Enoturismo en el fondo del mar con Monje Wine & Tours

Cuando 2018 está próximo a finalizar, llegan las últimas novedades del año en la bodega tinerfeña Monje. Ubicaba en El Sauzal es referencia de los mejores vinos de Canarias y del enoturismo. Una de ellas, su tinto tradicional fermentado en antiguos toneles de roble, ahora también con crianza cuatro meses bajo las aguas del Atlántico… ¡que se puede catar yendo al lugar donde reposa, en jaulas marinas a 18 metros de profundidad! [En PELLAGOFIO nº 70 (2ª época, diciembre 2018)].
Por YURI MILLARES

En el avance de las muchas novedades que preparaba Bodegas Monje para 2018, citábamos, al escribir “Vinos con historia, uvas de terruño y los Monje que vienen”, los primeros tintos monovarietales de esta bodega con las uvas bastardo negro y vijariego negro. Y anunciábamos que algunos más llegarían antes de finalizar el año.
Pues aquí están la versión con crianza submarina de su Monje Tradicional y el primer vino espumoso Monje, elaborado con uva negramoll rosada (además del Monje de Autor Reserva 2012, listo para llegar al consumidor en 2019).
El director y propietario de esta bodega, Felipe Monje, sin embargo, no se limita a ampliar su ya extensa gama de vinos que seducen con una personalidad muy marcada. Como lleva haciendo años, combina la actividad enológica con numerosas actividades que irradian el vino en combinación con otras muchas actividades (gastronomía, música, teatro, deporte, incluso la propuesta “Vinos de película” para el maridaje de vinos y tapas con escenas de famosas películas…).
Pero lo más novedoso, no sólo porque se oferta a partir de este 15 de diciembre, sino por tratarse de una actividad única, es la posibilidad de realizar una excursión al fondo del océano para catar un vino y probar un queso.

Emulando al capitán Nemo
Como los protagonistas creados por Verne en 20.000 leguas de viaje submarino en su viaje a las profundidades marinas, el capitán Nemo será en esta ocasión un guía instructor de buceo.
Mientras, el submarino Nautilus posado junto a un pecio hundido cargado de tesoros serán, respectivamente, una campana de metacrilato y una bodega sumergida a 18 metros de profundidad llena de botellas de vino, protegidas por cangrejos y otros animales acuáticos. Del profesor francés Pierre Aronnax o el arponero canadiense Ned Land podrá ejercer cualquiera de ustedes, eso sí, bajando por propia voluntad y curiosidad.


El proyecto Bodega Submarina de Canarias “nace con la idea de dotar a las bodegas del archipiélago de una herramienta más para la guarda y evolución de sus vinos en unas condiciones imposibles de conseguir por encima del nivel del mar”, explica el buzo profesional e impulsor de esta iniciativa Roberto González.
Se refiere no sólo a una temperatura constante sin variación del día y la noche, a una mayor protección del vino frente a la luz ultravioleta- O a la ingravidez que hay en esa situación con unas corrientes que tienen al vino en un constante y suave movimiento. Además, la cámara de aire entre el vino y el corcho desaparece al someter a la botella a cerca de tres atmósferas de presión, haciendo que a través del corcho entre oxígeno, pero no agua, y se equilibre la presión del interior con la que hay en el exterior. De esta forma, “al descorchar el vino se muestra mucho más aromático”, destaca.


500 botellas Monje
En el caso de Bodegas Monje, se hizo la prueba inicial de sumergir cuatro de sus vinos, para observar los resultados en el vino: el Dragoblanco, el rosado Bibiana, el tinto de maceración carbónica Hollera y su clásico Monje Tinto Tradicional.
“De esos cuatro –explica Felipe Monje–, los que más me sorprendieron fueron el blanco (que era mucho más intenso) y el tinto tradicional (que maduró y se ensambló más rápido bajo el agua)”. De estos dos decidió concentrarse en el segundo, para comercializarlo como vino con una pequeña crianza en la Bodega Sumergida de Canarias en una edición anual limitada a 500 botellas.
La instalación es “un módulo de hormigón que pesa unas 12 toneladas y tiene una capacidad para ocho mil botellas, aunque la hemos limitado a cinco mil, para no convertir este producto en uno más en el mercado y que haya una exclusividad”, explica Roberto González.
“La parte turística del proyecto es una experiencia única en el mundo –continúa–, trasladando una herramienta del buceo profesional (como son las campanas donde hacemos la descompresión, las llamadas campanas húmedas) al buceo deportivo, para ofrecer al cliente la experiencia de estar a 18 m de profundidad en seco, donde te puedes quitar el regulador y las gafas, y a través de unos cristales apreciar la vida que hay en el exterior mientras estás degustando una copa de vino acompañada de un queso”.
La profundidad a la que está la campana de metacrilato es de 15 m, porque se encuentra en el techo de la bodega, y 18 m es la profundidad máxima a la que va a bajar el buceador, que necesitará cualquier titulación de iniciación como un Open Water Diver u otro parecido.
En buen punto de madurez, seco y con carácter
Por MARIO REYES
Sumiller y propietario de la Enoteca El Zarcillo (Tafira Alta).
Atractivo a la vista, con vida, de color granate ligero y algún destello púrpura. Calmado aromáticamente. Al airearlo surgen aromas de fruta roja en buen punto de madurez, flores algo marchitas y aromas minerales. Seco y con carácter, en su entrada es recio con un tanino algo rudo, ágil de beber y corto de acidez, despidiéndose con unos tonos amargos muy agradables.
Bodegas Monje.
Tipo: Tinto fermentado en antiguos toneles de roble y cuatro meses sumergido a 18 m de profundidad.
Uvas: listán negro, negramoll y listán blanco.
Añada: 2017.
DOP: Islas Canarias ●