Bodegas, uvas y vinos

“Gran Canaria tiene vinos con mucho futuro”

David Seijas, sumiller del restaurante El Bulli (y ahora en El Bulli Foundation), ha visitado varias bodegas de la isla y catado sus vinos, producto de “unos viñedos y un paisaje únicos”. Sorprendido por que en la ciudad de Las Palmas la mayoría de los restaurantes no tienen vinos de la isla, exclamó: “¡es lo primero que tienen que tener!”. [En PELLAGOFIO nº 1 (2ª época, junio 2012)].

Por YURI MILLARES

David Seijas Vila, uno de los dos sumilleres que trabajaba con Ferran Adrià en el restaurante El Bulli y actualmente miembro del equipo de El Bulli Foundation, llegó a Gran Canaria los últimos días de mayo de 2012 para pronunciar la conferencia “El vino y El Bulli”. Invitado por los sumilleres Mario Reyes (curiosamente, finalista del premio Nariz de Oro 2006… que ganó Seijas) y Benito Troya, para participar en el Tasting Room que organizó la empresa Vinófilos en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas, un par de días antes del evento realizaron toda una excursión enológica por el interior de Gran Canaria. El plan era visitar tres de las mejores bodegas de la isla, para que el invitado pudiera catar y descubrir nuevos caldos que sumar a su amplio bagaje profesional de sensaciones y recuerdos del vino.

Sorprendido por que en la ciudad de Las Palmas la mayoría de los restaurantes no tienen vinos de la isla, exclamó: “¡…es lo primero que tienen que tener!»

Primera parada: Bodegas Bentayga
La primera de las citas les llevó hasta las cumbres de la isla, a las instalaciones de Bodegas Bentayga (a 1.200 metros de altitud), una empresa vitivinícola que se autoabastece de uva y produce 15.000 litros de vino al año. Recibido por Sandra Armas, su gerente, el sumiller catalán cató seis de los siete tipos de vinos que aquí se elaboran, con la marca Agala (en especial su blanco seco de uvas listán, albillo, vijariego, y moscatel y su tinto crianza de uvas baboso).

“Hay una cosa que es única aquí que hay que defender –opinó para PELLAGOFIO minutos después, durante aquel recorrido–. Tú visitas mil bodegas y las mil son iguales, pero lo que sí es fascinante es el paisaje. Y aquí es único, igual que las variedades de uva autóctonas. Luego los vinos tienen que ir creciendo. El blanco me ha parecido fantástico, con un perfil un poco aéreo, pero muy interesante, muy limpio, con muy buena fruta y con potencial. También por la altitud, a mil y pico metros. Y los tintos tienen el perfil que a mí me gusta: poca tanicidad, ligeros, poco densos y con muy buena acidez, sin estar enmascarados con la madera, lo que es perfecto”.

David Seijas (a la derecha) observa el llamativo paisaje de las cumbres de Gran Canaria, que incluye las terrazas de viñedos de Bodegas Bentayga.| FOTO Y. MILLARES
En Bodegas Volcán, el sumiller catalán probó un blanco vijariego que le sorprendió.| FOTO Y. MILLARES
Viñedos junto a Bodegas Mondalón, donde Seijas escucha las explicaciones del bodeguero.| FOTO Y. MILLARES

Segunda parada: Bodegas Volcán
La segunda cita de esta excursión vinícola lo llevó hasta Bodegas Volcán, una pequeña propuesta que apenas suma 7.000 litros pero con elaboraciones muy cuidadas de su enólogo Elías Santos. “A mí siempre me gusta ir a ver a estos pequeños productores, ver cómo van trabajando y mejorando –nos explicaba después Seijas–. Volcán es una bodeguita muy pequeñita y su vino blanco –monovarietal de uvas vijariego, vendimiadas en Acusa (Artenara) a mil metros de altitud– me ha gustado mucho, la verdad. Es un vino blanco que tiene un perfil fantástico en boca, con mucho carácter, mineral, de piedra fría”.

Tercera parada: Bodegas Mondalón
La mañana se acercaba a su fin en este intenso recorrido por el paisaje vitivinícola de Gran Canaria cuando David, Mario y Benito llegaron a Bodegas Mondalón, al pie de una ladera con una fuerte pendiente en la que la ceniza volcánica, que caracteriza los suelos de la comarca del Monte Lentiscal, daba soporte a un viñedo de listán negro muy difícil de trabajar pero bajo los beneficios de una gran insolación y de los vientos alisios, como se encargó de recordar su bodeguero, Juan Manuel Cruz.

David Seijas:
«Se trata de producciones pequeñas, con unos viñedos preciosos pero difíciles de mecanizar, con uvas únicas, que no van a competir en precios con zonas tan grandes como Rioja o Penedés, pero unos vinos ideales con los que sorprender a un cliente»

“Muy buena imagen de botellas, muy bien vestidas”, fue lo primero que observó aquí, añadiendo que el “blanco que he probado –de variedades listán, malvasía y algo de moscatel –también me ha gustado mucho, con lo que veo bastante futuro con variedades blancas aquí en la isla. Y un rasgo bastante personal que aquí he encontrado otra vez es este punto ligeramente amargo que a mí me gusta, que lo ligo bastante a la calidad y a la complejidad de un vino. Y luego, de la prueba que han hecho con el vino pasado por madera –el Monte Roca roble 2010 de uvas listán seleccionadas– creo que tiene su público, mucha cremosidad, mucho toffee, mucho torrefacto; muy bien hecho”.

Conclusiones
Para David Seijas, “los vinos blancos de Gran Canaria tienen mucho futuro”, aunque “la gente de aquí debe explicar bien”, insiste, “que se trata de producciones pequeñas, con unos viñedos preciosos pero difíciles de mecanizar, con uvas únicas, que no van a competir en precios con zonas tan grandes como Rioja o Penedés, es imposible”, pero que para un sumiller son vinos ideales con los que sorprender a un cliente que le pide algo diferente, explicó.

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