Bodegas, uvas y vinos

Conatvs, el vino con uvas del ‘jable’, la arena de Fuerteventura

La isla vive con ilusión el renacer de una viticultura que había desaparecido como tal hace siglos, pero aún conservaba centenarias parras de gruesos troncos escondidas entre barrancos. A las pequeñas bodegas que han ido surgiendo con más vocación que medios en los últimos años, se ha sumado un original proyecto para recuperar antiguas gavias, dedicadas ahora a una viña que “va a romper moldes”, en palabras del enólogo Alberto González Plasencia. [En PELLAGOFIO nº 64 (2ª época, mayo 2018)].

Por YURI MILLARES

Cuando el restaurador Pedro Martín Hernández (20 años con el restaurante La Luna, en Corralejo) heredó su parte de la finca Coto del Medio, en Lajares (seguimos en el norte de Fuerteventura), se puso manos a la obra en 2010 en la tarea de arreglar paredes, sacar la piedra y preparar el terreno para plantar… viñas. “Yo fui criado en el campo, aquí antes todo el mundo plantaba y tenía animales”, explica. Incluso un tío suyo había plantado 20 años atrás más de 400 parras de malvasía, listán prieto y otras variedades en unas gavias “arriba en la montaña” (lo que en esta isla de pocas alturas significa a unos 350 metros sobre el nivel del mar).

Fue tras algunos viajes a Santander cuando este emprendedor vive “la cultura que hay allí de tomar vino y me empiezo a interesar”, y escuchando a amigos que sabían de vinos va “cogiendo la afición”. Comienza a plantar viña que trae de Tenerife sin saber muy bien qué variedades estaba plantando. “Yo estaba perdido”, confiesa, hasta que de modo casual conoce al enólogo Alberto González Plasencia (a quien siempre le han fascinado las cualidades agrícolas de esta isla para emprender un proyecto vitivinícola) y se juntan el hambre con las ganas de comer.

“Yo estaba perdido”, confiesa, hasta que de modo casual conoce al enólogo Alberto y se juntan el hambre con las ganas de comerPEDRO MARTÍN, bodeguero

“¿Qué es lo que quieres?, si es un vino para tomar con los amigos, estamos perdiendo el tiempo; si queremos ir más allá, hacemos un proyecto con futuro y cuentas conmigo”, le plantea Alberto a Pedro. Y se pudieron en marcha. En 2016 hicieron su primer vino, poco más de mil botellas de un tinto que bautizaron Conatvs; en 2017 ya fueron 2.500 botellas de Conatvs y unas mil de Airam, su vino blanco.

En la finca Coto del Medio, en Lajares, durante la realización del reportaje. | FOTO TATO GONÇALVES

Las uvas de que se nutre la bodega proceden tanto de las nuevas plantaciones en suelo volcánico en Coto del Medio, como de las viñas que plantó su tío hace 20 años en el jable, como el majorero llama a la arena de origen marino cuando la isla emergió. Pendiente aún de confirmar de qué variedades son –se está analizando el ADN–, las primeras ya hemos dicho que las trajo el bodeguero de Tenerife; las segundas proceden de Lanzarote y de la Rosa de los Negrines, una antigua finca en la propia isla donde se han localizado parras centenarias (como dato histórico, la viña de Aníbal en Fuerteventura, hijo bastardo del conquistador Gadifer de La Salle, se plantó después del año 1402 cuando llegó y antes de 1412 cuando se fue, la referencia más antigua que se tiene en Canarias de una viña explica Alberto González).

La viña de Aníbal, hijo bastardo del conquistador Gadifer de La Salle, se plantó después de 1402 cuando llegó y antes de 1412 cuando se fue, la referencia más antigua que se tiene en Canarias de una viña

Fascinado
Estas últimas en el jable son las que tienen fascinado al enólogo. “Tienes que verlo, porque las cepas viejas que están ahí metidas, como el jable es arena, profundizan la raíz y aunque llueva cada 10 años, la gavia se inunda y esa agua va bajando acompañada por la raíz y puede estar a 50 ó 60 metros. Y abajo ya hay agua segura, es humedad para toda la vida. Eso sería el futuro del futuro: no tenerlas que regar, sino que ellas puedan vivir solas”, explica.

De uvas tintas “arriba hay seis o siete variedades, listán prieto, una planta vieja que es la base del vino, pero también hay unas que vamos a llamar tintillas y también tinta conejera”, dice. De blancas llegaron a la bodega, entre otras, uvas que Alberto identificó como la diego, pero cuando fue a ver la planta se encontró con la sorpresa de que no lo parecía a simple vista, porque “la de Lanzarote es rastrera y aquí no, no sé si se ha adaptado al medio, pero la uva en la bodega sí era diego”.

Otra sorpresa ha sido el comportamiento de las uvas blancas tras su vinificación: «las variedades empezaron a dar aroma y frescura, sobre todo acidez, cosa atípica”

Otra sorpresa ha sido el comportamiento de las uvas blancas tras su vinificación. “Está claro que hay malvasía, listán blanco, diego y otras minoritarias que serán la clave, pero no sabemos qué es, nos lo tiene que verificar la universidad Rovira i Virgili”, que las está estudiando. “Yo pensaba que el blanco de Fuerteventura era para vino de mesa –continúa el enólogo–. La sorpresa fue lo que apareció y por eso se embotelló: las variedades empezaron a dar aroma y frescura, sobre todo acidez, cosa atípica”.

La culpa, dice, “la tiene la arena”, porque la uva blanca vendimiada abajo (en suelo volcánico) “dio mucho grado pero le faltaba frescura, se parecía mucho a Lanzarote; en cambio, la de arriba se comporta como si fuera de variedades de altura. ¿Cómo es posible esa acidez en Fuerteventura?”, se pregunta. “Hubo italianos que lo cataron y confundieron el vino blanco con un verdillo, una variedad de altura”, añade. La respuesta es la arena, insiste, ya que la acidez la dan la altura o la humedad “y lo que está dando la acidez aquí es la humedad que le aporta el jable”.

“Hubo italianos que lo cataron y confundieron el vino blanco con un verdillo, una variedad de altura”ALBERTO GONZÁLEZ, enólogo

Alberto y Pedro comprueban la humedad de la arena apenas escarban. | FOTO TATO GONÇALVES

Pasa como en Lanzarote –ahí está la razón por la que Alberto González, de origen gomero, quería hacer viticultura en arena en Fuerteventura–, la calidad de “esa sandía o esa batata de jable es por la humedad y la respiración de la raíz, que está cómoda en la arena. Siempre he estado obsesionado con eso desde que vi aquellos cultivos cuando llegué a Lanzarote. Me impresionó el jable”.

El futuro es la gavia
Por eso afirma que “el futuro es la gavia”, esa huerta de secano –tan majorera– rodeada de altas paredes de tierra (los trastones) que, primero retiene el agua cuando llueve y la va filtrando; segundo, lava la sal del subsuelo, porque sin gavia el agua correría por encima; y tercero, arrastra minerales que trae la lluvia de las montañas, cuando, canalizada, el agua va entrando a las gavias que están escalonadas y conectadas por desaguaderos, enriqueciendo la tierra. De este modo, resume, “se logran tres cosas: mantener la humedad para el futuro; lavar la sal; y nutrir a las plantas con abonos naturales”.

El agua va entrando a las gavias que están escalonadas y conectadas por desaguaderos, enriqueciendo la tierra

Subiendo por el barranco del Jable (que inundó el pueblo de Lajares por última vez el 19 de septiembre de 1984) se llega al barranco de Los Encantados y a Llanos Alegres, la finca con gavias de arena que tienen recién plantada de la viña antigua. “Vamos a romper todos los moldes”, dice Alberto al mostrarla al equipo de PELLAGOFIO. Escarba un poco en el jable y coge un puño de arena: “Mira cómo está por debajo, húmedo. La viña no muere, no dependemos del agua. Y no es sólo arena que deja respirar a la raíz, sino que del arrastre de la lluvia también tiene arcilla y limo, material bueno para la planta”.

■ AIRAM Y CONATVS
Blanco redondo con un toque salino; tinto crujiente, ligero y fresco

Por MARIO REYES
Sumiller (Vinófilos)

El Airam es de color ligeramente dorado y bastante agradable en nariz. Tiene buena intensidad aromática en la línea de fruta blanca más que tropical, con recuerdos a manzana y pera verdes, y algunos toques cítricos (lima) y de flores. En boca tiene un ligero toque salino, aparece otra vez el recuerdo cítrico y de la fruta, es agradable y redondo. Un vino fácil de beber para acompañar una bandeja de pescaditos fritos.

El Conatvs tiene un bonito y vivo color, con una buena intensidad aromática en la que aparecen frutas rojas frescas (cerezas, frambuesas). Ligero en boca, bastante seco y con buena acidez y sensación crujiente, muestra un tanino agradable y es ligero de alcohol. Joven aún, habría que dejarlo reposar en botella de seis a ocho meses. Podría maridar bien con un guiso de cabrito. En resumen, un vino joven, ligero, fresco y agradable.

Bodegas Conatvs.

Marca: Airam.
Tipo: blanco joven.
Uvas: malvasía, listán blanco, diego y otras.
Añada: 2017.
Producción: 1.000 botellas.
DOP: Islas Canarias.

Marca: Conatvs.
Tipo: tinto joven.
Uvas: listán prieto y diversas tintillas.
Añada: 2017.
Producción: 2.500 botellas.
DOP: Islas Canarias ●

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