Cita con Canarias

Rafa Molina, guía de senderismo etnográfico en Gran Canaria

“Me da rabia ver la cantidad de dinero que genera el turismo y no revierte aquí”, dice Rafa Molina durante la entrevista, en la que habla de una afición que ha convertido en profesión por el deseo de compartir y preservar la identidad del modo de vida en el medio rural. [Versión extensa de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº 91 (2ª época, diciembre 2020)].

Por YURI MILLARES

Su afición y su pasión por un senderismo en contacto con el medio rural, y con las gentes que hacen posible un paisaje y unas tradiciones que dan expresión al producto gastronómico local, lo ha llevado a fundar la empresa Etno Experience Canarias. “Y no sólo Gran Canaria –donde desarrolla su actividad–, porque para mí todas las islas son una misma unidad cultural y el objetivo mío a medio-largo plazo es preparar el proyecto igual en otras islas”, explica.

“A las agencias de viaje especializadas en naturaleza y senderismo les digo que transmitan a sus clientes que van estar en una isla a priori bastante conocida y muy poblada, pero que con nosotros van a descubrir una isla infinita y prácticamente desconocida” es su mensaje. Y el cliente, ya venga de Canadá, Alemania o Reino Unido, también de la Península Ibérica, realmente así lo ve, para asombro hasta del más viajado.

«Me gusta llevar a jóvenes a ver agricultores y pastores jóvenes, que vean gente del campo feliz con su forma de vida»

■ OJO DE PEZ / Conversación con mollizna

El día barruntaba lluvias y aun así coincidimos en hacer la entrevista en algún lugar al aire libre y rodeados de naturaleza. Así llegamos hasta el entorno de la presa de Las Garzas, tras un breve paseo desde las últimas edificaciones del caso de Guía. La mollizna, esa llovizna suave pero persistente en el habla del isleño de la zona, no tardó en aparecer, pero los chubasqueros hicieron su función y la conversación fluyó ●

–La cabra tira al monte, mucha gente también. ¿En tu caso, qué buscas?

–Por un lado, busco nuestra esencia, nuestra identidad, para después mostrarla a la gente; la naturaleza y a aquellos que habitan todavía en el campo, manteniendo el conocimiento heredado de forma oral durante siglos y generaciones. Busco que eso no se pierda. En lo personal me busco a mí, me encanta ir a caminar solo a la montaña y ordenar la cabeza.

«A veces te planteas un reto, un tiempo para una gran travesía o una escalada y no lo consigues, pero lo importante es disfrutar»

–Escalando, pedaleando o caminando, ¿el disfrute está en llegar o en transitar?

–En transitar.

–Y cuando llegas a la meta o al objetivo, ¿qué se siente?

–A veces te planteas un reto, un tiempo para una gran travesía o una escalada y no lo consigues. Pero lo que se te queda dentro, realmente, es el proceso que te ha llevado a ese objetivo. Es más importante disfrutar.

–Para ese transitar que disfrutas, ¿has pensado antes en lo que quieres encontrar o se trata de descubrir?

–A mí lo que me gusta es descubrir, siempre. Soy muy inquieto en ese sentido. Una vez que ya conozco o he logrado algo, tengo que seguir profundizando.

–La afición te llevó a la profesión. ¿Por el deseo de compartir o por el de trabajar de otra manera?

–Ambos. Por el deseo de dar a conocer todo lo que tenemos de gran valor en las islas, para que haya conciencia de que vivimos en un lugar privilegiado y tenemos una cultura única y muy interesante. Entre nuestra cultura, nuestro paisaje con sus valores medioambientales y nuestros productos gastronómicos tenemos suficiente para ser un destino muy atractivo. Y nuestra gente debe sentirlo y sentirse orgullosa.

–Como profesional, ha tenido que ser un gran cambio en tu vida.

–Sí. Soy Diplomado en Turismo y estuve viviendo en Alemania un año para aprender el idioma. Volví a Gran Canaria y empecé a echar una mano a mi padre un verano, en su empresa de estructuras metálicas, y ese verano duró 12 años. Aprendí muchísimo. pero hubo un momento clave que fue el nacimiento de mi hija. Me di cuenta de que esa no era mi vida, en una industria. Mi pareja y yo pudimos permitirnos estar dos años, un año cada uno, criando y cuidando a la niña.

“Cuando se acercó el momento de pensar en volver a trabajar, tenía claro lo que no quería. Era 2012, en plena crisis, y me dije, “está mal para todo el mundo, pero me voy a lanzar”. Englobé lo que era mi hobby (la montaña), con lo que era mi pasión (la cultura canaria, nuestra tierra) y mis estudios (el turismo). A partir de ahí le fui dando forma a este proyecto que llamo senderismo etnográfico, a través del caminar, profundizar y que la gente conozca todo esto.

–Tu espacio de trabajo, de momento, es una isla, Gran Canaria.

–Sí.

«Sorprende cuando tratas con niños de doce, trece o más años y apenas han dado tres pinceladas sobre la cultura aborigen»

–¿La conocen sus propios isleños, más allá de lugares emblemáticos como Maspalomas y Agaete?

–No. Conocen Madrid, Barcelona o París y hasta han estado en Nueva York. Es muy normal irse a conocer sitios del mundo, porque los canarios somos viajeros por naturaleza, pero no conocen la isla.

–¿Por qué crees que se da eso?

–Quizás por falta de información, muchas veces desde la educación escolar. Sorprende cuando tratas con niños de doce, trece o más años y apenas han dado tres pinceladas sobre la cultura aborigen, por ejemplo. Es clave despertar la curiosidad. Ahora estamos en un momento, debido al problema de la pandemia por Covid-19, en el que como no podemos viajar la gente de aquí está empezando a descubrir la isla. Lo noto muchísimo, cada vez tengo más grupos de familias y amigos que quieren que los lleve a conocer pastores, bodegas, senderos. Eso antes no se daba.

–Conocida como destino de sol y playa, ¿se sorprenden los turistas a los que descubres la isla interior?

–Totalmente. Se quedan trastocados.

«A los clientes les digo que con nosotros van a descubrir una isla infinita y prácticamente desconocida»

–¿Qué esperaban encontrar?

–Ellos esperan encontrar, porque es la imagen que llevamos más de 50 años vendiendo al exterior, una isla como Fuerteventura: playas de arena dorada y hoteles. Nadie les ha hablado de montañas que llegan a los dos mil metros, de que podemos tener nieve, de que vas subiendo en altitud y cada veinte minutos puedes ir cambiando de ecosistema, pasando por el monteverde de la laurisilva al bosque de pinar y bajar por el otro lado y estar en las dunas de un desierto.

“Esa variedad paisajística que no nos sorprende porque estamos acostumbrados, para quien viene de fuera es algo increíble. A mí me ha pasado, viví en Alemania y puedes viajar dos semanas viendo el mismo tipo de bosque y de pueblos, mientras que, en la isla, en muy pocos kilómetros cambias absolutamente de paisaje. Eso da un juego enorme y a través del senderismo, ni te digo. A las agencias de viaje de fuera especializadas en naturaleza y senderismo les digo que transmitan a sus clientes que van estar en una isla a priori bastante conocida y muy poblada, pero que con nosotros van a descubrir una isla infinita y prácticamente desconocida. Es el gran valor que tiene para mí Gran Canaria como destino de senderismo.

“En otros destinos como La Palma, La Gomera o los Pirineos también vas a encontrar senderos y están geniales, pero es raro que puedas caminar solo, siempre vas a encontrar grupos porque allí va turismo de ese tipo. En Gran Canaria, y más con los proyectos que me gusta desarrollar, donde huyo de lo más conocido como el roque Nublo donde puede haber mucha gente, podemos estar una semana en contacto con la naturaleza y no encontrarnos a nadie en plena temporada turística.

«El turista que viene con un touroperador viene traído, no viene atraído por la isla, su cultura y su naturaleza»

–Haciendo un paréntesis de este año, ¿cuál es el prototipo de cliente que te llega: el que está en un hotel de todo incluido y ‘huye’ harto de la piscina; o el que viene expresamente a respirar y escuchar la isla?

–El segundo, el turista que viene de forma independiente, el que no viene de la mano de un touroperador. El turista que viene con un touroperador viene traído, no viene atraído por la isla, su cultura y su naturaleza; lo que quiere es un hotel, coger sol, descansar, tener buen tiempo y disfrutar de todo incluido. A ese turista le da igual Gran Canaria, que Cabo Verde o que Túnez.

“Pero hay otro turismo que viene atraído, ha ido más allá y se ha informado de los valores que tenemos. Y viene de forma independiente porque un touroperador no lo va a llevar a conocer estos paisajes, los senderos, a los pastores… Vienen con otro concepto y huyen del turismo de meses, se alojan en casas rurales e, incluso, en hoteles urbanos. Están dispuestos a pagar más por un servicio personalizado y adaptado a ellos. Una inversión, además, que se queda en la isla en empresas locales o en las familias de pastores o en las bodegas que visitan.

–Vienen un americano, un alemán, un inglés y un francés… y no vamos a hacer un chiste. ¿Cuáles son sus expectativas y cuál su impresión final tras una jornada contigo?

–Americanos vienen muy poco todavía. Es un turista muy interesante no sólo por su poder adquisitivo, sino por su alto nivel cultural. Tuve cuatro amigas canadienses que viven en países distintos, pero todos los años quedan en un lugar del mundo. Los quesos las trajeron hace un par de años a Gran Canaria, ni el sol ni la playa. Vieron el reportaje de una periodista americana especializada en quesos en la revista Culture, que estuvo aquí dos días visitando queserías y pastores en trashumancia. Lo plasmó en un reportaje precioso y tuve la suerte de que me nombrase, así que esas chicas me localizaron. Lo que las movía era la gastronomía.

«Es la primera vez que podemos decir que hemos conocido la isla, llevamos quince años viniendo a un teatro, me dijeron al final del día unos alemanes»

–¿Y los europeos?

–Me gustan mucho los alemanes y los ingleses, nuestros turistas por excelencia. Son los más sorprendidos y te lo voy a ilustrar con un ejemplo. Tuve un grupo de tres parejas alemanas de personas mayores, no venían a caminar, pero querían una excursión por la isla.

“Te permite tener un contacto muy directo para poder informarles, los llevé a ver el interior y al final del día se me quedó grabado lo que me dijeron. “Llevamos más de quince años viniendo a Gran Canaria, hay años que venimos hasta tres veces, y hoy es la primera vez que podemos decir que hemos conocido la isla. Nos hemos dado cuenta de que llevamos quince años viniendo a un teatro”. Los peninsulares también se sorprenden, muchos piensan que aquí vivimos en un paraíso. Pero tenemos una realidad, que me da pie a hablar de los sistemas turísticos y económicos en los que estamos, que llevamos años con unas tasas de paro enormes. Y me da rabia, porque ves la cantidad de dinero que se genera en el turismo y no revierte aquí como debería.

«Ha habido una despoblación enorme, pero ha quedado gente en el campo que ha sabido mantener unos productos gastronómicos de un valor enorme»

–Tus recorridos son experiencias temáticas a través de una ruta determinada. ¿Hay alguna prioridad, buscas productos, buscas personas del lugar, o un mix de todo?

–Es un mix de todo. Pero la clave son las personas que se han mantenido todavía en el campo. Ha habido una despoblación enorme, pero ha quedado gente en el campo que ha sabido mantener el paisaje, la cultura, la tradición y, además, unos productos gastronómicos únicos y de un valor enorme. Para mí el valor está en esas personas y son las que llevo a conocer.

–¿Cuál ha sido tu grupo más pequeño y qué quería conocer?

–Dos personas, una pareja de Barcelona, que son mi cliente tipo. Una pareja muy viajada, clase media, con un nivel cultural alto. Estuve con ellos durante tres días de la mañana a la noche, enseñándoles prácticamente toda la isla, senderos, pastores, también bodegas pues eran muy entendidos en vinos. Ellos se llevaron conocimiento, pero yo también. Los llevé a conocer los vinos Agala, que son una excelencia en la isla, al pasar por un sendero de la cumbre que es una maravilla y porque la bodega en cuevas es una preciosidad. “¿Nos puedes enviar vino a casa?”, preguntaron a la propietaria. “Sí, claro”.

“Pensé que pedirían tres o cuatro botellas, pero pidieron ¡seis cajas! Eso me llenó mucho de orgullo. Lo mismo pasa con los quesos y otros productos de calidad que tenemos y son muy apreciados por visitantes expertos. Es la satisfacción más grande y lo que más motivación me da para seguir.

«No sólo tenemos paisajes, cultura y productos, sino también una idiosincracia que es la amabilidad, la hospitalidad»

–Alguna petición de ruta complicada o fuera de época, ¿cómo la resolviste?

–Muchas veces resuelvo gracias a nuestra forma de ser. Es otra de las cosas que recalco mucho, no sólo tenemos paisajes, cultura y productos, sino también una idiosincracia que es la amabilidad, la hospitalidad y el hacer lo imposible para que la gente que nos visita se lleve lo que busca. Y eso lo encuentro en el campo. A veces visitas queserías que no tienen en ese momento producción y aun así te ofrecen un poquito de alguno que tenían reservado. Igual pasa en bodegas. Tenemos esa capacidad de improvisar.

–¿Para otras islas, recomiendas otro guía allí o preparas una mochila más grande?

–Por mi cuenta sí voy. Conozco bastante las islas, he hecho senderismo, mucha escalada, sobre todo en Tenerife –está lloviendo y nos movemos para volver al vehículo–. Podría llevar a gente a ciertos senderos en otras islas, pero no las conozco en profundidad.

–O sea que, ahora mismo, si algún cliente quiere ir también ir a otra isla le recomiendas un guía allí.

–Exacto. Tengo colaboradores muy buenos que trabajan con la misma filosofía que yo en cada isla y les paso el contacto a mis clientes. Igual que ellos me pasan a mí si tienen grupos que también quieren venir de las otras islas a Gran Canaria. La mayoría de las empresas estamos en una asociación que se llama Activa Canarias.

«Se te parte el alma al ver en la zona del Monte Lentiscal un patrimonio espectacular de lagares que está derruido»

–A la par de una isla con paisajes de gran belleza y una gastronomía de exquisitos productos locales, tenemos una isla interior que ha ido sufriendo el abandono de las labores agrícolas o ganaderas por el atractivo económico de los enclaves turísticos de la costa, con un patrimonio etnográfico y arquitectónico muchas veces en ruinas. ¿Qué sientes tú y qué sienten a quienes llevas de ruta? ¿Cuál es la pedagogía?

–A veces pasas por zonas que hoy están deshabitadas y antes tenían hasta cuatro molinos de agua ahora derruidos, o muchísimos bancales abandonados. Les hablo de cómo antiguamente había una economía de subsistencia basada en la agricultura y en la ganadería, que se ha ido perdiendo, y que lo que queremos es que no se pierda del todo, que la gente joven recupere y vea un futuro en esos sectores.

“Por eso, si puedo, llevo a los grupos a ver agricultores y pastores jóvenes para que ellos vean otras fuentes de ingresos y que otros jóvenes (me encanta llevar a jóvenes y niños) vean gente del campo feliz con su forma de vida, no todos tienen que ser youtubers o instagramers. Pero se te parte el alma al ver el abandono del patrimonio que tenemos. Un ejemplo es la zona del Monte Lentiscal donde había un patrimonio espectacular de lagares y de cultura del vino que está derruido y abandonado que podría ser motor y atractivo turístico.

«Hago una actividad que llamo “senderismo interior”, que es caminar en silencio para contactar con la naturaleza y hay momentos emocionantes»

–Terminamos, un recuerdo dulce.

–Yo tengo la suerte de trabajar con gente que viene predispuesta a disfrutar y abierta a recibir información. Son muchos los momentos dulces, las sensaciones y las emociones, cuando logras transmitir el esfuerzo de la gente que hemos visitado. A veces hasta se me van las lágrimas y se me ponen los pelos de punta. Por ejemplo, hago una actividad que llamo “senderismo interior”, que es caminar en silencio para contactar con la naturaleza y hay momentos emocionantes.

“Llevo todo el día con la última pregunta –graba un audio a las 23:08h–. Para mí un momento dulce (y no es peloteo, no tengo necesidad) ha sido cuando me enviaste el mensaje invitándome a la entrevista para PELLAGOFIO, porque para mí la revista es de una profundidad muy grande, con lo que haces de ahondar en la identidad, en la gente y en la cultura canaria. Que me hayas querido entrevistar significa muchísimo para mí, la entrevista y el rato compartido ha sido un momento dulce culmen.

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