Bodegas, uvas y vinos

Una cata de vinos añejos de tea descubre un tesoro

VINO DE TEA. Organizada por la DO La Palma con la colaboración de ‘Pellagofio’, una cata de vinos añejos de tea (envejecidos más de 15 años en botella) sorprendió a un grupo de catadores al comprobar cuál había sido su evolución. “Espectacular” o “soberbio” fueron algunos de los calificativos que se escucharon en la Casa de la Cultura de Puntagorda. [En PELLAGOFIO nº 91 (2ª época, diciembre 2020)].

VINOS DE TEA PARA UNA CATA SORPRENDENTE
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El Níspero 2018</p style>

Taedium s/a</p style>

Viñarda 2018</p style>

Vitega 1996</p style>

Vitega 2004</p style>

El Níspero 2004</p style>

Por YURI MILLARES

Onésima Pérez en 1997, año en el que su bodega fue la primera en embotellar vino de tea y Denominación de Origen La Palma. | FOTO YURI MILLARES

Al día siguiente de la presentación en el teatro Circo de Marte de Santa Cruz de La Palma del documental Vino de tea, patrimonio único de la isla de La Palma, de los investigadores del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del CSIC Eva Parga Dans y Pablo Alonso González, tuvo lugar en Puntagorda una singular cata que pretendía revelar la evolución del vino de tea añejado en botella, a partir de varias muestras aportadas por Pellagofio y por la bodega Vitega. La cata incluyó también una representación de vinos jóvenes de la citada bodega y de las demás que también elaboran marcas con este tipo de vino (El Níspero, Vega Norte y Viñarda). El resultado fue todo un descubrimiento por la capacidad de guarda que mostró.

Los vinos de tea, tradición de siglos en el norte de La Palma, no empezaron a embotellarse hasta mayo de 1997. Fue en la bodega Vitega, de Onésima Pérez, que aquel verano me decía: “Llevamos años experimentando para que no quede tan fuerte”. Antes, “estaban siempre en la tea; ahora fermentamos el mosto en acero y cuando el vino está claro lo pasamos a limpio, quince o veinte días en las pipas. Lo vamos probando y cuando tenga el sabor de la tea lo pasamos otra vez al acero, para que no quede fuerte y no pierda aromas ni sabores”.

La bodega El Níspero empezó a embotellar el vino de tea como vino de mesa en 1998 con la marca El Avisero. | FOTO YURI MILLARES

En la bodega El Níspero, de su hermana Eufrosina Pérez, lo hicieron en 1998 como vino de mesa bajo la marca El Avisero. En 1999 Juan Antonio Rodríguez, marido de Eufrosina, me explicaban que también fermentaban en bidones de acero inoxidable y después pasaban el vino “unos días a pipas de tea, porque antiguamente beber vino de tea era chascarse una raja de tea”.

«Habrá que ver la forma que estos vinos en botella puedan funcionar. Tenemos vinos de hasta cuatro años y funcionan muy bien en garrafones»MANUEL GARCÍA, viticultor, en 1996

Hasta 1996 era un vino que se vendía exclusivamente a granel a partir de mostos que fermentaban en las barricas. El viticultor Manuel García me comentaba entonces que “habrá que ver la forma que estos vinos en botella puedan funcionar”. En favor de ello aseguraba que “tenemos vinos de hasta cuatro años y funcionan muy bien en garrafones”. De la mezcla de uvas tintas y blancas “nos salen unos vinos que cuando van a estar buenos, o, al menos cuando a mí me gustan, es al año siguiente”. Y sentenciaba: “El día que ya se elabore con un control enológico, se embotellará. Lo que pasa es que todavía no ha roto, es como un parto que no sale nunca”.

Comienza la ronda. De varias cosechas entre 2003 y 2015, media docena de botellas de Vitega, El Níspero y Vega Norte se dieron cita el pasado mes de noviembre ante un panel de catadores de la DO La Palma al que se sumaron Pablo Alonso y Eva Parga (CSIC) y Mario Reyes (Vinófilos-Las Palmas). La ronda comenzó por una primera tanda de vinos de añadas recientes con vinos de estas tres bodegas a la que se sumó una bodega más joven, Viñarda.

Servicio de uno de los Vitega añejos que se probó en la cata. A la izquierda, Héctor Herrera (bodega Vitega) y a su izquierda su madre Onésima Pérez. | FOTO YURI MILLARES

Se trataba de intercambiar impresiones mientras se cataba y pronto aparecieron la frescura y las notas mentoladas, algo “muy característico de los vinos de tea de la gente que lo hacía para casa, fermentándolo y dejándolo mucho tiempo”, que aquí también se percibía en el retrogusto, decía Alonso. “No sabemos cómo se tostaron las barricas de tea, probablemente tuvieron tuestes distintos. Lo que sí marcaba es que antes eran más claretes; en éstos –miraba las copas sobre la mesa– veo, a diferencia de los caseros, que tienen más color, también por la tendencia actual del mercado a que más color es mejor vino”.

«Me parece soberbio. Una evolución casi impensable»CARLOS LOZANO, enólogo de Bodegas Teneguía

Llegada la segunda tanda, esta vez con los vinos añejos, los rostros de algunos catadores cambiaron su expresión de la curiosidad a la sorpresa. “¡Qué rico, está espectacular!”, fue lo primero que acertó a decir el investigador del CSIC. Para el enólogo y sumiller Mario Reyes “si el efecto que produce la guarda en botella es éste, se podría regular una categoría superior de tea, con un envejecimiento mínimo de equis meses en bodega antes de comercializarlo. Así te puedes tomar el tea del año o el superior envejecido en botella, una forma de valorizar el producto. Si se produce la integración que vemos aquí, te dicen que es tea y no te lo crees”.

De izq. a dcha., Carlos Lozano (Teneguía), Pablo Alonso (CSIC) y Mario Reyes (Vinófilos). | FOTO YURI MILLARES

“Éste me parece soberbio –se refería también Carlos Lozano, enólogo de Bodegas Teneguía, a uno de los añejos de Vitega–. Una evolución casi impensable. Hay un factor primordial en estos vinos: las variedades blancas que hace que mantengan el nervio”. Después llegó El Níspero 2004. “Es todo uva tinta”, señaló la bodeguera. “Pues ha aguantado muy bien, tiene tea”, destacó Alonso, a lo que apostilló Reyes “tiene un posgusto de tea largo”. Por último se sirvió el Vega Norte 2003, pero no se pudo apreciar su evolución ya que el corcho se encontraba en mal estado.

Para María Gómez, de Viñarda, “la verdad es que cada vino manifiesta la manera que tiene de elaborar cada uno, pero hay un hilo conductor: que en mayor o menor intensidad siempre está la tea”. Cualidad que Mario Reyes unió al concepto de frescor. “La tea y el frescor son características interesantes en el recorrido que estamos haciendo, porque todos los vinos mantienen una tensión fresca”.

«Sería bueno que hubiera dos categorías, una de guarda para envejecer porque estos vinos son una maravilla»EVA PARGA, investigadora del CSIC

“Están muy buenos. Añejan bastante bien”, resumió sus impresiones un Pablo Alonso que se reconoció “muy emocionado”. “Es impresionante cómo se integra con el paso de los años. Es brutal”, agregó Reyes. “Me están dando hasta ganas de comer carne de cabra y todo”, bromeó.

Como conclusión quedaron las palabras de Eva Parga: “Pues sería una buena idea que hubiera dos categorías en la tipificación, para continuar animando a la gente a hacer vino del año y también seguir guardando para envejecer, porque estos vinos son una maravilla”.

■ EL DETALLE
Panel con catorce catadoresJunto a Pablo Alonso y Eva Parga (CSIC) y Mario Reyes (Vinófilos-Las Palmas), participaron once catadores, viticultores y bodegueros por la DO La Palma:
Paula Barreto
Michael Candelario Candelario
Alicia García Pérez
María Gómez Melini
Eva María Hernández Alonso
Luis Roberto Hernández Martín
Héctor Herrera Pérez
Carlos Lozano Pérez
Eufrosina Pérez Rodríguez
Onésima Pérez Rodríguez
David Rodríguez Pérez


■ EL NÍSPERO 2018
Muy aromático, rico y con frescor

Vino de tea de uvas tintas como muñeco y prieto, pero con predominio de negramoll y estancia en pipa de tea durante 20 días. La bodeguera, Eufrosina Pérez, explica que “los blancos aquí son muy aromáticos, muy buscados y muy vendidos y todo racimito se va para el blanco. Antiguamente metíamos en tea todo mezclado, blanca y tinta, en aquella época predominaba negramoll y algo de listán y alguna parrita de albillo”.

El enólogo y sumiller Mario Reyes lo describe de “intensidad aromática alta, rico y con frescor, poca sensación de fruta, pero sí sensación mentolada y bastante prototipo de lo que es un vino de tea”●


■ TAEDIUM (VEGA NORTE)
Fruta roja y notas acarameladas

Vino de tea sin añada elaborado con uvas tintas negramoll, almuñeco y listán prieto y con un mes de guarda en pipa de tea. “De intensidad aromática alta, notas un poco terrosas y húmedas y presencia de la tea no muy intensa. Al oxigenarse aparece fruta roja y notas acarameladas”, destaca Mario Reyes. El Vega Norte de 2003 no se pudo catar por haberse deteriorado el corcho de la única botella disponible. En 2006 lo describía el sumiller Octavio Batista para Ruta Archipiélago (antecesora de Pellagofio) con “notas balsámicas (resina, eucalipto); en boca expresa frescura, de cuerpo ligero y acidez sabrosa que se despide con un ligero amargor resinoso de persistencia media” ●


■ VIÑARDA 2018
Un tea diferente, muy armado en boca

Vino de tea elaborado con uvas vijariego y listán prieto y con tres meses en barrica de tea. “Mi idea es fermentarlo en la propia tea, aunque éste sólo ha hecho en la madera la fermentación maloláctica”, dice el bodeguero, David Rodríguez.

“Cambia la mezcla tradicional, basada en la negramoll –explica Mario Reyes–, con la idea de poner en valor dos variedades para ellos más interesantes. Un vino de tea diferente, con bastante presencia de la resina. Tiene ese frescor que se acerca no tanto a la idea de crianza en barrica como a la de vino de monte, con presencia del tanino. Llama la atención que es un vino de tea bastante armado en boca, no tan delicado como los otros” ●


■ VITEGA 1996
Resina y regaliz en tono rosa salmón

Vino de tea elaborado con uvas negramoll y albillo y 20 días de estancia en pipa de tea, tiene la singularidad de ser el primer vino de tea embotellado (y DO La Palma). No hay disponibles muestras del vino que pasó a la botella en mayo de 1997.

La cata, realizada aquel año por Octavio Batista, lo describía “abierto de capa, rosado con tono salmón. En nariz nos descubre una gama aromática de tipo balsámico que lo hacen tan particular, pino”. En boca, “seco, blando y cálido en su desarrollo, con un final de boca amargo pero agradable, dejando al ingerirse un característico posgusto a resina y regaliz, que lo hace distinto y original” ●


■ VITEGA 2004, 2005, 2015
Muy fresco, maduro y gastronómico

Vinos de tea mezcla de uvas tintas y blancas y 20 días de estancia en pipas de tea. De este vino se pudieron catar tres botellas de diferentes añadas: 2015, 2005 y 2004. “La botella le favorece muchísimo y los que tienen uva blanca son más frescos, la tanicidad es mucho más suave, son más vivos y, sobre todo, la reducción en la botella ha hecho que los aromas se integren. Aquí aparece un disfrute”, describía sus impresiones el enólogo Carlos Lozano.

El 2015 estaba “muy abierto, muy limpio y muy ágil –según Mario Reyes–. Súper fresco y con la tea integradísima, muy rico de beber y gastronómico. Bastante buena acidez y, a la vez, un vino maduro en el que se nota la añada. El que más me gustó”, confiesa. El 2005, “sorprendió por la capacidad de envejecimiento que mostraba; yo anoté «alucinante». Un vino de 15 años del que no se daba nada por él y resulta que está bien vivo. En nariz me aparecieron notas de tomillo y orégano que no habían aparecido hasta ahora en la cata. Elegancia, madurez, muy fresco”. El 2004 “estaba entero, más maduro y con más boca. Muy interesante también” ●

■ EL NÍSPERO 2004
Tea integrada y fruta 16 años después

Su primer vino de tea en botella lo sacó Eufrosina Pérez como vino de mesa en octubre de 1998 y la marca El Avisero. Un clarete refrescante por la menta que posee la resina. Ese mismo año pondría en marcha la marca El Níspero con DO La Palma. El tea 2004 era ya un tinto de uvas muñeco, prieto y negramoll y 20 días de guarda en barrica de tea.

Para Mario Reyes un vino “muy integrado en el que la fruta volvía a aparecer a pesar de haber pasado 16 años” y que le sorprendió por recordarles a él y a Pablo Alonso al Vitega 2004. “Fue algo que nos llamó la atención y hablamos de la similitud entre las añadas” ●

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