Relato de una ascensión al Teide en 1885

Una Comisión del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife ascendió al Teide en 1855. Lo relata en primera persona Felipe Rodríguez en el periódico ‘El Liberal de Tenerife’ (Santa Cruz de Tenerife, 20 de abril 1892), informando en tan ‘patriótica’ hazaña de haber dado el nombre de Estancia de los Españoles al lugar donde pernoctaron. Entrega de la serie “Curiosidades de hemeroteca” que incluye también un párrafo con lo noticia de la construcción de la plaza de toros en la capital tinerfeña. [En PELLAGOFIO nº 37 (1ª época, enero 2008).]
El Liberal de Tenerife
(Santa Cruz de Tenerife, 1892).
Fuente: El Museo Canario.
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■ 12 mayo 1892
“Noticias [de la plaza de toros de Santa Cruz de Tenerife]”
Anoche se reunieron en el hotel Telégrafo los iniciadores de la empresa que ha de construir una plaza de toros en esta capital. (…) Se convino que el capital de la sociedad sería de 150.000 pesetas, divididas en 1.000 acciones de a 150 pesetas cada una, pagaderas en 10 meses y abonando de entrada 50 ●
“Ascensión al Teide en 1885”
A los 370 metros de Altavista torcimos hacia el N 22º O y a los pocos pasos dimos con la célebre cueva del Hielo. Es ésta una especie de cámara de más de 40 metros de longitud por 14 ó 16 de ancho y 5 ó 6 de profundidad, no dejando a descubierto más que un boquete abierto en el techo, que por él puede ingresarse en su interior, descolgándose por una cuerda. El suelo de esta preciosa gruta está cubierto de hielo constantemente y sobre él hay una capa líquida como de 0,20 centímetros de profundidad, muy potable y de 1º de temperatura.
La seguridad de encontrar siempre agua en esta cueva a tan gran altura, es motivo para que la ascensión al Pico resulte poco penosa, pues el llevarla en hombros hasta aquel sitio adonde no pueden llegar las bestias, sería sumamente difícil y penoso.

Por todos estos sitios [a más de 3.000 metros de altura] no se ve ni la más pequeña planta; un poco más alto, y al abrigo de unas piedras, tuve la suerte de encontrar el último representante de la flora canaria, es decir, la última flor que se encuentra subiendo a lo más alto del archipiélago; es ésta un bonito pensamiento, exclusivo de aquella reducida zona, y al que los hombres de ciencia llaman Viola cheyrantifolia.
A las once próximamente llegamos a la base superior de este segundo cono truncado, que es lo que se llama la Rambleta. Aquí determinamos acampar para hacer estación varios días. Nadie, que sepamos, ha pernoctado en este lugar antes que nosotros, y por eso bautizamos dicho sitio con el nombre de Estancia de los Españoles. FELIPE RODRÍGUEZ [Comisión del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife] ●