Viñátigo, productos diferentes para un mundo que se globaliza

Viñátigo, la bodega que dio sus primeros pasos en 1990 en La Guancha aportando una importante renovación en el sector vinícola tinerfeño, crece como proyecto con nuevas plantaciones en El Hierro (imagen de cabecera) y Tenerife y salta a Uruguay, en el empeño de rescatar variedades singulares de uvas. [En PELLAGOFIO nº 30 (1ª época, marzo 2007)].
Juan Jesús Méndez Siverio, director técnico de Bodegas Viñátigo, vive hoy la empresa que fundó en 1990 desde una perspectiva muy diferente. En tres lustros ha convertido la tradición familiar de unos pequeños viticultores en un amplio proyecto que se expande desde Tenerife a El Hierro (en Canarias) y al otro lado del Atlántico (en Uruguay).
Empezó en una modesta y vieja casona canaria del pueblo de La Guancha, en la que hubo un momento en que casi no tenía sitio donde moverse
Empezó en una modesta y vieja casona canaria del pueblo de La Guancha, en la que hubo un momento en que casi no tenía sitio donde moverse, a medida que iba introduciendo nueva maquinaria y depósitos y, con ello, importantes cambios en los procesos de elaboración artesanales que predominaban en aquella época, sustituidos por otros, explica, “más modernos y acordes con las exigencias actuales del consumidor”. Además, colaboró como impulsor de la Denominación de Origen Ycoden Daute Isora, donde Bodegas Viñátigo sigue jugando un importante papel dinamizador.
Los resultados en aquellos primeros años “fueron muy buenos”, asegura. La excelente acogida de sus vinos en el mercado animó a su equipo a continuar con el proyecto, ampliando la producción con la compra de uva a otros pequeños viticultores, “para conseguir un mayor volumen y por tanto más presencia en el mercado”.
Proyectos I+D
“A partir de 1995 decidimos emprender diversos proyectos de I+D”, relata, en referencia a los estudios emprendidos sobre las variedades tradicionales de uvas, sus condiciones de cultivo, métodos de elaboración y potencialidad enológica. “Fruto de ello hemos logrado poner en el mercado nuevos vinos, diferentes a la oferta existente y de gran calidad, que a la larga han sido el gran valor añadido de Viñátigo”. Una renovación y apuesta por vinos nuevos a partir de una materia prima que estaba ahí, que se ha rescatado y para la que han destinado importantes inversiones tecnológicas.
Juan Jesús Méndez, bodeguero:
«Podemos obtener productos muy diferentes que se pueden hacer un hueco en un mercado cada vez más globalizado y competitivo»
“Nuestros proyectos de I+D también han buscado soluciones a la mecanización de la viticultura, logrando un modelo que en estos momentos, por su grado de informatización y de gestión controlada, es un referente a nivel nacional”, señala Juan Jesús Méndez, que muestra orgulloso la implantación del sistema ISO 9000 de Gestión de la Calidad, siendo la bodega pionera de España en tener certificadas todas las etapas del proceso de producción, cumpliendo escrupulosamente la ley de Trazabilidad.

El proyecto Viñátigo, consolidado como referencia de calidad en el sector vitivinícola, comenzó con el nuevo milenio un proceso de expansión más allá de las limitadas fronteras que le marcan la DO que está en su origen, promoviendo paralelamente otras iniciativas para continuar con la línea de trabajo emprendida en lo que al rescate y valorización de variedades de uva se refiere. Así han llegado propuestas como la de la bodega Tanajara en El Hierro, la Compañía Vitivinícola de las Islas Canarias en Valle Guerra (Tenerife) y, más recientemente, la plantación de viñedos en Uruguay, un país fundado, por cierto, por emigrantes canarios.
“Nuestro camino está basado en dos aspectos claves, la calidad y la diferenciación, donde juega un papel importantísimo el potencial que ofrece nuestra enorme riqueza varietal. Podemos obtener productos muy diferentes que se pueden hacer un hueco en un mercado cada vez más globalizado y competitivo”.
Bodega bajo tierra
La primera ubicación de Viñátigo (1990) en una vieja casa familiar de techos de madera y teja, con habitaciones repartidas en torno a un pequeño patio, dieron paso a unas modernas instalaciones inauguradas el 27 de noviembre de 1997. En tres plantas, dos de ellas subterráneas de modo que el impacto paisajístico es mínimo, la entrada se realiza por una rampa de madera en forma de espiral que se introduce en la réplica en piedra de un cono volcánico hasta la zona de degustación y los accesos a las diferentes dependencias: zona de crianza, nave de elaboración, laboratorio.
La recepción de uva en vendimia se sitúa en la parte superior del edificio, donde el fruto pasa a unas prensas a través de unas tolvas o se depositan en los maceradores, diseñados con un sistema que les permite autovaciarse y transportar las pastas a las prensas con facilidad, por gravedad, lo que significa el tratamiento más delicado posible de la uva.
Tanajara en El Hierro
Como prolongación del proyecto original de una bodega dedicada a investigar y potenciar las variedades tradicionales de uva de las islas, en el año 2002 Viñátigo da el salto a El Hierro. Surge así una bodega junto a socios de esta isla con el nombre de Tanajara, dedicada a producir vino con las variedades características y diferenciadoras herreñas, la vijariego negro y la baboso.

Nuevas plantaciones en Tenerife
En 2004 comienza un nuevo proyecto en Valle Guerra (Tenerife), donde a través de otra nueva sociedad, la Compañía Vitivinícola de las Islas Canarias, “hemos realizado una plantación importante de viñedo con variedades autóctonas canarias, igual que las de Viñátigo y Tanajara, y comenzaremos a comercializar en 2007 vino para el cual aún no tenemos marca comercial”, explica Juan Jesús Méndez.
Variedades canarias en Uruguay
Actualmente los vinos del grupo Viñátigo se comercializan en toda Canarias, en la Península y en Alemania, principalmente. Pronto lo harán también en el continente americano. Junto con otros dos empresarios canarios, Viñátigo participa en una sociedad que se acaba de instalar en Uruguay, “donde estamos potenciando en primer lugar la variedad representativa de la viticultura uruguaya, la tannat –explica Méndez–, y tenemos previsto comenzar a cultivar allí nuestras variedades canarias”.
Sedoso de acidez fresca
Por LUIS MOLINA ROLDÁN
Ingeniero técnico agrícola y enólogo
Color amarillo pajizo con ribetes verde limón, limpio y brillante. Aromas de intensidad media alta, destacando la fruta tropical madura, chirimoya, papaya, toques a piña. En boca, sedoso, con acidez fresca y viva y retronasal a fruta tropical (maracuyá) y pinceladas a tabaco verde.
Bodegas Viñátigo C.B.
Marca: Viñátigo Marmajuelo
Tipo: Blanco joven
Uvas: Marmajuelo
Añada: 2006
Graduación: 13
Botellas: 19.000 x 75 cl
DO: Ycoden-Daute-Isora ●