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Rabiche, una paloma asustadiza… ¡y libre!

Cerca de 80 palomas rabiche han sido ya liberadas en el marco del proyecto de reintroducción de la especie en la isla de Gran Canaria, seis meses después de iniciado el mismo. Ésta es la historia de cómo se cría en cautividad y un día de suelta en imágenes. (Edición PELLABLOG, semana 23/2014, 2 junio).

● Por YURI MILLARES, textos y fotografías
Portada virtual del PELLABLOG nº 23/2014./FOTO PROYECTO LIFE+RABICHE
“La UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) estima que un proyecto de reintroducción es viable cuando en 30 individuos tienes un 90% de la variedad genética”, explica Alejandro Suárez, el veterinario encargado de la cría en cautividad de las palomas rabiche que están siendo liberadas en Gran Canaria, bajo el asesoramiento científico de Aurelio Martín (Universidad de La Laguna). Tal premisa se cumple en este caso, con ejemplares procedentes de la isla de La Palma.

“En un principio se trajeron animales adultos, lo que fue un error porque son aves que no se acostumbran mucho a vivir en cautividad, de hecho muchas murieron en la anterior fase en la que no estábamos nosotros. En la actual fase, desde que empezó Aurelio Martín a dirigir el proyecto (financiado por la Unión Europea como “Life+Rabiche” y que lidera el Cabildo de Gran Canaria a través de su Consejería de Medio Ambiente), se decidió coger sólo huevos o pollos… Lo que pasa es que es bastante difícil coger huevos de paloma rabiche en libertad, es bastante complicado, tienes que caminar, los nidos no están a la vista, sino ocultos en el suelo o en oquedades que están a 20 metros en un risco”.

■ FOTOGRAMAS
Secuencia de un día de suelta de palomas rabiche

Antes de soltarlas, las palomas rabiche son anilladas para su identificación allá donde sean vistas.
También se les pone una segunda (y hasta una tercera) anilla de color para poder seguirla y fotografiarla los primeros meses de libertad del ave.
También se toman datos y realizan mediciones de cada paloma para completar su ficha.
Las palomas juveniles seleccionadas y anilladas son introducidas en cajas para su traslado al lugar de suelta.
Desde el centro de cría en la finca de Osorio, un vehículo parte una vez al mes con 4 o 6 palomas rabiche en sus respectivas cajas.
El lugar de la suelta es una finca de la Heredad de Aguas de Firgas y Arucas, donde también se realizan trabajos de repoblación forestal.
Los juveniles de paloma rabiche estarán un par de semanas en una jaula de aclimatación con comederos donde se les poner semillas como alimento (también se cuelgan ramas con frutos de la laurisilva).
Y llega el momento de la suelta. Durante esas dos semanas el ave ve y escucha la naturaleza que le rodea hasta que un día le dejan la jaula abierta para que se vaya.
En el exterior, y antes de dispersarse cogiendo diversas rutas en busca de un territorio donde vivir, las palomas aún cuentan con comederos en el exterior de los jaulones de aclimatación.

Desde La Palma

Gracias a la colaboración del Cabildo de La Palma, algunos de esos huevos y esos pollos fueron localizados y llevados a un centro de recuperación de fauna silvestre que tienen allí, donde se alimentaron durante un tiempo. “Estos animales después se trasladaron a Gran Canaria”, explica Alejandro Suárez, dando inicio al proceso de cría, “emparejando dependiendo de la edad y de la idoneidad de la pareja (no juntar nunca hermanos, ni padres con hijos, sino que sean lo más alejados [de parentesco] posible)”.

Especie asustadiza

El problema de emparejar es que a veces funciona bastante bien… y a veces no. “Cuando todo va bien lo normal es que se emparejen, creen un vínculo, ella ponga un huevo y lo incube”… Pero existe el riesgo de rotura del huevo, ya que es una especie muy asustadiza que lleva mal lo de vivir en jaula y ante la presencia humana se agita, vuela alocadamente y se choca contra las paredes de la jaula.

El juego de quitarle los huevos

¿Solución? Quitarle el huevo nada más ponerlo y ponérselo a una pareja de tórtolas, que serán sus padres adoptivos. Las tórtolas “tienen mucho juego porque les puedes quitar sus huevos, ponerles huevos rabiche, alimentan pollos. La verdad es que si no fueran por las tórtolas no hubiéramos hecho nada aquí”, reconoce el veterinario.

Un mes con padres adoptivos

Los pollos, al nacer, permanecen con los dos padres adoptivos en torno a un mes. “Hay proyectos en los que no se puede hacer, como con el pinzón azul, que le quitan al macho por riesgo de agresión, pero con las tórtolas no tenemos ningún problema.”, añade.

Leche de ave

Casi todas las especies de columbiformes producen durante los primeros días de vida del pollo una secreción en el esófago, que siempre se le ha llamado “leche de ave” porque es como blanquecina-amarilla. “La tórtola segrega esta leche y el pollo la succiona. Así está entre cinco y siete días, dependiendo de la especie, en los que la tórtola en este caso va produciendo cada vez menos leche y va alimentando al pollo con semilla y agua”, dice Alejandro Suárez.

Pollos «gigantes», padres «enanos»

Al final los pollos llegan a crecer ¡el doble que sus padres adoptivos! “Pero ya tenemos experiencia y dependiendo del peso, cuando nazca podemos predecir lo que va a pasar al día siguiente. Los primeros días duplica su peso. Si hoy pesa 12 gramos, mañana son 24. Entonces vamos viendo la evolución y a los 13 ó 14 días el pollo ya no sube tanto de peso”.

Aprende a comer mirando

Los machos pesan mucho más que las hembras y el peso final, una vez que dejan de comer de los padres y se independizan, “en cautividad oscila entre 350 y 400 gramos un macho y entre 260 y 320 una hembra”, explica. ¡Pesan el doble que los padres adoptivos: 200 gramos! “Lo que pasa es que a medida que el pollo va creciendo, sus padres adoptivos no le dan tanto de comer y empieza a tener hambre, como en libertad, y aprende a comer mirando: empiezan por jugar con las semillas hasta que se van dando cuenta de que esa es su comida”, sigue relatando.

La jaula de aclimatación, previa a la suelta definitiva.

Sólo semillas, no

“Lo que no podemos es alimentar a los pollos rabiche sólo con semillas, así que se les pasa a una jaula de aclimatación donde, aparte de las semillas, se les nutre con frutos de laurisilva”. Así hasta que, con tres meses de edad, llega el momento de su liberación. Primero a una jaula de aclimatación que, a los 15 días, se le abre para que salga a repoblar Gran Canaria. “Los soltamos con esa edad porque así evitamos que puedan morir en el medio natural si son más jóvenes y aún vuelan de forma torpe; tampoco es bueno soltarlas con dos ó tres años porque ya estarían acostumbradas a la cautividad”.

Anilladas dos veces

Antes de soltarlas, “se les pone una anilla en una pata para saber quién es por si alguien la encuentra dentro de unos años, porque esas anillas remiten van a una base de datos internacional, y anillas de colores en la otra porque nos sirve, en los primeros meses, para poder seguirla y fotografiarla, ver si está bien. A algunas se les ha puesto trasmisor de cola que emite una señal de radio que puedes capturar, pero no está funcionando del todo bien porque se les cae”.

Ponerles nombre, tarea imposible

Al principio del proyecto les ponían nombre a las palomas, “pero ya no”, ríe Alejandro al ser preguntado. “Hay alguna que se llama Azuaje, otra Doramas, otra Lupe como la presidenta del Cabildo de La Palma; también se les ha puesto nombres en homenaje a gente que ha colaborado en el proyecto”. Pero es una tarea imposible: “Ya vamos por 113 palomas que hemos criado, de las que cerca de 80 han sido liberadas”.

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