Benito Cabrera, músico y timplista

«Soy un cocinilla aficionado», confiesa durante la entrevista de la primera entrega de “Cita con el chef” que lo reunió en el estudio de la fotógrafa Teresa Correa con Pedro Rodríguez Dios (en la foto, con el timple de Benito). El ‘chef’ le dedicó un medregal ligeramente salteado con manzana acidulada. [Versión íntegra de la entrevista publicada en PELLAGOFIO nº 34 (1ª época, octubre 2007)].
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Por BERNARDO ASCANIO y YURI MILLARES
Fotografías por TERESA CORREA
Un vuelo interinsular puso al chef Pedro Rodríguez Dios en el estudio de la fotógrafa Teresa Correa. La sesión de fotos dio comienzo todavía en un ambiente algo frío, hasta que llegó el otro invitado de PELLAGOFIO, puntual, a la cita. Exactamente, las 11:00 horas. Benito Cabrera traía su timple colgado a la espalda y una sonrisa sincera en el rostro. Hubo un intercambio de saludos y, en cuanto se pusieron ante el objetivo de Teresa, la química funcionó, no sólo entre los dos protagonistas, sino en el trío que formaban con la fotógrafa. “Vamos niños”, iniciaba sus instrucciones ella, colocando a los retratados ante su Canon. Entre bromas e intercambio de instrumentos, el timple por unas cucharas de madera, avanzó la mañana hasta el postre: una entrevista a la que el músico se sometió desenfadado, para que pudiéramos darle al cocinero algunas pistas con las que elaborar un plato a la medida del músico, compositor y timplista.
–¿Se pone firme cada vez que suena el himno de Canarias?
–Pues no. De todas maneras lo suelo oír muy poco, como lo oyen muy poco todos los canarios. Pero no, no me pone firme una melodía institucional.

–La música es el conocido Arrorró de los Cantos Canarios de Teobaldo Power. La letra es suya. ¿Habría escogido otra partitura?
–Seguramente no hubiera escogido ninguna.
–Ahora, director de Los Sabandeños. ¿Mucha responsabilidad?
–Pues sí, lo que pasa es que intento no pensar en la responsabilidad, sino en el placer que me proporciona hacer música con un grupo de gente maravillosa.
–¿Quién le metió en ese embolado?
–Pues Elfidio Alonso, que en un momento dado me reclamó, me solicitó, me pidió, me sugirió que les echara una mano para dirigir el grupo, porque habían pasado por momentos un poco delicados.
«Me considero músico y mi vehículo principal, no el único, es el timple»
–Lo suponemos ya integrado en el grupo. ¿Y ahora qué?
–Bueno, el amor es eterno mientras dura. De momento estoy muy a gusto. Mientras esa chispa siga ahí, seguiré con ellos una temporada, siempre y cuando no interfiera en mi carrera personal.
–Totoyo Millares, el maestro; José Antonio Ramos, la innovación; El Colorao, la pasión… ¿Benito Cabrera, en el timple, cómo se define?
–Como músico. Lo de los carteles no lo acabo de encajar muy bien. Me parece que El Colorao es músico, José Antonio Ramos es músico, Totoyo Millares es músico y cada uno se expresa en un lenguaje distinto porque todos somos distintos, pero también a lo largo de la vida y en momentos distintos uno se expresa de manera diferente. Me considero músico y mi vehículo principal, no el único, es el timple.
–¿Un personaje al que quisiera darle un concierto?
«El timple me huele a mi infancia, porque mi padre era carpintero y me encanta el olor de la madera»
–Me gustan, sobre todo, los personajes anónimos de países donde yo no esperaba tocar: Bratislava, en Eslovaquia, o sitios así. Me encantaría ir a Tailandia o a Senegal.
–¿También incorporar música de esos lugares a un concierto de timple?
–Sí, por qué no. Lo que hemos estado haciendo, sobre todo José Antonio Ramos (que se centra más en la música canaria y menos mal, porque lo hace fantásticamente bien), es incorporar sonidos de otros países. Los dos hemos estado explorando eso.

–Huele a mi infancia, porque mi padre era carpintero y me encanta el olor de la madera. Es curioso que me hagan esa pregunta, porque casi siempre suelo oler los timples cuando me los hacen. Ya de una forma más figurada huele a tradición y a modernidad; huele, poco a poco, a los países que voy visitando: Marruecos, Estados Unidos, Japón o la India.
–Diga en qué lugar de España ha comido mejor
–Sobre todo los postres, porque ha sido un gran renovador de la repostería canaria y cualquiera de ellos es espectacular.–Yo, donde mejor he comido, es en el País Vasco.
«En Canarias vivimos una situación de mestizaje que deberíamos explorar más»
–¿Y a qué altura está la cocina que se hace en Canarias?
–Pues cada vez mejor. Se ha ido poniendo las pilas en cuanto a gastronomía.
–Un local y un plato (Pedro Rodríguez aparte).
–¡Uf! Voy a tirar por un amigo: el restaurante El Timple (¡además, el dueño se llama Benito!), una pequeña tasca que hay en La Laguna, donde trabajan con mucho cariño todos los platos y tienen un pastel de cherne muy curioso.
–¡A ver si ahora lo va a hacer famoso y no va conseguir mesa!
–Ojalá, se lo merece.
–¿Y de Pedro Rodríguez que nos recomienda?
–¿Se le da la cocina a Benito?
–No, pero me encanta. Soy un cocinilla aficionado y en mis cumpleaños me regalan utensilios de cocina.
–Su comida favorita.
–Soy más de mar, me gusta más el pescado cuando voy a comer fuera. Cuando estoy en la cocina [de casa] intento experimentar.
–¿Qué no debe faltar en su despensa?
–Imaginación. Al final da igual lo que tengas.
–¿Sería capaz de escoger algo de cada isla?
–¿Por qué no? De Lanzarote la batata; de Fuerteventura un cherne; de Gran Canaria… ¡hay un montón de cosas!, la carne es la mejor que como en las islas; de Tenerife, cualquiera de las verduras, que suelen cuidarlas mucho; de La Palma la repostería; de El Hierro, también el pescado; de La Gomera, el almogrote.
–Terminamos. Un recuerdo dulce.
–Tengo un montón. La leche [en polvo] Millac con azúcar, pegada en el paladar, que yo creo que es un recuerdo que tenemos todos los de nuestra generación.

de entrevistas de “Cita con el ‘chef”.
■ FUERA DEL PLATO «¡El mejor invento cafetero que tenemos en las islas son los barraquitos!» El músico Benito Cabrera, uno de los timplistas más reconocidos y autor de la letra del himno de Canarias, protagoniza la primera entrevista de la nueva serie de PELLAGOFIO “Cita con el chef”. Éstas las respuestas que hemos escogido para esta columna. –El timple se ha hecho serio y ofrece magníficos conciertos. ¿Timple y condumio parrandero han dejado de ir de la mano? –Para nada. Yo creo que es al revés. Los chiquillos se han ido interesando porque han visto que el timple también puede ser cercano a su contemporaneidad. Eso les acerca al mundo de la parranda, del condumio, del jolgorio popular. –Vamos de parranda. Ya tenemos el timple. ¿Qué ponemos en la mesa? –Cualquier plato que lleve a convocar la amistad, la risa y el buen ambiente. No tiene por qué ser (¡cómo no!) unas buenas garbanzas o un sancocho, puede ser también, aunque parezca muy extraño, un sushi o una sopa de quinoa peruana o lo que cuadre, más ahora en Canarias, que vivimos una situación de mestizaje que deberíamos explorar más. –¿Y para mojarlo? –Pues alguno de los caldos que ahora tenemos en las islas. Yo, como tiro para mi isla, diría que un vinito blanco de Lanzarote, que están saliendo estupendos. –¿Le pide el cuerpo estos sabores cuando el escenario está lejos de las islas? |