Contra la polilla guatemalteca, la rotación de cultivos
Producto local / Papas de Gran Canaria

Un millón y medio de kilos de papas afectados por la plaga de la polilla guatemalteca han tenido que ser retirados y eliminados los dos últimos años en Gran Canaria. Este insecto, que no afecta a las hojas ni al tallo, sólo puede desarrollar su ciclo vital en la papa y el daño que causa no se descubre hasta que se cosechan. El modo más eficaz y sostenible de combatirlo es aplicando una batería de medidas en el manejo del cultivo. [En PELLAGOFIO nº 99 (2ª época, septiembre 2021)].
Por YURI MILLARES
Mientras que otras polillas pueden atacar a distintos cultivos, ya sean tomates, tabaco o berenjenas, la polilla guatemalteca Tecia solanivora está tan especializada que sólo ataca a la papa. “No se conoce otro cultivo en el que pueda completar su ciclo”, explican en el Servicio de Extensión Agraria del Cabildo de Gran Canaria, desde donde se coordina para esta isla el programa de control de la plaga que ha producido, entre 2019 y 2020, grandes estragos.
Con el comienzo de la floración y el inicio de la tuberización (dos o tres meses antes de que la cosecha esté lista), la polilla pone sus huevos preferentemente en las grietas del suelo de las bases del tallo de las plantas. Cuando eclosionan, las larvas buscan los tubérculos y comienzan a realizar galerías cada vez más profundas a medida que se van alimentando.
Así, van dejando un rastro de restos de alimentación y de excrementos que pueden provocar la aparición de descomposiciones secundarias en la papa. Completada esta etapa de su desarrollo, las larvas salen del tubérculo para formar la crisálida o pupa –el estadio intermedio antes de convertirse en insecto adulto– muy cerca de la superficie.
Romper el ciclo de la polilla
Que las polillas cumplan su ciclo larval bajo tierra dentro de la papa hace que la acción de insecticidas sea limitada y con consecuencias ambientales y para el consumidor. Para romper el desarrollo de su ciclo vital hay que utilizar toda una batería de medidas centradas en el manejo del cultivo.

“Como las pupas están en los primeros cinco centímetros del suelo, si antes de plantar realizas un laboreo que vuelque esos centímetros, expones las pupas a condiciones meteorológicas adversas y las mata; además, si han quedado papas de campañas anteriores, hay que quitarlas. Y en cuanto a la siembra, hay que plantar la papa más profunda (en vez de a siete o diez centímetros, mejor a quince o veinte, para que quede bastante enterrada) y con mayor separación entre surcos y camellones, para poder arrimar más tierra y que haya 25-30 centímetros desde la base del tallo hasta el tubérculo”, recomienda Nayra Oliva, coordinadora del Programa de control de esta plaga desde el Servicio de Extensión Agraria del Cabildo.
«La rotación de los cultivos con cereales y leguminosas, para que no planten papa sobre papa, sirve como abono verde para mejorar el suelo» NAYRA OLIVA (SERVICIO EXTENSIÓN AGRARIA)
También es recomendable realizar riegos frecuentes y cortos para mantener el suelo húmedo, pues las polillas entran a poner sus huevos por las grietas de la tierra seca. Y, sobre todo, es muy importante rotar los cultivos.
La rotación de los cultivos, para que no planten papa sobre papa, en un sector con una importante profesionalización como el de Gran Canaria, provoca una importante pérdida de renta entre estos agricultores. Pero, igualmente repercute muy negativamente si no hacen rotación, porque se extiende la plaga y con ella la pérdida de cosechas.
La rotación, medida estrella
Por este motivo el Cabildo de Gran Canaria, a través del Servicio de Extensión Agraria, tiene en marcha seis líneas de ayuda “para minimizar las pérdidas debidas a la afectación de papa por polilla guatemalteca y para la adopción de medidas para el control de dicha plaga” en la isla.
De todas ellas, “la línea estrella –opina la técnica del Servicio de Extensión Agraria– es la rotación de cultivos con la papa. Se paga mil euros por hectárea a los agricultores que rotan la papa con cereales o leguminosas y 500 euros por hectárea a los agricultores que rotan con cualquier otro cultivo”.

Que los cereales y leguminosas estén incentivadas con el doble de ayuda, argumenta, “es porque son cultivos que aportan muchos beneficios, las leguminosas son fijadoras de nitrógeno y mejoran la fertilidad del suelo; los cereales aportan mucho carbono y la paja que queda en el terreno sirve para mejorar la estructura de ese suelo”.
Son cultivos de los que, en general, no se obtiene una rentabilidad económica, pero “plantar trigo, centeno, cebada o una mezcla de leguminosas puede servir como abono verde para segarlo, enterrarlo y mejorar el suelo”, añade.
Otra línea de ayuda “muy interesante –destaca–, es la suelta de un enemigo natural”, en este caso se trata de la Copidosoma Koehleri, “una avispita que parasita los huevos y las larvas de las polillas de la papa impidiendo que completen su ciclo”.
Con un presupuesto total de 660 mil euros para las seis líneas de ayuda emprendidas, la rotación de cultivos cuenta con un presupuesto de cerca de 234 mil euros.
No obstante, la principal de estas líneas, con unos 284 mil euros, es la retirada y eliminación de las papas afectadas: casi un millón de kilos entre julio de 2019 y julio de 2020, que, como consecuencia, en gran parte, de las medidas tomadas, ha bajado en el siguiente período: 423.300 kilos entre agosto de 2020 y julio de 2021. La retirada llevada a cabo desde cubetas o bañeras repartidas por varios municipios (colocadas en puntos estratégicos de Valleseco, Moya, Guía y Artenara) para pequeñas cantidades supone el 3% de la retirada realizada; mientras que la retirada directa con camiones del servicio que ofrece el Cabildo para grandes cantidades ha sido el restante 97%.