25 años poniendo en valor las uvas de Canarias

Bodegas Viñátigo está de aniversario y Juan Jesús Méndez, fundador y director de esta empresa puntera en investigación, innovación y valorización de los vinos canarios, hace balance del recorrido realizado. Hijo de pequeños agricultores, desde que tiene memoria ha vivido el mundo del vino y sus estudios en la universidad los derivó hacia la enología, vocación que transmite como profesor y como bodeguero. [En PELLAGOFIO nº 33 (2ª época, julio/agosto 2015).]
LA CATA / Viñátigo Ensamblaje Blanco Un vino para meditar y divertirse, por MARIO REYES Muchos de los grandes vinos del mundo son monovarietales, porque expresan de manera franca las características de cada uva, el terruño y… (seguir leyendo) ● |

Por JUAN JESÚS MÉNDEZ
Propietario y director de Bodegas Viñátigo
Fue desde finales de 1989 hasta septiembre de 1990 cuando dieron comienzo las obras de adaptación de la antigua casa rural de mis abuelos en la calle Los Hornos, de La Guancha, para convertirla en la primera bodega Viñátigo. Uno de los primeros dilemas a los que nos enfrentamos fue elegir una marca comercial. La solución que se me ocurrió fue recurrir al Departamento de Geografía e Historia del instituto de enseñanza media donde daba clase. Allí, el compañero Antonio Cairós se lo tomó con mucho interés y me propuso la denominación “Viñátigo” que, confieso, inicialmente no me emocionó. Pero tras su explicación sobre esta planta de los antiguos bosques de laurisilva canaria, un endemismo que además suena como al acrónimo de “viña contigo”, me cautivó.
Fue por esa época cuando conocí al viticultor Cayo Armas en un viaje que hice a la isla de El Hierro. En esta visita comencé a tener contacto con las variedades autóctonas, principalmente con la gual y la marmajuelo, que Cayo cultivaba junto con la listán en su finca de El Golfo. Aproveché para traer algunos sarmientos y comenzar a crear una colección de variedades que ha ido creciendo a lo largo de los años y que me ha servido de crisol para realizar, posteriormente, las plantaciones de todos los monovarietales.

Revulsivo en el sector
Transcurrieron siete años en los que fuimos creciendo en aquella vieja casa de los abuelos. En apenas 200 m2 llegamos a elaborar casi 100.000 botellas anuales. Ante las dificultades que pasábamos en esta ubicación, en 1995 comenzamos a trabajar en el proyecto de la nueva bodega. La cosecha de 1997 fue la primera que hicimos en ella. Las nuevas instalaciones nos permitieron disponer de un espacio más organizado y con mayores posibilidades, todo con la idea de realizar muchas acciones de I+D+i que a medio plazo iban a ser el auténtico motor del proyecto y un auténtico revulsivo en el sector de los vinos canarios.
Paralelamente comenzamos la realización de proyectos de estudio, análisis y puesta en valor de las variedades autóctonas canarias, basándonos para ello inicialmente en el pequeño jardín de variedades que ya poseíamos. Desde entonces, esta tarea es nuestra seña de identidad.

Al rescate de la malvasía
Consecuencia de esta línea de investigación en la que nos íbamos adentrando tiene lugar la plantación de la finca de Mazapé, la mayor de Canarias sólo de variedades minoritarias (5 hectáreas) que nos permitió distinguirnos por la elaboración de vinos que hasta ese momento eran absolutamente desconocidos. Contagiados por el entusiasmo, al siguiente año plantamos otra parcela sólo con malvasía de Candia (malvasía aromática), que nos serviría para la recuperación del vino malvasía clásico, un icono de los vinos canarios que había llegado hasta su casi desaparición en Tenerife.
Estábamos elaborando blancos de muy alta calidad y ahora también dulces de mucho nivel; quedaba la asignatura pendiente de elaborar tintos de calidad aptos para envejecer. De todas las variedades que estudiamos nos decantamos por la tintilla, por su resistencia y por su potencial enológico. Su grado de maduración y equilibrio para obtener vinos con gran capacidad de envejecimiento echaron por tierra otra falsa creencia: que los tintos canarios sólo sirven como vinos jóvenes.
Tanajara y otros proyectos
Posteriormente, del encuentro con Gonzalo Padrón (alumno del Ciclo de Enología del Instituto de Enseñanza Secundaria Los Naranjeros) y tras un par de años de microvinificaciones en Viñátigo, surgió el proyecto Tanajara en El Hierro: la puesta en valor de las variedades baboso negro y vijariego negro, llevando a los tintos canarios a lugares de excelencia donde antes había sido impensable llegar.
«El grado de maduración y equilibrio para obtener vinos con gran capacidad de envejecimiento de nuestro tintilla echaron por tierra otra falsa creencia: que los tintos canarios sólo sirven como vinos jóvenes»JUAN JESÚS MÉNDEZ
Con semejante abanico de variedades hemos afrontado retos muy bonitos y productivos, como la identificación de los descriptores aromáticos de las variedades más importantes con las que trabajamos en las islas Canarias con una extraordinaria fundamentación científica, en colaboración con las universidades de La Laguna y de Zaragoza. O como la identificación mediante análisis molecular de más de 80 variedades de vid diferentes en la Macaronesia (Canarias y Madeira) con la participación de la Universidad de Funchal, el Instituto del Vino de Madeira y la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona.
Hemos iniciado el camino por el mundo del coupage para dar como resultado nuestros vinos de diseño, los Ensamblaje Blanco y Ensamblaje Tinto y en 2015 presentamos dos nuevos vinos, un blanco y un tinto que denominamos Ancestrales, donde intentamos combinar la potencialidad de nuestras uvas con la aplicación de métodos de elaboración ancestrales y el conocimiento y experiencia actuales.
«Hemos afrontado retos muy bonitos y productivos, como la identificación de los descriptores aromáticos de las variedades más importantes en las islas Canarias»JUAN JESÚS MÉNDEZ
Otra batalla en la que también participamos de forma muy intensa fue en la de las ayudas del POSEI (el programa europeo de apoyo a las producciones agrarias de Canarias), un tema que surge como consecuencia del desarrollo de proyectos con Madeira y comprobar de primera mano la discriminación sin sentido a la que ha estado sometido el sector vitivinícola en Canarias.
Como herramienta para este objetivo participamos de forma muy activa en la creación de la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (AVIBO), que además de servir para conseguir las mencionadas ayudas para los viticultores, los bodegueros y la exportación, ha sido el germen que ha dado lugar a la nueva Denominación de Origen Protegida Islas Canarias, marca de calidad indispensable para que el sector afronte el futuro con éxito y que también ha servido como dinamizadora de las exportaciones.
En todo el mundo
La grave crisis económica de los últimos tiempos, que ha afectado al desarrollo de nuestro proyecto y que en los últimos años nos ha obligado a una dedicación muy intensa a Viñátigo, con el paso del tiempo ha pasado de ser un problema a significar una oportunidad: nos ha obligado a intensificar nuestra atención a la exportación, haciendo llegar nuestra producción de un extremo a otro del mundo, desde California a Hong Kong, pasando por diversos países europeos y consolidado un proyecto ahora mucho más estable, algo que para nosotros era impensable cuando comenzamos en los años 90.
Todo lo que se ha andado y conseguido en estos 25 años no es poco, ni mucho menos, y por ello nos sentimos enormemente satisfechos y contentos, pero lo que falta por hacer es mucho más. Por eso nuestra ilusión y nuestras ganas siguen intactas, alimentadas por la experiencia adquirida. No hay nada comparable con el disfrute que me ha proporcionado haber recorrido todo este camino y haber superado tantas dificultades.
Pero, además, está la gran cantidad de personas maravillosas que he tenido la suerte de conocer y de las cuales he aprendido muchísimo. De ellas espero seguir aprendiendo mucho tiempo más, conservando su amistad.
Un vino para meditar y divertirse

Sumiller, así lo describe en ‘100 vinos imprescindibles de Canarias’.
Muchos de los grandes vinos del mundo son monovarietales, porque expresan de manera franca las características de cada uva, el terruño y, cómo no, la mano de su elaborador. Pero no cabe duda que si juntamos las grandes virtudes de varios varietales en un solo vino conseguimos más complejidad, sabor y originalidad.
Este es el caso. Es fresco, con profundidad, un vino para meditar y divertirse con él, un genial compañero de la gastronomía, tanto por su compleja nariz como por su contundente boca, marcada por un posgusto rápido muy destacable.
Bodegas Viñátigo
Marca: Viñátigo Ensamblaje Blanco.
Tipo: vino blanco seco
Uvas: gual, marmajuelo, vijariego blanco y malvasía aromática.
DOP: Islas Canarias ●