Actualidad, vistosidad y sabor, el sello Lilium

Cochino negro, atún o granos como las lentejas son algunos de los productos de la despensa lanzaroteña que son bandera en el restaurante Lilium. Pero a Orlando Ortega, el chef y propietario, no le basta con eso. Le gusta correr el riesgo de darle la vuelta a los platos, en especial del recetario tradicional, para que “digan” algo más aplicando técnicas actuales y nuevos ingredientes sin perder la identidad. [En PELLAGOFIO nº 35 (2ª época, octubre 2015)].
■ QUÉ COMER La carta del restaurante y menú degustación, en este caso la vigente en el momento de publicar este reportaje, al PIE DE ESTA PÁGINA ● |

Por YURI MILLARES
Orlando Ortega puso en marcha el proyecto Lilium en torno al año 2006, junto con dos socios. Entonces ni siquiera cocinaba, aunque confiesa que ya con 14 años era un asiduo lector de la revista Comer y beber, publicación que ha ejercido de inspiración a muchos profesionales de la restauración en España. En aquel momento, igualmente inspirado por un artículo de otra revista –Gourmet–, lo que puso en marcha fue lo que se conocía como gastropub y, más exactamente en nuestra cultura, un gastrobar. Es lo que sintonizaba con lo que quería hacer (“acercar la alta gastronomía a más público, sin lujos y armonizándola con producto canario”).
“A mí por lo que me llamó la atención esta profesión es por las cosas que me metió mi padre en la cabeza, de Suiza, de Alemania, de grandes restaurantes, de cosas como trufa, steak, tartar, caviar. Todo esto me caló muy hondo”, explica a PELLAGOFIO.
«A mí por lo que me llamó la atención esta profesión es por las cosas que me metió mi padre en la cabeza…»ORLANDO ORTEGA
«…de Suiza, de Alemania, de grandes restaurantes, de cosas como trufa, steak, tartar, caviar»ORLANDO ORTEGA
Tándem perfecto
Cumplidos esos cinco años llegó otro momento emocionante en su trayectoria (y en la de su mujer, Sandra, cada vez más implicada en el proyecto): el traslado a otro local, pero en la capital de la isla, Arrecife, en una de las calles más transitadas. El concepto de gastrobar quedó superado por el de un restaurante que se nutría en partes iguales con clientes viajeros y residentes. Fue cuando Orlando dio el paso de entrar en cocina.

“Pero aquí nos pasó tres cuartos de lo mismo. Se nos acercó el momento en que teníamos que renovar el contrato”, recuerda, y se les presentó una ocasión de oro que aprovecharon: un local en la recién estrenada Marina de Lanzarote, en muy buenas condiciones. Con un espacio a estrenar (y decorar), que incluye terraza y unas vistas a las tranquilas aguas interiores del puerto, no tenía más que ponerse a desarrollar la cocina que le gusta trabajar. Y en sala contaba ya con la incorporación definitiva de Sandra, convertida en una gran profesional. “Un tándem perfecto”, ríe Orlando.
Inspirado en el recetario tradicional, cada vez con más convicción si cabe, y siempre al día en cuanto a nuevas técnicas de cocina y nuevos productos que van saliendo al mercado (por ejemplo, ahora empleando mucho los brotes, “que facilitan la labor a la hora de montar el plato, para darle vistosidad y sabor”). Con todo ello busca, insiste, “platos que te digan algo, con riesgo, pero con productos con los que quiero trabajar, para darle la vuelta” al recetario y a los productos.
Y hablando de productos apuesta por el cochino negro (también el cabrito, en carnes) y pescados (por ejemplo, el atún), que además tienen mucho gancho en la Isla de los Volcanes. “En platos de grano, las lentejas a mí me funcionan muy bien, las tengo en carta desde hace un par de años”. Pero su mente inquieta no se acomoda en el presente y siempre mira hacia adelante: “Ahora estoy intentando dar un pasito más con los platos de grano”. Con una carta que funciona por temporadas, donde unos platos renuevan su presencia en combinación con nuevas propuestas, ya trabaja un caldo de millo y otra presentación de la panceta, en este caso con trigo como actor protagonista.


Tres recetas
Para la realización de este reportaje, Orlando Ortega ha preparado y ofrece a los lectores tres recetas a cual más atractiva, llamativa y sabrosa:
–atún en adobo canario tratado como un tataki (actualizando la receta tradicional, sin perder la esencia y mejorando la textura del pescado, para conseguir una carne más jugosa),
–vieiras con plátano frito y coco (una combinación de sabores que conecta muy bien) y
–panceta con caldo de trigo y ajo negro (con el grano en un punto crujiente a tono con la carne) ●
■ YO BEBERÍA…
Goloso, muy refrescante y con volumen
Por MARIO REYES
Sumiller, lo describe así en el libro ‘100 vinos imprescindibles de Canarias’
Bodegas Reymar
Marca: Los Perdomos.
Tipo: Blanco semiseco.
Uvas: moscatel de Alejandría y malvasía volcánica.
DO: Lanzarote
Original donde los haya. Un vino del que no conocemos otra fórmula igual en su combinación varietal en todo el archipiélago. Sin duda, uno de los vinos más famosos de la bodega y uno de los más exitosos en ventas. ¡Qué decir de su combinación aromática!: explosiva, no cabe esperar menos de la moscatel, con sus toques florales y frutales muy atractivos. En la boca deja sentir su punto goloso, pero muy refrescante y con volumen, gracias al aporte mágico de la malvasía, que lo equilibra finamente ●
♦ LILIUM: La carta (octubre de 2015) ♦ DEGUSTACIÓN PARA COMPARTIR LOS ENTRANTES EL MAR LAS CARNES Todos los platos pueden contener trazas de productos alérgenos. Existe a disposición de los clientes fichas de elaboración de todos los platos. En cualquier caso, la carta incluye una tabla de iconos de ingredientes alérgenos adjuntos a cada plato. |