La Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, 15 años después

ECOISLA. Con el objetivo declarado de armonizar conservación y uso sostenible de la biodiversidad del planeta, nació en 1971 el Programa Persona y Biosfera de la Unesco (MaB son sus siglas en inglés). Desde entonces ya se han declarado 701 reservas de la biosfera en 124 países, una de las cuales, desde de junio de 2005, es la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, que abarca una amplia zona terrestre y marítima del suroeste de la isla. [PELLAGOFIO nº 88 (2ª época, septiembre 2020)].
Por YURI MILLARES
La más reciente declaración de Patrimonio de la Humanidad para “Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria” en julio 2019, también por la Unesco y en un territorio en gran parte coincidente con la Reserva, significa que ambos espacios van a desarrollar una gestión combinada desde un instituto insular creado al efecto. Con diferentes formas de entenderla a lo largo de los 15 años de gestión por parte del Cabildo de Gran Canaria, la Reserva de la Biosfera de esta isla (RBGC) lleva unos años de renovado impulso.
“Es un aniversario para celebrar y reflexionar”, dice Pilar Pérez, la técnica gestora para la Reserva en la Consejería de Medio Ambiente. “De aquí hacia atrás, se han desarrollado mayoritariamente acciones enfocadas a un desarrollo turístico sostenible y de divulgación. En los últimos años, con la madurez profesional y de conocimiento del territorio, hemos priorizado la realización de acciones más sociales, porque creemos que son eslabones que faltan para un mejor funcionamiento de lo que ya existe”, explica a Pellagofio.
“Hay que acercar a la gente que no conoce este territorio de una manera real. Este espacio no es una estampa, no es un jardín, aquí vive gente que intenta sobrevivir y tiene sus problemas; no es sólo «qué bonito es, me lo pongo en Instagram»”, insiste.

En Canarias, todas las islas son Reserva de la Biosfera en su totalidad incluyendo zonas marinas, excepto Tenerife y Gran Canaria que la albergan sólo en una parte de su territorio.
En el caso de Gran Canaria tiene una extensión de 100 mil hectáreas terrestres y marinas, ocupando el 42% del territorio insular: la totalidad de los municipios de Artenara, Tejeda y La Aldea y parte de los de Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Agaete y Vega de San Mateo.
“Esta figura constituye una potente herramienta para la preservación de las formas de vida y los ecosistemas en los que se integran (función de conservación); conforma un modelo de equilibrio entre el desarrollo socioeconómico y el respeto de los valores naturales y culturales de nuestra tierra (función de desarrollo); y es un laboratorio natural donde investigar, y un gran aula abierta en la naturaleza en la que formar y concienciar sobre los problemas ambientales locales y globales, y sus soluciones (función logística)”, destaca el Cabildo de Gran Canaria al hacer balance de estos 15 años.
Trabajo directo con la población local. Es uno de los ejes de actuación con proyectos que combinan las funciones citadas de conservación, desarrollo y logística.

En el caso de Ecobarrios se trata de “trabajar a pequeña escala en barrios Reserva de la Biosfera con la participación de los vecinos para que contaran sus necesidades y qué querrían mejorar en el barrio”, señala Pilar Pérez.
De este modo se hicieron miradores, se realizó la limpieza de palmerales, se colocó diversa señalética o se realizaron actividades de voluntariado. “Por ejemplo, en La Culata los vecinos eligieron que los contenidos de la señalética resaltaran temas como los nacientes, lavaderos y senderos de la zona, así como su feria equina y recursos como el almendrero y el carboneo”, detalla.
La elaboración de recetas tradicionales es otro ejemplo de proyecto trabajando en comunidad. Se plasmó en una publicación, Recetas de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, con enyesques, primeros y segundos platos y postres elaborados por vecinos de distintos barrios de los municipios que la integran.
“Uno de los bienes culturales más apreciado por la sociedad actual es la gastronomía tradicional, aspecto que puede jugar un papel clave para cumplir los objetivos de la Reserva de la Biosfera –podemos leer en la introducción al recetario–. La cocina local es un elemento diferenciador de identidad cultural que ayuda al desarrollo económico de la población, mediante el incremento de la demanda y el consumo de productos locales, especialmente los productos propios de la Reserva de la Biosfera y de toda Gran Canaria”.

Ahí podemos encontrar y saborear unas sardinas fritas con su gofio escaldado o una ropa vieja de pulpo, de Agaete; potaje de pencas y mojo de cochino, de Artenara; carne de cabra o tomatiao de pescado salado, de La Aldea; pata asada con ensalada y macedonia de frutas subtropicales, de Mogán; aceitunas aliñadas con queso curado y carajacas, de San Bartolomé de Tirajana; potaje de coles y frangollo, de Tejeda; o potaje de jaramagos y tortillas de Carnaval, de la Vega de San Mateo.
Educación para un desarrollo sostenible. En este caso destinado a la población infantil y adolescente de la zona. Destacan proyectos como Somos Biosfera Somos Gran Canaria, o Ecoescuelas, este último desarrollado durante años en los centros educativos del área de la Reserva y su zona de influencia.
Proyecto de educación ambiental y cultural, Ecoescuelas va más allá de las aulas e involucra a la comunidad educativa, haciendo partícipes también a diversas entidades locales. “Es un proyecto participativo –explica Pilar Pérez–, que va a volver a salir, en el que la comunidad educativa, a través del alumnado, profesorado y padres, propone huertos comunitarios, jardines verticales, salidas a campo, visitas a centros de mayores para entrevistarles y acompañarlos, participación en radios y televisiones locales, etc.”.
Ecoescuelas inspira a su vez otros proyectos, como “Merita la pena”, iniciativa que surge en el CEO Tejeda y el Ayuntamiento de Tejeda, del que dice uno de los informes de actividad, “nos propusimos ir con los estudiantes del ciclo superior de animación sociocultural del IES La Aldea a recopilar palabras y expresiones canarias a la residencia de mayores de La Aldea, no imaginábamos lo que íbamos a aprender allí. Hablamos con personas de vidas fascinantes, personas en las que la vida ha pasado por ellas dejando huellas, unas veces buenas y otras, no tanto”.

Turismo sostenible. Su fortalecimiento e incentivo está en el origen de iniciativas como la publicación Guía de ecoturismo. La RBGC incluye espacios naturales protegidos como el del Parque Rural del Nublo, el Parque Natural de Pilancones, el Monumento Natural de Tauro, la Reserva Natural Especial de Güigüí y el Parque Natural de Tamadaba, además de la Reserva Natural Integral de Inagua, el Monumento Natural del Roque Nublo y el Monumento Natural Riscos de Tirajana, ambos incluidos en el Parque Rural del Nublo, destaca dicha guía.
A la par que hace un recorrido por el medio natural (geología, flora y fauna), recuerda la importancia de su patrimonio arqueológico y nos recomienda realizar 13 rutas a pie, invita a la observación de aves, a la fotografía de naturaleza y, algo que ya hacían los primeros pobladores en las montañas de la cumbre (que consideraban mágicas), mirar al cielo nocturno para, en nuestro caso, practicar el astroturismo y la astrofotografía.

“Las islas Canarias son mundialmente conocidas porque en sus puntos más altos existen unas condiciones ambientales perfectas para la observación del cielo, que se resumen en una escasísima contaminación lumínica (beneficiándonos del mar de nubes, que hace de pantalla protectora de las grandes poblaciones costeras) y en unas condiciones climatológicas perfectas para esta actividad (ausencia de viento en las cumbres y baja humedad). Los cielos de las cumbres de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria no son una excepción”, destaca.
Ecotour, un proyecto de cooperación interregional, es otra iniciativa orientada a un turismo sostenible en la RBGC. “Tiene como objetivo poner en valor el patrimonio natural y cultural en relación al ecoturismo en zonas costeras trasnacionales de Canarias, Azores, Cabo Verde, Mauritania y Senegal”, explica el Cabildo de Gran Canaria. “En Canarias –continúa– el área de actuación del proyecto es concretamente la zona costera y el humedal de La Marciega, en La Aldea de San Nicolás, donde se han desarrollado acciones de puesta en valor y recuperación de tan preciado espacio”.
Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad. Pero ocurre que los espacios declarados por la Unesco en Gran Canaria como Reserva de Biosfera y Patrimonio de la Humanidad se solapan en gran parte en el mismo espacio.

“Coincidimos en el territorio: el 96% del territorio del Patrimonio Mundial se solapa con la Reserva de la Biosfera, que es más grande”, confirma Pilar Pérez. Y es recomendación de la Unesco, como señala el informe de la Consejería de Medio Ambiente “15 aniversario Reserva de la Biosfera de Gran Canaria”, que “en lugares con multidesignación, como es el caso de parte del territorio de la isla de Gran Canaria (…) se trabaje conjuntamente y que, respetando la idiosincracia propia de cada figura, se aprovechen eficientemente los recursos, se establezcan sinergias, y se trabaje en pro de la mejora de la calidad de vida de las poblaciones locales que habitan en estos premiados territorios”.
Por ello, el Cabildo de la isla acaba de establecer las bases para la gestión compartida de ambas figuras mediante un órgano especializado, “de manera conjunta con personal de Medio Ambiente y Patrimonio Histórico”: el Instituto Insular para la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria.
La actualización del Plan de Acción para los próximos años tiene nuevos retos, además de dotar de contenido a este instituto para la gestión de la Reserva y el Patrimonio Mundial. “Hemos hecho el encargo a Gesplan de un estudio socioeconómico y demográfico para una diagnosis y propuestas desde el punto de vista de género y de otros grupos vulnerables”, explica Pilar Pérez. También reconstituir el Consejo de Participación Pública “para acercar la participación a la población y crear una estructura sólida y amable de gestión participativa con todas las personas interesadas” y desarrollar y poner en marcha la marca de productos y servicios de la Reserva de la Biosfera con su correspondiente manual de identidad de la marca.