Bodegas, uvas y vinos

Tacoronte-Acentejo, más de 20 años enamorando

La comarca vitivinícola de Tacoronte-Acentejo, en Tenerife, se encuentra estos días entre septiembre y octubre en plena vendimia. Los 1.887 socios que la conforman miran al cielo, esperanzados, viendo cómo se suceden los días soleados y la uva alcanza su grado de maduración idóneo, en una cosecha que viene abundante y con calidad. [En PELLAGOFIO nº 13 (2ª época, octubre 2013)].

Hay 45 bodegas que embotellan su vino al amparo del consejo regulador de la denominación de origen de esta comarca. Su trabajo por certificar y promover la calidad de esos vinos, está en la clave del prestigio que la marca genérica de esta DO suma como valor añadido a las propias marcas de cada bodega.

Francisco Calixto, enólogo de Bodegas Insulares (Viña Norte), entre los depósitos que estos días está llenando.| FOTOS TATO GONÇALVES
“En Canarias llevamos años vendiendo la imagen de unas islas con paisajes diferenciados y esa diferencia la expresan las DO de las distintas comarcas e islas con sus vinos también diferenciados”, explica el presidente de esta DO, Ismael Díaz. “Y hay mucha gente enamorada de la marca Tacoronte-Acentejo. Que de cada diez botellas de vino canario que se vende en Tenerife, siete sean de esta DO, lo explica todo”, añade. Por eso, además de representar a una denominación de origen con mucho futuro por delante, gracias también a “un arraigo sociocultural por encima de cualquier moda pasajera”, están tramitando la mención como Denominación de Origen Calificada (“Sería la primera de Canarias y la tercera de España en lograrlo”, destaca Díaz, que ante la aparición de la nueva DO Islas Canarias opina que, “si viene a sumar y dar salida a mayor cantidad de vino, bienvenida, pero no es recomendable hacer responsable a ningún consejo regulador del fracaso empresarial o personal de nadie; sería injusto e irresponsable”).

Y no sólo es certificar la calidad en las distintas fases del cultivo de la uva y de las diversas elaboraciones de los vinos y su embotellado, también se ocupa este consejo regulador de una intensa actividad promocional para transmitir la imagen de su marca.

La actividad dinamizadora se concreta en numerosas convocatorias que vinculan a sus vinos no sólo con el disfrute y con la gastronomía…

Una actividad dinamizadora que se concreta en numerosas convocatorias que vinculan a sus vinos no sólo con el disfrute y con la gastronomía, también con la cultura y las tradiciones, siempre enraizando el producto con el paisaje, su historia y sus gentes: invitación al público a participar en vendimias y visitar bodegas, exposiciones de arte, cursos de cata, jornadas gastronómicas o festivales de vinos son algunas de esas propuestas.

…Invitación al público a participar en vendimias y visitar bodegas, exposiciones de arte, cursos de cata, jornadas gastronómicas o festivales de vinos son algunas de esas propuestas

Renovación de confianza
Este bagaje de trabajo ha llevado a los socios a renovar su confianza en el equipo directivo de su consejo regulador, por lo que en las recientes elecciones les han renovado mayoritariamente su confianza. Así, en la mesa del Consejo Regulador de esta DO se sientan viticultores profesionales y bodegueros que representan a la mayoría de las explotaciones con mayor producción.

José Miguel Díaz Torres (bodega El Mocanero) con sus hijos y el viticultor Romeo Rodríguez una tarde de vendimia.
Pero el éxito de los vinos de Tacoronte-Acentejo, fruto del esfuerzo de cada bodeguero por elaborar sus caldos siguiendo estrictos criterios enológicos y fruto del control de calidad y promoción que realiza su consejo regulador, se enfrenta a un día a día no exento de dificultades (cuando las ayudas que tienen comprometidas las administraciones públicas se retrasan, cuando hay competencia desleal de uvas y vinos foráneos) y de retos (modernizar los cultivos, mejorar el rendimiento de las produciones, disponer de relevo generacional, ampliar la formación en vitivinicultura).

El reto del «segundo escalón» de calidad
Y entre esos retos, la gerente del Consejo Regulador de la DO Tacoronte-Acentejo, María Paz Gil (una DO, por cierto, que agrupa a nueve municipios del norte de la isla: El Rosario, El Sauzal, La Laguna, La Matanza de Acentejo, La Victoria de Acentejo, Santa Cruz de Tenerife, Santa Úrsula, Tacoronte y Tegueste), destaca como prioritario (antes que promover la creación de otras denominaciones de origen en el archipiélago) prestar especial atención a lo que denomina “segundo escalón” en la elaboración de vinos de calidad. “Hay que darle un espacio reglado a ese segundo escalón que son los vinos de la tierra, para darles cobijo como tales y cubrir un mercado que existe y no se está aprovechando.”, explica, “porque de los 12 millones de litros de vino que se elaboran en esta comarca, por ejemplo, hay 10 millones de litros que no salen como vino con denominación de origen”

Y son vinos de explotaciones donde incide más la necesidad de esa modernización, mejora de rendimiento y ampliación de la formación “que son el talón de Aquiles de la viticultura canaria”.

■ 1.887 VITICULTORES
Datos entre viñedos

La DO Tacoronte-Acentejo es una comarca vitivinícola que en sus nueve municipios tiene inscritas 45 bodegas con producciones que van desde las 2.000 botellas hasta las 700.000. Destacan entre ellas, por ejemplo, Viña Norte, Marba, El Mocanero, Monje, Cráter, La Isleta o Balcón Canario. Dedicada mayoritariamente a los vinos tintos, su producción de uva blanca supone sólo un 9,25% del total de uva cosechada en los últimos diez años.

Tacoronte-Acentejo es una comarca vitivinícola que en sus nueve municipios tiene inscritas 45 bodegas con producciones que van desde las 2.000 botellas hasta las 700.000

La mayoría –1.473– de los 1.887 viticultores socios de la DO disponen de parcelas de viña que oscilan entre los mil y los diez mil metros cuadrados. Sólo hay 29 con menos de 500 metros y 75 con más de 20.000 metros. Todas las parcelas suman 1.128,5 hectáreas.

Entre los viticultores profesionales (es su actividad principal y única), Romeo Rodríguez destaca por ser uno de los mayores productores con una parcela de 16 hectáreas. Natural de la zona de Tejina-Valle Guerra, con sólo 24 años dejó el trabajo entre las plataneras y tomateros en el sur de Tenerife, donde estaba con su padre, para volver al norte a emprender una nueva vida como viticultor.

Romeo Rodríguez, viticultor que vende uva a bodegas como Marba o Mocanero, con una partida de malvasía, en la finca San Gonzalo.| FOTO TATO GONÇALVES
“Me ofrecieron la finca San Gonzalo, entre El Socorro y La Padilla, y me vine para acá con la familia. Mi padre me decía que estaba loco. Pero tuve un buen maestro, Eladio González, que era investigador del ICIA (ya falleció), y en pocos años me puso al día. Yo seguí las directrices que me iba marcando y con las condiciones particulares de cada zona de la finca, que yo le comentaba y el día a día de la práctica fui trabajando y aprendiendo”.

Hoy tiene una producción en torno a los 80 mil kilos (de los que había vendimiado 10 mil días atrás, cuando lo visitó PELLAGOFIO), sobre todo de uva listán negro, aunque también tiene bastante negramoll y, en menor cantidad “un popurrí de malvasía, gual, marmajuelo, vijariego. El baboso lo arranco este año, que lo planté hace ocho, pero la economía está como está y no se puede quitar dinero de la listán negro a variedades que no funcionan bien”. Porque, como le gusta decir, “los viejos del sombrero no se equivocaban. La selección natural que se hizo cuando no tenían otra cosa que estar pendientes del cultivo les llevó a la listán negro. Este año me cepillo la baboso, ya las tengo todas marcadas”.

Entre sus cerca de 50 clientes, se incluyen algunas de las más conocidas bodegas de la DO Tacoronte-Acentejo, como Marba, La Isleta o El Mocanero ●

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