomate de exportación en Canarias no ha hecho mella en la decisión del sector de resistir y buscarse merecido un hueco en el futuro de la economía de estas islas: 130 años de historia les avalan.

“El tratamiento que recibimos del Gobierno central por las compensaciones al transporte es un agravio que nos aleja cada vez más de la Península»

■ OJO DE PEZ / Sol y una pizca de sal

Por TATO GONÇALVES
Quedamos en la sede de Bonny para la entrevista y sesión de fotos. Ver las fotografías que colgaban en sus paredes de tomates que partieron para Reino Unido y otros países europeos, fue como iniciar un viaje en el tiempo y visitar, de paso, las fincas de Maspalomas y de Los Giles con las cucañas. A esta última finca le tengo especial cariño, recibiendo la influencia del alisio y con unas espectaculares vistas sobre la playa de las Canteras… no les hacía falta sino añadirles una pizca de sal ●

jose-juan-bonny-4716-2–130 años de tomates canarios son muchos años. El paisaje, la economía y la sociedad de este archipiélago tienen su huella. ¿Somos conscientes de ello los canarios?

–Creo que sí somos conscientes y de los 130 años transcurridos, aunque el paisaje ha cambiado del aire libre al invernadero y han desaparecido las tradicionales cucañas. Incluso en el muelle también se nota ese cambio, desde las obras que iniciaron los ingleses hasta la terminal frutera actual.

«El virus de la cuchara llega como inicio de la tragedia del tomate»

–Si el XX fue el siglo de oro del tomate canario, en cuanto llegó el siglo XXI se desató una especie de “tormenta perfecta” en la que todo parece que se confabula contra él. ¿Qué es lo que ha pasado?

–En este período llega el virus de la cuchara como inicio de la tragedia del tomate. Hasta entonces teníamos unas variedades de fruto adaptadas perfectamente a nuestras necesidades, que no eran resistente a este virus. Como se tardó unos dos años en crear una variedad tolerante al virus de la cuchara, hubo agricultores que no pudieron hacer frente a los gastos de la lucha contra la mosca blanca (vector del virus), porque eran tratamientos muy caros, además de cambios en las estructuras con nuevas mallas.

«El Tribunal Supremo nos da la razón condenando al Estado a devolvernos la compensación del transporte de 2002…»

–Las desgracias nunca vienen solas. Encima va la Delegación del Gobierno y les denuncia por un supuesto fraude de la compensación al transporte del año 2002. ¿Cuáles han sido las consecuencias?

–Así fue. En el año 2006, tras una inspección a petición de la Delegación del Gobierno de la compensación al transporte del año 2002, el Ministerio de Hacienda da lugar a una interpretación de la gestión en la que nos sitúa como defraudadores y, por tanto, tenemos que devolver el importe más los intereses.

«…pero muchas empresas, que dependían de esta compensación, ya han quebrado»

«Nuestra disconformidad con la sanción se traduce en el inicio de un contencioso administrativo que termina en el Tribunal Supremo. Este hecho supuso un añadido a esa “tormenta perfecta”. Durante el proceso nos reclaman el pago de unos intereses que, finalmente tras pleitear, habiendo pagado, nos devuelven. Esta cantidad asciende a unos dos millones de euros. La sentencia del Tribunal Supremo, que pone fin al proceso, nos da la razón condenando al Estado a devolvernos el montante inicial junto a los intereses de demora generados por el proceso. Todo esto transcurre en un periodo de seis años, durante los cuales muchas empresas, que dependían de esta compensación, quiebran porque no poder sostenerse. Cada empresa que cierra se traduce en una pérdida de empleos considerable, que además son difíciles de reubicar.

jose-juan-bonny-4716-3–Por cierto, la compensación al transporte, ¿cómo ha quedado tras la sentencia que les da la razón: se cumple?

–La percepción que tenemos del tratamiento que recibimos por parte del Gobierno central es la siguiente: de tener una compensación de 0,11 euros/kilo a la actual de 0,08 euros/kilo entendemos que es un agravio que, en lugar de acercarnos a la Península, nos aleja cada vez más. Hemos pedido reiteradamente el informe que justifica esta rebaja, y todavía no hemos recibido respuesta. Seguimos sin entender el motivo de esta disminución y, por tanto, reivindicando la igualdad de condiciones frente a todos los productores del país. En este sentido, la figura de la compensación al transporte está diseñada por el legislador con este objetivo. Sin embargo, esto no lo hemos conseguido todavía. Esta es nuestra reivindicación continua y permanente.

“El transporte ha sido, es y seguirá siendo nuestro talón de Aquiles. Aunque ahora se sigue transportando en barco, la flota frigorífica de transporte marítimo está desapareciendo, por lo que la capacidad de negociación de los precios es menor. Nuestras exigencias no pueden seguir siendo iguales porque no hay tantos barcos como antes entre los que puedas escoger. Esto se traduce en unos costes que no se pueden reducir y unos trayectos que no se pueden mejorar. Eso no quita que la terminal de este muelle sea puntera cuando se construyó y que cuenta con las instalaciones que precisaban en su momento.

–Hubo una época en la que enviaron los tomates en aviones.

«El comienzo de las prospecciones petrolíferas en Nigeria a finales de los 80 permitieron transportar el tomate a Europa en avión»

–Sí, sobre finales de los 80 fueron unos años en los que se podía transportar el tomate en avión sin ser demasiado caro; vamos, que compensaba. Se podía hacer por dos razones: la existencia de los famosos vuelos chárter y el comienzo de las prospecciones petrolíferas en Nigeria, que precisaban de aviones que hacían escala en Canarias. Nosotros teníamos un cliente británico, otro sueco y otro holandés, que querían la fruta por avión y aprovechábamos esos aviones que regresaban vacíos. También las circunstancias económicas eran más favorables y pagaban cuando la fruta llegaba en avión. La cambiante coyuntura internacional, el empuje de nuevos competidores y el aumento de costes hizo que el interés del transporte por avión fuera disminuyendo.

–Y cada zafra se ponen en marcha con la incógnita de qué sucederá en la nueva campaña. ¿Son inasequibles al desaliento?

«Cada nueva zafra significa una inversión muy sustancial seis meses antes de que empieces a recibir beneficios, con la incertidumbre de qué sucederá»

–Es lo que nos ha definido hasta ahora. Cada nueva zafra significa una inversión muy sustancial, de aproximadamente seis meses hasta que empiezas a recibir beneficios, con la incertidumbre de qué sucederá. Mientras para otros pudiera generar desaliento, para nosotros es una obligación. Los tomateros continuamos la actividad, a pesar de la subida general de los precios y tasas (la cesta de la compra también). Cuando vamos a vender a las grandes superficies nos resulta muy difícil colocar la mercancía con los precios que éstos nos ofrecen y obtener beneficios, dado que el precio del tomate no ha subido significativamente.

–Incluso el Gobierno canario se implicó con el sector en un Plan Estratégico que se aprobó en 2008. ¿Qué recorrido tuvo?

«El Plan Estratégico sólo se cumplió durante los dos primeros años y buena parte de los productores tuvieron que abandonar»

–El Plan Estratégico que se aprobó para paliar los efectos que estaba provocando la deriva del sector, se cumplió durante los dos primeros años. A partir del tercer año, con la crisis se dejó de abonar el presupuesto adjudicado a este plan. Con lo abonado en los dos primeros años se llevaron a cabo inversiones en invernaderos que permitieron la modernización. Con estas inversiones pensamos que el sector iba a resurgir, pero al fallar los siguientes años del Plan, las inversiones fueron asumidas por los productores sin recibir subvención alguna. Esta situación supuso un gran endeudamiento que obligó a buena parte de los productores que quedaban a abandonar.

–Pese a tantas adversidades y aun dejando en el camino a muchos productores que han ido desapareciendo, el sector ha logrado resistir. ¿En qué situación están?

–Los productores en este momento estamos resistiendo. Sin querer ser pesimista, el sector sigue resistiendo a pesar de los factores que han podido desestabilizarlo. Quedamos unas 18 empresas que producimos unas 81.000 toneladas (tomates y pepinos) en unas 700 hectáreas, aproximadamente.

–Están trabajando con el Gobierno de Canarias en un nuevo Plan Estratégico e incluso han solicitado una IGP [Indicación Geográfica Protegida]. ¿Qué esperan lograr?

«Seguimos reivindicando el estudio de impacto económico del acuerdo comercial UE-Marruecos sobre las producciones comunitarias»

–Con el nuevo Plan Estratégico pretendemos retomarlo donde el anterior dejó de realizarse, añadiendo nuevos elementos que la coyuntura internacional ha ido produciendo en los últimos años. En esta ocasión será vital la dotación de una ficha financiera que no quede al albur de la situación económica. Además, seguimos reivindicando el estudio de impacto económico del acuerdo comercial UE-Marruecos sobre las producciones comunitarias, para compensar la pérdida de las mismas y que no se llevó a cabo en su momento.

“En cuanto a la IGP, ha sido una iniciativa que viene trabajando el sector a raíz del fraude que comenten algunos productores de otras zonas para vender su tomate como canario, cuando no lo es. Nuestro tomate goza de un prestigio excepcional en los mercados europeos y británicos, donde se acuñó la marca “Tomate canario” para diferenciarlo del resto. El tamaño, la calidad y el sabor son las características más destacadas por los consumidores europeos. Y eso se debe, fundamentalmente, a nuestro clima y a nuestro saber hacer de más de 130 años de historia.

–Comienza una nueva campaña y ya hay otra preocupación que añadir a la larga lista: ¿qué va a suponer el Brexit, en qué va a afectar?

«Con las grandes superficies se intenta negociar en euros con el fin de mitigar el impacto del ‘Brexit»

–El Brexit ya está afectando al tomate canario en los primeros envíos de esta campaña, que están padeciendo los efectos derivados de la devaluación de la libra esterlina. Actualmente la devaluación es de un 20%, lo que supone una merma de los ingresos por la venta. El 55% de las producciones canarias se destinan a Reino Unido, nuestro principal mercado. Con las grandes superficies se intenta negociar en euros con el fin de mitigar el impacto, pero en general los efectos ya se están notando y continuarán apreciándose de manera notable a medida que se desarrolle el proceso. Una de las medidas que se han tomado es tener un rango de variación de precios del 5%, de manera que si el cambio de la libra supera este rango, se revisan los precios. Por otro lado, está en duda el cobro de las ayudas por compensación al transporte si la mercancía va a Reino Unido y este país no está en la Unión Europea; considerado entonces un país tercero. Tampoco sabemos si surgirán nuevos aranceles, una vez que el país esté fuera de la Unión. Aún con el Brexit, Reino Unido no quiere que la devaluación encarezca la cesta de la compra.

–¿Cuáles son las razones de Fedex y Aceto para que el tomate no desaparezca del capítulo de las exportaciones canarias?

«En nuestro mejor momento llegamos a crear 30.000 puestos de trabajo; en la actualidad estamos en torno a los 8.500»

–La primera razón de peso es la histórica. Llevamos 130 años desarrollando la actividad en las Islas con éxito, tanto empresas familiares como cooperativas, creando una logística en destino envidiable y dejando nuestra huella en la historia reciente de estos países. Así, por ejemplo, en Londres sigue existiendo el barrio Canary Wharf, en honor a la producción tomatera canaria, que tenía su muelle donde se realizaba la actividad. En Southampton pasa lo mismo: la terminal de descarga del tomate tiene nombre propio (Canary Islands Fruit Terminal) y está situada al lado de la terminal de pasajeros, por lo que todo el que embarca y desembarca puede verlo perfectamente, haciendo de Canarias un nombre presente en la vida diaria de todos esos pasajeros.

“La segunda razón de peso es el empleo que generamos. En nuestro mejor momento llegamos a crear 30.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos. En la actualidad estamos en torno a los 8.500 en el archipiélago. Esto supone una garantía a las personas que llevan toda su vida viviendo en el campo y de él, sabiendo que puede optar a un puesto de trabajo digno. En el caso de los empaquetados, éstos son imprescindibles. El papel de la mujer ha sido y es primordial en el desarrollo de la actividad. Hoy en día, el 80% del empleo ocupa a mujeres mayores de 45 años.

«El tomate canario cumple con las más exigentes auditorías y certificaciones que garantizan el acceso al mercado más exigente del planeta»

“Otra razón que esgrimir es la demanda que se hace desde el mercado exterior del producto canario. Empresas británicas como Sainsbury, Morrison y Tesco, son algunas de las que siguen ofreciendo el tomate canario. Empresas que nos siguen visitando; nos inspeccionan y que están satisfechas con nuestro producto porque cumplimos con todas las garantías laborales, sociales y de condiciones de producción. El tomate canario cumple con las más exigentes auditorías y certificaciones que garantizan el acceso al mercado más exigente del planeta. Estas certificaciones, además de la garantía, acreditan la profesionalidad, el control y el saber hacer de los agricultores como productores responsables.

–Después de tanto batallar día a día durante estos últimos años para poner en la mesa de los europeos el tomate canario, ¿se le han quitado las ganas de tenerlo en su propia mesa por no llevar trabajo a casa?

–El tomate lo consumo en casa normalmente, más en verano que en invierno. Sí es verdad que procuro desconectar del trabajo cuando llego a casa, pero las nuevas tecnologías me lo ponen difícil.

–Terminamos, un recuerdo dulce.

–Me resulta difícil decantarme por uno. Pero, con todos los años de trabajo, la celebración del 75º aniversario de nuestra empresa, Bonny, fue emotivo por el recuerdo de mis padres, tanto mío como de los empleados. Se hizo un collage con muchas fotografías de recuerdos en las que aparecían ellos. Fue muy emotivo porque pudieron estar presentes todas aquellas personas que teníamos en mente y que queríamos que nos acompañasen.

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