Vino de tea, el corazón del pino canario hecho vino en barricas

VINO DE TEA. “Joya enológica”, “singularidad del norte de La Palma” y otros calificativos similares se usan para referirse a un vino que no tiene igual en el mundo y se elabora en los municipios palmeros de Garafía, Puntagorda y Tijarafe. Su especial aroma y sabor se lo proporciona su guarda en barricas de tea. [En PELLAGOFIO nº 91 (2ª época, diciembre 2020)].
Por YURI MILLARES
Los extensos pinares del norte de La Palma han sido durante siglos casi el único recurso maderero que tenían los agricultores de la zona más abrupta de la isla, para construir casas y pajeros, pero también bodegas, lagares y barricas. Del Pinus canariensis extraían la tea, la parte más resinosa de esta madera, para hacer las duelas que darían forma a unos envases que el lugareño denomina pipas y servían para fermentar el mosto y guardar el vino.
«La tea ya es difícil conseguirla y tiene que ser una madera limpia de nudos porque, si no, al doblarla se parte»JUAN ROCHA, carpintero
El corazón del pino canario era muy difícil de trabajar para tonelería y ya casi no hay ni quien repare los que van quedando, heredados de padres a hijos y nietos. El carpintero de ribera Juan Rocha Hernández me contaba en 1998 en su taller en Argual (Los Llanos de Aridane) que también hacía y reparaba toneles. “De la Península vienen toneles de castaño y de roble y nosotros no podemos competir con eso”, decía, pero de tea era otra cosa, ya que es algo exclusivo de la isla. Por eso los que hacía eran “en tea, porque hay quien no quiere otro envase; hacía toneles de tea, de corazón de almendro y de nogal”. Le llevaba una semana de trabajo y en aquel tiempo cobraba unas 35.000 pesetas si no era de tea, “pero el envase de tea vale unas cien [mil] y algo… Ya es difícil conseguirla y tiene que ser una madera limpia de nudos porque, si no, al doblarla se parte”.
«Es muy diferente el vino hecho en un garrafón o en un envase y ponerle una astilla dentro de tea, que da sabor a tea, pero no es»MANOLO GARCÍA, VITICULTOR
Hasta este carpintero llegué después de haber conocido a varios viticultores y bodegueros que elaboraban el vino de tea, lo que despertó mi curiosidad por conocer todo sobre este vino único y original. Fue en 1996 cuando oí hablar por primera vez de este vino, caminando entre la viña de Manuel García Hernández en plena vendimia. “Es muy diferente el vino hecho en un garrafón o en un envase y ponerle una astilla dentro de tea, que da sabor a tea, pero no es”, me advertía. El verdadero (por tradicional) vino de tea, me decía, es aquel “fermentado dentro del envase de tea, curado en vino de tea. El que tengo en la bodega, que me queda poco, fermentó [ahí] y todavía lo tengo encima de las madres, de la levadura, yo no lo he pasado a limpio. Entonces es un vino muy diferente”.

Unos años después, visitando en 2004 la bodega El Níspero en Briesta (Garafía), Eufrosina Pérez Rodríguez recordaba que su padre empezó a coger uva “cuando compró la finca, porque no fue una finca heredada”. Llevaba la uva a lagares lejos de casa y había que coger turno. “Se llevaba en bestias y en odres de piel de la cabra. Se cosía con el mismo material de la piel y después se dejaba la boca para meter el embudo y por ahí se amarraba con un hilo, muy atado, y se subía en bestias o, si era cerquita, pues al hombro”.
Mi padre se apañaba un montón, hacía una ralerita de gofio y con badana de plátano se ponía entre los fondos a las duelasEUFROSINA PÉREZ, bodeguera
En su caso no recurría a un tonelero para arreglar las barricas. “Mi padre se apañaba un montón, hacía una ralerita de gofio y con badana de plátano se ponía entre los fondos a las duelas. La badana era seca y criaba entre el gofio y la badana un pegamento que sellaba la pipa”, explica.
Vino retsina vs. vino de tea
El carácter resinoso de este vino como consecuencia de estar guardado en envases de tea (una madera tan resinosa que, pasado un siglo y hasta dos desde que se están usando las mismas pipas, siguen haciendo su efecto) ha hecho que se le compare con el retsina griego. Pero son muy diferentes, como explican cuatro investigadores del CSIC y la Universidade da Coruña [1] en un estudio fechado en 2019 sobre las propiedades químicas del vino de tea. “Los vinos retsina se producen agregando resina directamente al vino para sellar las barricas y las ánforas donde se almacenan” y, además, “la elaboración de vinos retsina no emplea barricas de pino para preservar y envejecer el vino”, por lo que, afirman, “podemos hablar del tea como un vino único”.
«Un rasgo organoléptico que hace que los vinos de tea sean únicos es el aumento de la presencia de alfa terpineol, un alcohol anticancerígeno, antiinflamatorio, antihipertensivo»ESTUDIO CSIC y UNIVERSIDADE DA CORUÑA
Dicho estudio “encontró que el rasgo organoléptico que hace que los vinos de tea sean únicos es el aumento de la presencia de alfa terpineol”. Se trata de “un alcohol monoterpenoide volátil que tiene una amplia gama de aplicaciones biológicas como antioxidante, anticancerígeno, antiinflamatorio, anticonvulsivo, antiulceroso, antihipertensivo, y, a la hora de elaborar el vino, resulta interesante por sus propiedades como conservante e insecticida, que podrían explicar el por qué los vinos en tea se conservan bien”.
Sin embargo, como también señala este estudio, “nada tienen que ver los vinos de tea elaborados con certificación de la DO con los vinos de tea realizados de forma artesanal, pudiendo entonces hablarse de un «tea tradicional» y un «tea moderno»”, concluyen. El primero sería aquel que fermenta en la propia barrica de tea por productores artesanales; el segundo, el elaborado en bodegas que fermentan en acero inoxidable y después pasan en la tea un tiempo de guarda de varias semanas.
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[1] Pablo Alonso González, Eva Parga-Dans, Jana Alonso Lorenzo y Teresa Martínez Cortés, “Informe técnico y materiales adjuntos del Proyecto ‘Asesoramiento en tipificación de vinos de tea: precursores aromáticos y composición química”, La Palma, 19 de agosto de 2019.