Bodegas, uvas y vinos

El vino que te apetece tomar, sin patrones preconcebidos

VINÓFILOS TRIANA. Cerca de mil referencias de casi todo el mundo (un centenar de ellas, canarias) esperan al interesado en hacerse con alguna botella de buen vino –sea cual sea su método de elaboración– en una tienda concebida para que el cliente explore qué le gustaría llevarse según sus gustos y apetencias. También lo puede probar in situ y picar algo allí en su espacio bar. [En PELLAGOFIO nº 83 (2ª época, febrero 2020)].

Por YURI MILLARES

En lo que fue una antigua tienda de vinos del céntrico barrio comercial de Triana (Las Palmas de Gran Canaria), de singular fachada decorada con azulejos andaluces y motivos alusivos, han transcurrido ocho décadas de negocios tan variados como carpintería para tienda de muebles, bazar de loza y útiles de cocina y baño, agencia de viajes, de nuevo tienda de muebles y, desde el 10 de octubre de 2019, la tienda especializada Vinófilos Triana.

Vinófilos Triana exterioriza al consumidor el amplio catálogo de vinos que distribuye y la gastronomía como tasca sencilla y sabrosa

Los distintos espacios de Vinófilos Triana: al fondo, el bar, delante la tienda y subiendo la escalera la sala de catas y conferencias. | FOTO YURI MILLARES

Restaurada con el mimo de quien cumple un sueño no previsto, significa el ensamblaje perfecto del proyecto emprendido por el sumiller y restaurador Mario Reyes con la empresa de distribución Vinófilos y con su tasca enoteca El Zarcillo. Porque en Vinófilos Triana se exterioriza al consumidor y de modo directo el amplio catálogo de vinos que distribuye, unido a la gastronomía con la idea original del Zarcillo como tasca sencilla y sabrosa, además de incluir la formación en catas y escuela de sala que ya venían desarrollando en su almacén, pero ahora en un aula específica dentro de la tienda.

El rango de precio parte de vinos de calidad desde 6 euros hasta “vinos míticos” como los grandes châteaux de Burdeos o los grandes crus de Borgoña

La tienda que acoge a Vinófilos Triana vuelve, tras 80 años de carpintería, tienda de muebles (después de lo cual, se taparon con tablones los azulejos), bazar de loza, boutique de ropa infantil (cuando se quitaron los tablones) y agencia de viajes, a vender vinos. El edificio, en la calle Viera y Clavijo 23, data de 1890. | FOTO VINÓFILOS/DE RADA
Una tienda donde se come y se bebe.
Y como tal se rige por un horario comercial en consonancia: de lunes a viernes de 11 a 22 horas con servicio de cocina y sábados de 11 a 14 horas para picoteo. | FOTO YURI MILLARES

La unión de todo eso es, más que una suma, una multiplicación en un espacio multiusos con alma. Es una tienda de vinos con más de 900 referencias (100 de ellos vinos canarios) con la idea de superar el millar en los próximos meses. El rango de precio parte de vinos de calidad desde 6 o 7 euros hasta “vinos míticos” como los grandes châteaux de Burdeos o los grandes crus de Borgoña de 1.500 a 2.000 euros. De todos ellos, “el 10% no los distribuimos nosotros, pero los hemos incorporado (sobre todo de Canarias) porque nos gustan”.

“La tienda está pensada para que el cliente entre aquí y se pierda –explica–. En las estanterías no hemos seguido un patrón por zonas (Rioja, Ribera, Lanzarote, Gran Canaria…), sino que los vinos están colocados según son en boca o aromáticamente, para que al cliente busque lo que le apetece, no de dónde le apetece. ¿Le apetece un vino con cuerpo, potente?, pues vamos a la estantería correspondiente a ver si prefiere un Calatayud, un Guadiana o un Tacoronte”.

Aquí hay que venir, mirar, buscar… y preguntar: le van a orientar entre todos esos vinos en botellas, por cierto, con su ficha adjunta y a la vista. “La ficha acompaña la venta para el que compra y, si es un regalo, para que recibas la botella con algo de información, no la botella pelada. Esa ficha, con código QR, sirve también para generar venta online a posteriori y que puedas pedir una caja de la misma botella que te llevaste de la tienda si te ha gustado, sin tener que venir otra vez”, detalla.

La consigna es “déjese llevar y pruebe cosas”, que el cliente salga de su “zona de confort”, que vaya más allá del Rioja y el Ribera

También es “una tienda donde se come y se bebe dentro, no un bar de vinos…”, precisa. Como tal se rige por un horario comercial en consonancia (de lunes a viernes de 11 a 22 horas con servicio de cocina y sábados de 11 a 14 horas para picoteo). Con una barra de bar y diversas mesas, aquí se pueden probar hasta 80 vinos por copas o medias copas (algo que permiten los sistemas de conservación de hoy en día y antes era inviable sin que el vino perdiera cualidades). Y no son sólo tintos o blancos, hay espumosos, jereces, dulces, madeiras, oportos…

La cocina tiene guiños guiños “zarcilleros” con sus papas negras con mojo, las croquetas de jamón y su cochino crujiente a baja temperatura

A partir de aquí la consigna es “déjese llevar y pruebe cosas”, que el cliente salga de su “zona de confort”, que vaya más allá del Rioja y el Ribera y pruebe un Calatayud, un Bierzo o un Canarias, por citar tres del medio centenar de posibilidades según su denominación de origen.

Gonzalo Ramírez, que cada mañana prepara una sabrosa (y distinta) tortilla, retratado en la cocina con Mario Reyes (dcha.) y Carlos González (responsable de Comunicación). | FOTO YURI MILLARES

De las cosas del comer se ocupa Gonzalo Ramírez, durante muchos años en la cocina de El Zarcillo y ahora aquí ofreciendo un menú con muchos guiños “zarcilleros”. Latas y conservas de calidad y sencillas (entre ellos burgados o sardinillas con papas chips, o chipirones en su tinta), ensaladas y entrantes (como la ensalada de bonito o las papas negras con mojo), tablas (de ibéricos, quesos canarios o antipasti italianos), fritos sin gluten (ahí están las croquetas de jamón) y su cochino crujiente a baja temperatura o el bacalao de Casilda.

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