Ciencia, pesca y cocina

Pescadores canarios, artesanos con un futuro incierto

Canarias es la única autonomía de España donde la pesca es artesanal, con todo lo que eso tiene de valor añadido para uno de los más destacados ingredientes de la gastronomía local. Pero sus profesionales son cada vez menos en un archipiélago donde las administraciones públicas se lo están poniendo difícil. [En PELLAGOFIO nº 53 (2ª época, mayo 2017)].

Por YURI MILLARES
Proyecto MACAROFOOD / Atlas de ciencia, pesca y cocina

Como ocurre con otros oficios del mundo rural, el de la pesca profesional se desarrolla en duras condiciones por la propia naturaleza de un trabajo artesano, en una sociedad que no está fomentando el relevo generacional. La incorporación de jóvenes al sector se da apenas entre los propios hijos y nietos de los pescadores, pues quienes estudian oficios vinculados a la navegación tienen como horizonte la marina mercante. Con un futuro incierto, los pescadores artesanos se sienten abandonados por las administraciones públicas.

Descarga de la pesca en el refugio pesquero del barrio de San Cristóbal (Las Palmas de Gran Canaria). | FOTO ARCHIVO PELLAGOFIO
En las aguas de este archipiélago, oceánicas y abiertas, muy poco contaminadas por el escaso impacto de una industria casi testimonial, como explica el biólogo marino José Antonio González en su artículo “En Canarias, uno de los mejores pescados del mundo”, las pesquerías son totalmente artesanales, caso único en España. La flota pesquera la forman pequeñas embarcaciones “que emplean artes de pesca tradicional con bajo/moderado impacto ambiental, con jornadas de pesca de corta duración por lo que las capturas llegan frescas a las lonjas y existe la posibilidad de comprar el pescado directamente al proveedor o arriero, e incluso al pescador, a pie de barca o de muelle”, dice en dicho artículo.

Compromiso de pescador
Aurelio Saavedra, veterano pescador del barrio marinero de San Cristóbal (Las Palmas de Gran Canaria) coincide en señalar que “Canarias es la única autonomía de España donde todavía se pesca artesanalmente, aquí no existe la pesca industrial”.

«De niños sólo estábamos deseando salir del colegio para ir a ayudar a jalar el chinchorro a nuestros padres»AURELIO SAAVEDRA, pescador

Como es habitual en la biografía de los profesionales de la pesca artesanal en Canarias, Aurelio procede de una familia de pescadores. “De niños sólo estábamos deseando salir del colegio para ir a ayudar a jalar el chinchorro a nuestros padres”, retrocede medio siglo hasta sus recuerdos de infancia. “Se cala nada más que en playas, incluso sirve en playa de callaos. Había gente que venía a jalar y no por una soldada sino por el caldero: le decíamos así porque antiguamente era la medida para llenarlo de pescado”.

Aurelio Saavedra muestra un jurel recién capturado junto a la costa noreste de Gran Canaria. | FOTO ARCHIVO PELLAGOFIO
Este arte de pesca se practicó en Canarias durante siglos hasta su prohibición en 1986. Los muchos pescadores que se dedicaban al chinchorro tuvieron que “cambiar el chip”, como se dice ahora, y emplear otras técnicas. Tuvieron que transformarse y evolucionar, incluso a costa de multas, pues al principio no fue fácil.

«Cuando tuve un barco un poco cómodo, sacaba el pescado vivo de la nasa y según salía saltando lo metía en agua y hielo y ahí moría»AURELIO SAAVEDRA

Hubo pescadores que pasaron a dedicarse “a la traíña y al arte salemero, que ahora también lo quieren quitar”, explica, “pero yo me dediqué al cazonal y a las nasas, y por último sólo a las nasas” tanto camaroneras como de pescado.

Su compromiso con la calidad del pescado lo aprendió y heredó de su padre, que era muy cuidadoso. “A él no le gustaba ni que desenmallaras el pescado sacándolo al revés, ni que tiraras el pescado en el guirsay sino que lo colocaras en una caja, y eso se me fue quedando a mí. Yo, cuando tuve un barco un poco cómodo, sacaba el pescado vivo de la nasa y según salía saltando lo metía en agua y hielo y ahí moría”.

«Aurelio fue uno de los pioneros en el compromiso por preservar las propiedades organolépticas del pescado entre los pescadores artesanales»JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ, biólogo marino

“Fue uno de los pioneros en el compromiso por preservar las propiedades organolépticas del pescado entre los pescadores artesanales”, afirma José Antonio González. “Te vas a reír, pero conmigo se enfadaba la tripulación porque por no tener hielo no iba a la mar. Y eso lo aprendí yo de mi padre porque siempre estaba con esa perreta”, añade Aurelio, que pide ahora a todas las partes un “cambio de chip”. Los distintos niveles de la administración pública “tienen que mentalizarse” y actuar en sus respectivas competencias “porque se están cargando la pesca artesanal”, dice.

El ‘Israel’, barquillo para la pesca artesanal de San Cristóbal (Las Palmas de Gran Canaria). | FOTO ARCHIVO PELLAGOFIO
Cambio de “chip” para todos
La administración central “debería cambiar de chip” porque está legislando para Canarias “como si aquí existiera plataforma continental y no existe”, dice. “Estamos situados geográficamente en un punto que no es Europa, en unas islas que no tienen plataforma continental y con una longitud de costa muy pequeña”. Hace falta, pues, “una legislación específica” para Canarias. “¿A dónde vamos a pescar más lejos, si desde que sales a dos millas ya hay mil metros de fondo?”

Con la administración autonómica pasaría algo parecido en cuanto al cambio de chip: “tiene que escuchar más al sector artesanal y tenerle menos miedo al sector deportivo para sacar una Ley de Pesca para Canarias que se ajuste a la realidad de cada isla”. Frente a una cifra de más de 100.000 licencias deportivas de pesca, los permisos a profesionales no llegan a 2.000 en el archipiélago. A lo que añade que “no ha habido ninguna administración valiente que haya hecho un paro biológico como Dios manda”.

«La administración central está legislando para Canarias como si aquí existiera plataforma continental y no existe»AURELIO SAAVEDRA

A las administraciones municipales también les pide hacer más por la pesca, por ejemplo, en la vigilancia en las playas frente a la pesca furtiva, con formación a los policías de playas para que conozcan el Reglamento de Pesca y sepan distinguir lo que está bien y lo que está mal.

Los propios pescadores, dice, “tenemos que cambiar el chip y pensar que la mar no es nuestra y que no podemos hacer lo que nos dé la gana”. Porque “manzanas podridas” que pescan furtivamente, explica, puede haber entre los profesionales y los deportistas.

Si el cambio de chip no se da entre todos “la pesca artesanal desaparecerá, porque no va a haber futuro y no habrá nadie con ánimo de salir a pescar”.

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