Cita con Canarias

José M. Espinel Cejas, divulgador de los juegos de inteligencia de los guanches

“Los estudiosos siguen ignorando los conocimientos matemáticos de los guanches”, dice en esta entrevista de la sección “Cita con Canarias”. Tiene identificados unos 60 juegos de inteligencia tradicionales del archipiélago y gracias a él varios miles de estudiantes ya conocen algunos. [Versión íntegra de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº 33 (2ª época, julio/agosto 2015)].

Por YURI MILLARES

Profesor de Primaria que se pagó los estudios aprendiendo y ejerciendo diversos oficios artesanos (desde constructor de tambores a tejalero), este herreño lleva más de 25 años entregado con pasión a investigar y divulgar una joya viva de la arqueología y la etnografía en Canarias: los juegos tradicionales de inteligencia, desaparecidos hace siglos de otros lugares del mundo, pero que aún se practican aquí para asombro de investigadores de otros países y entre la indiferencia y la ignorancia de las autoridades educativas del archipiélago.

«Es falso que los guanches vivían en la Prehistoria, tenían avanzados conocimientos aritmogeométricos»

■ OJO DE PEZ / Una dama de 80 fichas

Jose Espinel, hombre que sabe mucho de juegos de inteligencia tradicionales de Canarias, nos muestra una de las variantes de la dama de 80 fichas en la que pueden participar hasta ocho jugadores (juega con su hija Gara utilizando 40 bezcos y 40 burgaos). Esta dama que todavía se conoce en Mauritania, Sahara y Marruecos, la jugaban niños de Gran Canaria que son ancianos y a nivel arqueológico aparece en yacimientos al aire libre de Fuerteventura ●

juegos-canarios-de-inteligencia-3315-4–Que los juegos de inteligencia de los primeros habitantes de Canarias hayan sobrevivido hasta hoy es realmente sorprendente. ¿Gozan de buena salud o acabarán desapareciendo engullidos por la televisión?

–Desgraciadamente, están en plena decadencia, agonizan. Por un lado, porque la mayoría se practicaron ininterrumpidamente hasta la irrupción de otros juegos, sobre todo a principios del pasado siglo XX. Así por ejemplo, don Diego Marrero natural del Valle Jiménez nos relataba cómo en su juventud (años 1930-40) comienzan a generalizarse los juegos de cartas e irrumpe con brío esa modalidad tan canaria como es el envite… Y me contaba cómo los viejos se enfadaban mucho, porque no entendían esa nueva afición a las cartas de los jóvenes de su tiempo, sobre todo cuando comenzaron a enviciarse a ese juego de azar con barajas y dejaban de lado la tradición de jugar al ancestral “gato”, modalidad de juego tradicional de inteligencia. Además, tras las guerras civil y mundial, se produce la emigración masiva, llegan la luz y la televisión, y hasta el “agua de abasto”, lo que en el Valle Jiménez supuso un toque de gracia a esta ancestral tradición, puesto que donde se practicaba diariamente era en las largas horas de espera en el turno de agua de la fuente en el fondo del barranco.

“También la televisión, los juegos impuestos desde el sistema educativo, la incorporación a la Enseñanza de oleadas de profesores foráneos o personal desarraigado o aculturado…, ha sido un cúmulo de cosas. Claro que siempre hubo resistencia, consciente o no, como sucedió con los niños que, allá por la década de los 60-70, le apañaban alguna tiza a la maestra para, en horas de recreo o de patio, dibujar el damero en el piso y, con un puñado de besquitos [pequeños callaos], támaras [el fruto de la palmera canaria], etc., jugar al “perro y las cabras”, cosa que ocurría en el Colegio de Las Galletas, sur de Tenerife.

«El agua de abasto supuso en el Valle Jiménez un toque de gracia a esta ancestral tradición, puesto que donde se practicaba diariamente era en las largas horas de espera en el turno de agua de la fuente»

“Luego estaban los pastores que, en sus ratos de ocio mientras las cabras u ovejas pastaban, se entretenían jugando al trique, al chiquichasque, a la chascona, al sedrés, a la dama, al druque… Es el caso de cientos de pastores majoreros, como don Sebastián Miranda Calero (Chano) de La Rosa de Tinojay, apenas a unos kilómetros del viejo Puerto Cabras, en Fuerteventura. O los pescadores y muchachos del viejo Puerto de la Cruz, en Tenerife. O los campesinos cuando rozaban el verde para sus animales en el barranco de la Madera, en Santa Cruz de La Palma, y hacían un receso en sus quehaceres para jugar al chiquichasque, un juego que ya aparece en las pirámides de Egipto hace 5.000 años y cuyo damero aparece grabado en la Piedra del Jedrés, un yacimiento arqueológico de grabados rupestres en pleno poblado benahorense.

–Son juegos de estrategia, ¿hasta qué punto tenían los aborígenes conocimientos matemáticos avanzados en una sociedad que hemos calificado de primitiva?

Jugando a la dama de 264 fichas con bezques y burgados. | FOTO YURI MILLARES
Jugando a la dama de 80 fichas con bezques y burgados.| FOTO YURI MILLARES
–Vamos a ver, todavía hay gente que, por ignorancia, cree que los antiguos isleños estaban en la Prehistoria. Fíjate que cuando ellos poblaron las islas por primera vez, hace un mínimo dos milenios (aunque probablemente fueron más), no sólo no estaban ya en la Prehistoria como algunos nos han querido hacer ver, sino que, en el norte de África y al margen de que hubiesen otras oleadas de diferente origen, estarían ya en plena Historia Antigua. También tenemos la ingente cantidad de registros aritmogeométricos legados por nuestros antepasados, incluso en sus vasos cerámicos, evidencia que aún hay quien se empeña en negar. Voy a poner un ejemplo: un vaso cerámico encontrado en 1874 por Ramón Castañeyra en un yacimiento arqueológico de Fuerteventura y dado a conocer por Sabino Berthelot en su obra Antigüedades canarias (página 146, si no recuerdo mal). Lo curioso de esa vasija es que presenta una decoración con doce grupos equidistantes de rayas verticales, empezando por 5 rayas, luego, 6, 7, 8, y así hasta 16 a lo largo de todo su perímetro, partiendo de cinco círculos concéntricos alrededor de su boca. Si esto no son cifras… que baje dios y lo vea, y mira que soy ateo. Además es una progresión aritmética y, para más inri, son cálculos muy avanzados para realizar una sincronización exacta entre doce años lunares de 354,3 días con el valor real de 12 años solares. Lo que pasa es que la mayoría de los estudiosos siguen mirando para otra parte. También hay, de momento, dos vasos cerámicos aborígenes, uno benahorense y otro de los antiguos majoreros, con sendos calendarios de 365 rayas formando un motivo solar en cuatro grupos decorativos cada uno, a modo de estaciones o períodos. ¿Qué curioso, no?

–En qué consisten, básicamente, estos juegos: necesitamos un tablero, una estrategia a desarrollar y… ¿cuántas fichas?

Portada del programa editado por la Fundación Mapfre Guanarteme para un exposición realizada en su sede de Atucas (Gran Canaria).
Portada del programa editado por la Fundación Mapfre Guanarteme para la exposición de los juegos de inteligencia tradicionales de Canarias realizada en su sede de Arucas (Gran Canaria).

–Se trata de juegos de inteligencia, desarrollados en estructuras geométricas a modo de tableros de juegos, que lo mismo se grababan en piedras que se rayaban en la propia tierra o la arena. Son juegos de varios tipos, como la dama (en diversas variantes canarias, que casi nada tienen que ver con “las damas” que se practican en el damero de ajedrez, con sus característicos escaques blancos y negros). Algo parecido sucede con nuestras modalidades de juegos de persecución, enfrentamiento o alineamiento, en los que el análisis combinatorio, la resolución de problemas matemáticos, son la clave de la victoria o la resolución de un problema a modo de un verdadero rompecabezas, tal y como lo denominaban la mayoría de los viejos y tal y como aparece a nivel conceptual en los diccionarios. Hemos encontrado desde dameros que se juegan con tres fichas ¡hasta uno con 264 fichas, en un pajero de Icod El Alto! En fin, que te puedo plantear alguno que lo mismo no lo sacas en meses o, incluso, en años.

–¿Éramos conscientes de estar jugando a algo heredado de nuestros ancestros más lejanos, o ha sido un descubrimiento casual más reciente?

–Bueno, soy consciente de que la mayoría de los investigadores estaban prácticamente al margen de esta realidad, salvo honrosas excepciones, como es el caso de nuestros buenos amigos Francisco García-Talavera Casañas y Manuel J. Lorenzo Perera, que desde un principio no dudaron en plantear también una hipótesis de pervivencia. Luego se sumaron valientemente otros arqueólogos como Jorge Pais o Vicente Valencia Afonso con nuevos argumentos y pruebas documentales. Tampoco desde fuera nos faltó el apoyo entusiasta, como el ofrecido por el insigne hispanista y sabio norteamericano Samuel G. Armistead.

«Hemos encontrado desde dameros que se juegan con tres fichas ¡hasta uno con 264! En fin, que te puedo plantear alguno que lo mismo no lo sacas en meses o, incluso, en años»

“Y sin embargo, la mayoría de los informantes, muchos de ellos de 70, 80, 90 y hasta 104 ó 106 años nos hablaban de una tradición que se remontaba a los guanches y lo decían así, sin más, incluso sin necesidad de preguntar al respecto. No en balde, la tradición en África continental sigue aún viva, aunque tememos que cada vez por menos tiempo. Luego estaban no sólo las pruebas arqueológicas, sino las etnográficas, lingüísticas, documentales, etc.

–Y a partir de ahí, ¿cuántos se han ido encontrando?

–A nivel etnográfico, hemos encontrado más de 60 juegos tradicionales de inteligencia diferentes, básicamente de cuatro modalidades distintas: de alineamiento, confrontación, persecución y resolución, aunque aún estoy dirimiendo la posibilidad de un quinto grupo extraño del que no voy a entrar aquí en detalle, puesto que se trata de uno inédito y espectacular.

–¿Ocurre como con las uvas o las papas, que en cada isla llaman con distintos nombres a las mismas variedades?

–No sólo entre cada isla existían esas diferencias, también incluso dentro de una misma isla, con un mismo esquema geométrico o una misma modalidad, recibían muy distintas denominaciones, sin contar luego las variantes o las reglas diferenciadas, lo que pasé posteriormente a denominar “biodiversidad cultural”, pues esa riqueza tan espectacular y exclusiva en el mundo nos hacía únicos. Por ponerte un ejemplo: hasta donde yo sé, un simple “tres en raya” puede recibir una quincena o más denominaciones diferentes, unas genuinamente guanches y otras no, lo cual plantea muchas cuestiones interesantes.

«El ‘sedrés’ es un juego que nada tiene que ver con el del ajedrez internacional. ‘Dres’ es término bereber que indica la acción de hacer filas o hileras (con piedritas u otra cosa)»

–Además de conservar los juegos y su variedad de tableros, ¿conservamos también las palabras aborígenes por las que los conocían los primeros canarios?

–Sí, muchísimas denominaciones parecen ser precoloniales y no posteriores, pues si hubieran sido moriscos, por ejemplo, como indica algún crítico de pasillo, tendríamos términos semitas que no aparecen por ninguna parte. Así, por ejemplo, tenemos voces como druque, trique o chiquichasque, todas terminadas en la partícula ‘que’, partícula que significa ‘piedra’ en bereber (recuérdese que tenique es término pancanario usado para designar a las piedras) u otras como dama, sedrés, chascona, etc., que a poco que se analicen no se explican por el español sino por las variantes dialectales de la lengua bereber. Así por ejemplo dama, un grupo de juegos en Canarias y en África, significa ‘capturar’ o ‘coger’ en algunos dialectos tuareg actuales. Y puesto que en Canarias jamás se empleó tradicionalmente el término hispano “las damas” para éstos juegos, y mucho menos su praxis en tablero del ajedrez, dudamos que llegaran tras la conquista cuando es tradición ancestral y milenaria.

«Algo parecido ocurre con sedrés, juego que nada tiene que ver con el juego del ajedrez internacional. La palabra ajedrez hemos de señalar que algunos arabistas creen que procede de la palabra shitrany, la auténtica denominación árabe que llega a España inicialmente con los moros. Sin embargo, dres es término bereber que indica la acción de hacer filas o hileras (con piedritas u otra cosa). Lo que ocurre es que en España, en los 800 años que estuvieron los moros, los bereberes se fueron imponiendo numéricamente y dejaron su impronta en el árabe oficial de Al-Ándalus y, por supuesto, a un español impregnado de arabismos y berberismos no reconocidos, o aún sin identificar por los arabistas. Nada que ver, por tanto, con los términos canarios, pues hubieran tenido semitismos o denominaciones de variantes hispanas tardías, lo cual no ocurre. Tampoco hemos identificado variantes africanas actuales, con numerosos términos árabes o arabizados que hemos recogido en nuestros viajes a Mauritania o Marruecos. Si hubieran venido con los moriscos, tendrían términos o indicios de algún semitismo, lo cual no ha sucedido. Es más, lo que hemos encontrado es más arcaico y arcaizante, como latinismos berberizados, caso de trique: tri es numeral latino ‘tres’ y que es ‘piedra’ en bereber.

«También hemos encontrado latinismos berberizados, caso del juego ‘trique’: ‘tri’ es numeral latino tres y ‘que’ es ‘piedra’ en bereber»

–¿Entonces, tuaregs y bereberes del norte de África conocían esos mismos juegos?

–Curiosamente, en Canarias aparecen muchísimos a nivel arqueológico, pero, sobre todo, perviven a nivel etnográfico muchos más juegos que los que tenemos referenciados en el norte de África, tanto por la bibliografía consultada como en nuestros viajes de estudio. Eso también lo hemos constatado no sólo entre tuaregs, sino entre el resto de pueblos bereberes e incluso entre aquellos que tienen mayor mestizaje, debido a la influencia de los últimos invasores, las tribus Beni-Hassan de origen árabe, tal y como ocurre con los Bidani (moros y saharauis). Aun así, salvo el término dama, que es término antiguo bereber y significaba ‘capturar’ y que se sigue empleando comúnmente para denominar al juego en toda la Tamazgha (Berbería), los pueblos de la región hoy en día emplean mayoritariamente términos árabes o arabizados para denominar a la mayoría del resto de los juegos tradicionales de inteligencia, tal es el caso del juego mauritano denominado nedjma (‘estrella’ en hassanía), cuando aquí aún conservamos incluso un término protobereber, o como ocurre también con el chiquichasque nuestro, que recibe diversas denominaciones árabes desde Mauritania a Egipto, incluso en Kabilia, región bereber por excelencia donde recibe el nombre de tlatli (‘tres’ en árabe).

Lleva muchos años divulgando la existencia de estos juegos de inteligencia. Tras publicar en colaboración con Francisco García-Talavera el libro Juegos guanches inéditos. Inscripciones geométricas en Canarias (con tres ediciones en español en 1989, 1990 y 2009 y otra en francés: Jeux, abaques et calculatrices astronomiques des îles Canaries depuis l`antiquité, Editorial L`Harmattan, París) no ha dejado de organizar exposiciones, ofrecer conferencias. ¿Es una investigación cerrada o todavía hay juegos por descubrir?

–Ni mucho menos está cerrada. Continuamente estamos encontrando nuevos informantes de avanzada edad: jugadores como el viejito de 106 años que localizamos en La Palma hace apenas un mes y cuyos siete hijos siguen jugando; o como los recientemente descubiertos in extremis en Fuerteventura, gracias a quienes localizamos grabados históricos y tras rescatarlos, reproducirlos, describirlos y, a punto ya de editarlos, sucedieron dos cosas: que encontramos la referencia por los trabajos de arqueólogos alemanes, confirmando nuestras sospechas de que eran ancestrales, y que, desgraciadamente, apenas un par de años después, han ido falleciendo todos esos informantes. Sin ir más lejos, hace unos días (el 18 de junio) dimos una conferencia y taller práctico en el Centro Cultural La Alhóndiga de San Juan de la Rambla y una de las asistentes, una señora mayor, de unos 75 años, reconoció haber jugado de pequeña y referenció incluso una loseta de la plaza donde aún quedaba uno de los dameros.

«Hemos llevado los juegos de inteligencia a chicos de enseñanza secundaria con problemas por conductas disruptivas, como los del reciente proyecto “Descubriendo talentos”, y fue un rotundo éxito»

–Hay colegios en este archipiélago donde enseñan a jugar el ajedrez a los alumnos. ¿Ha tenido ocasión de enseñar en centros escolares estos juegos de inteligencia?

–Sí, en estos tres últimos años y gracias al apoyo de nuestro viceconsejero de Bienestar Social, José Gilberto Moreno García, hemos tenido la oportunidad de llevar este proyecto a más de 15.000 alumnos. Se ha llevado por diferentes centros educativos de todas las islas, desde primaria y secundaria a facultades como la de Magisterio, Pedagogía, INEF, etc. También hemos atendido a chicos de secundaria con problemas por conductas disruptivas, como los del reciente proyecto “Descubriendo talentos” que también fue un rotundo éxito; o los chicos discapacitados de San Juan de Dios en Las Palmas; o cursos para profesores en la Escuela de Verano… Incluso también hemos colaborado en un magnífico proyecto con 25 escuelas rurales de La Palma, de golpe y en dos semanas maratonianas, con 650 niños desde Mazo a Barlovento y 60 profesores. En todos ellos nos han evaluado con un cuestionario muy exigente de auditoría, desarrollado para evaluar los cursos de Mapfre y la nota media ha sido 9,87. ¡Un rotundo éxito, máxime teniendo en cuenta que no disponemos de ningún otro apoyo, ni siquiera para dietas, gasoil o materiales! Coste cero para la Administración y conciencia tranquila porque sé que luchamos por algo nuestro y por nuestros niños.

«Un ex director general de ‘innovación educativa’ (maestro como yo) al que le propuse el proyecto, de forma totalmente gratuita, me dijo con cara de burla: ‘¿Desde cuándo tenemos en Canarias juegos de inteligencia?»

–¿Y algo semejante no debería estar integrado en el sistema educativo canario, como en otros países lo está el ajedrez?

–En otros países no sólo está el ajedrez, que es un recurso magnífico y debe implantarse, pero antes están los nuestros, me parece a mí. En países avanzados como Japón tienen varios de sus juegos tradicionales de inteligencia incorporados a su sistema educativo, caso de, por ejemplo, el Go, un juego ancestral y con categoría de deporte nacional en el país del sol naciente. En Canarias, que tenemos muchísimos más juegos, ni siquiera están aún reconocidos pese a nuestra lucha. La diferencia entre ellos y nosotros es evidente y salta a la vista. A eso, hay que añadir la ignorancia y la miseria humana. Te pongo dos ejemplos: cuando trabajaba en un centro de menores y llevé esto como actividad de ocio y de taller por iniciativa propia, hace unos 20 años, el director del centro, se dejó decir que “vaya mierda me dedicaba yo a hacer con los chicos”… La guinda la tiene un ex director general de “innovación educativa” (maestro como yo) al que le propuse el proyecto, de forma totalmente gratuita, y me dijo con cara de burla: “¿Desde cuándo tenemos en Canarias juegos de inteligencia?” En fin, que no me muerdo la lengua porque estas cosas queman mucho y porque debería darles vergüenza.

–Por cierto, ¿los juegos de inteligencia de Canarias han llamado la atención de investigadores de otros países, donde han dejado de practicarse hace siglos y sólo existen en restos arqueológicos?

–Pues sí, te pongo varios casos. Desde Galicia vino precipitadamente el prestigioso arqueólogo gallego Fernando Javier Costas Goberna, cuando le dijimos que en Canarias quedaban miles de viejos jugadores. No se lo creía puesto que en Galicia, según nos contó, los juegos desaparecieron en torno al año 1000 d. C. Además, allí apenas había una docena y media de diferentes dameros de juegos desde épocas celta, romana, tardo-romana y medieval y no con fechas posteriores. Otra cuestión es que él no sabía la causa de su desaparición allí y nosotros tuvimos la suerte de descubrir la razón, que era muy simple: los dameros no fueron sólo juegos, también tenían un uso como ábaco desde la antigüedad, uso que quedó relegado con la introducción de los números árabes.

«Desde Galicia vino precipitadamente el prestigioso arqueólogo Fernando Javier Costas Goberna, cuando le dijimos que en Canarias quedaban miles de viejos jugadores. No se lo creía»

“Otro fue nuestro amigo Samuel G. Armistead (1927-2013), hispanista, folclorista y medievalista. Doctorado en Princeton, donde también enseñó. Un personaje en Estados Unidos equivalente a Saramago en Europa, apasionado de las tradiciones y de lo canario, discípulo de Américo Castro y Menéndez Pidal, los fundadores de la Academia Española de la Lengua.

“Lo mismo ha ocurrido con el arqueólogo de Arizona Mark Robert o la prestigiosa antropóloga francoargelina Tassadit Yacine, directora de Estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS, París), con quien vamos a colaborar la semana que viene [la semana pasada cuando se publica esta entrevista en PELLAGOFIO] dando algunas conferencias con talleres y una entrevista de televisión. Ya ves, el mismo apoyo que nos brindan en Canarias…

–Terminamos: un recuerdo dulce.

–Afortunadamente tenemos muchos, como por ejemplo esas interminables partidas con don Salvador González Alayón, o con don Gonzalo, a quienes regalamos varios dameros para que volvieran a jugar y, desde entonces, enseñaron a jugar a decenas de niños. También esas inolvidables tardes en la terraza de mi casa viendo la puesta de sol mientras echábamos unas partidas con mis vecinos doña Iluminada y su marido don Emiliano, de más de 90 años. El descubrimiento con el viejo José Rodríguez, majorero de Tefía, de numerosas lajas grabadas con nuevos juegos en torno a los socos de pastores, donde jugaba cuando era un niño.

José Espinel juega con su hija Gara.| FOTO YURI MILLARES
José Espinel juega con su hija Gara.| FOTO YURI MILLARES

“También esa memorable e inolvidable carta de agradecimiento que guardo como lo que es (un auténtico tesoro) y que un día recibí de Juan Muñoz un lector de nuestro libro Juegos guanches inéditos. En esa carta de siete folios, primorosamente escrita a dos caras donde desmenuza pormenorizadamente el libro. Este lector nos añade notas, aportaciones, numerosas fotos de nuevas estaciones de grabados rupestres, apéndice con mapas militares localizando todos esos yacimientos y, lo mejor de todo, una lista de nuevos informantes de Fuerteventura y nuevos juegos. De ahí surgió una amistad que dura desde hace 25 años.

“Pero sin duda, lo mejor es la carita iluminada de muchos niños al descubrir los juegos por primera vez, en especial la que puso mi hija Gara. Y cómo les entusiasma y se divierten todos los niños y no tan niños, cómo se lo pasan. Sólo por eso vale la pena seguir luchando, a pesar de tanta incomprensión y miseria. Porque los niños son el futuro y, sobre todo, la esperanza también.

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