Maxorata, el majorero que triunfa en el mundo

Los quesos de Fuerteventura tienen en la sociedad Grupo Ganaderos la referencia de un producto que triunfa allá donde va. Tanto, que ya casi ha dejado de ser noticia cuando obtiene un nuevo premio. Una empresa que estaba a punto de desaparecer en 1990, ahogada por las deudas, procesa ahora 10 millones de litros de leche anuales. [En PELLAGOFIO nº 43 (2ª época, junio 2016)].

La historia de la empresa Grupo Ganaderos de Fuerteventura SL es una larga cosecha de éxitos y premios. Pero sus antecedentes fueron bastante complicados y más de una vez estuvo a punto desaparecer, hasta que entró en ella un grupo de accionistas encabezado por Alfredo Alberto, cuya gestión revirtió la situación. Fue así como se convirtió en un ejemplo de industria quesera que no sólo se ocupa de elaborar un buen producto con la mejor tecnología e higiene, sino que su labor va más allá de lo puramente empresarial para implicarse en el apoyo al sector ganadero (no sólo de Fuerteventura, también de Lanzarote), al fin y al cabo, quien le suministra la materia prima, con la visión de que el futuro de esta industria va de la mano del futuro de los propios ganaderos.
La labor del Grupo Ganaderos de Fuerteventura va más allá de lo puramente empresarial para implicarse en el apoyo al sector ganadero de las islas de Fuerteventura y Lanzarote
Inicios remotos
Los inicios más remotos de esta empresa se remontan a 1983. La SAT Ganaderos de Fuerteventura venía precedida por Quesería Fuerteventura SA, ubicada en Puerto del Rosario, que en poco tiempo se fue a la quiebra arrastrando una deuda de unos 100 millones de pesetas a los ganaderos de Fuerteventura, que nunca llegaron a cobrar. En 1985 termina la construcción de la nueva fábrica donde se ubica hoy, en el municipio de Tuineje, pero tampoco tardó en encontrarse en una situación financiera complicada, con problemas de comercialización y negociando con el Cabildo para que se hiciera cargo de ella.
Tras diversas reuniones en la que participaron destacados empresarios de la isla, para ver si alguien quería entrar en el proyecto y reflotar la industria, se acordó realizar primero una auditoría. El resultado no fue muy esperanzador: una deuda de 246 millones de pesetas y los ganaderos sumando nueve meses sin cobrar. Ante eso, todos se echaron para atrás. Pero entre ellos hubo alguien que apostó por intentarlo, Alfredo Alberto, que consiguió sumar algunos socios más, entre otros al Cabildo, y se puso en 1990 al frente de la SAT en un momento muy delicado, con sólo tres trabajadores en la fábrica y con una recogida diaria de leche de apenas 700 litros.

Lo que siguió fue una remontada espectacular que comenzó por caracterizar cómo debía ser el queso Maxorata, su marca. De entrada, “se decidió que a partir de entonces no iba a entrar más leche en polvo a la fábrica”, relata Esteban Alberto, director general de la empresa. Aquel mismo año dieron a probar 900 kg del nuevo queso en Feaga (la feria agrícola y ganadera de Fuerteventura) con tanto éxito que desde entonces no han cambiado la fórmula.
El año 1990 dieron a probar 900 kg del nuevo queso en la feria agrícola y ganadera de Fuerteventura (Feaga) con tanto éxito que desde entonces no han cambiado la fórmula
“La dirección de la empresa insiste en la homogeneidad del producto, para que el consumidor que compra un queso de nuestra marca sepa que tiene hoy el mismo sabor que tenía ayer y que va a tener mañana. Es lo que fideliza al cliente y es nuestra seña de identidad. Desde hace cerca de 30 años se siguen empleando los mismos aditivos para elaborar el queso: leche de cabra majorera, los cuajos y los fermentos lácticos”, explica José Antonio Romero, coordinador de fábrica.
“La empresa fue liquidando su deuda, creciendo, consolidándose en el mercado y ya en el año 2000 fue cuando nos hicimos cargo de la leche de Lanzarote –sigue relatando Esteban Alberto–. Sanidad había dado orden de cierre de la industria en aquella isla y se presentó el problema político de buscar una salida a la leche de los ganaderos: y fue enviarla a nuestra fábrica en Fuerteventura, nosotros cobrábamos una maquila por su transformación y la empresa pública Gestión del Medio Rural vendía ese queso. Pero en 2003, a solicitud expresa de la consejería del Gobierno de Canarias, acabamos asumiendo la producción y venta, amparados en la marca El Tofio y otras marcas”.

Las principales marcas de esta industria, acreditada con los certificados de calidad ISO 9001 e ISO 22000, son Maxorata, El Tofio y, desde hace un par de años, Selectum
Con la sociedad saneada y sus marcas bien situadas en el mercado, en 2007 se decidió convertir la Sociedad Agraria de Transformación en una Sociedad Limitada. “Para entonces el Cabildo ya había dejado de ser accionista, pues la institución insular decidió vender sus acciones con una buena plusvalía. Eso permitió cambiar la dinámica, hasta que llegó la consolidación con la creación de la SL en sustitución de la SAT, porque administrativamente era más sencillo funcionar así. A partir de entonces nos llamamos Grupo Ganaderos de Fuerteventura”, resume Esteban Alberto.
La empresa ha ampliado su compromiso con el sector ganadero de Lanzarote poniendo en marcha en esta isla una fábrica de yogures
Marcas de éxito
Las principales marcas de esta industria, acreditada con los certificados de calidad ISO 9001 e ISO 22000, son Maxorata (quesos elaborados con leche de cabra majorera y, por tanto, amparados por la Denominación de Origen Queso Majorero), El Tofio (quesos elaborados con leche de cabra que se recoge en Lanzarote) y, desde hace un par de años, Selectum (quesos con 70% de leche de vaca de Gran Canaria y 30% de cabra de Lanzarote). Marcas todas ellas que suman muchísimos premios, entre ellos los de estar entre los mejores quesos de cabra del mundo en los británicos World Cheese Awards o en los World Championship Cheese Contest de Wisconsin (EEUU). Incluso el más nuevo Selectum ya lleva dos años seguidos entre los mejores quesos de España en el Salón del Gourmet (Madrid).
Además, la empresa ha ampliado su compromiso con el sector ganadero de Lanzarote, haciendo realidad su aspiración de contar con una industria láctea en la propia isla, y ha puesto en marcha la fábrica de yogures con leche de cabra Prolasa.