Historia isleña

Paisajes canarios de la II guerra mundial

Aunque España no llegó a entrar en la Segunda Guerra Mundial, las islas Canarias no se libraron de formar parte del escenario bélico de la contienda, tanto por mar como por aire. En tierra firme toda una red de defensas costeras que permaneció vigilante pero inactiva, forma parte hoy de un paisaje de indudable valor histórico [En PELLAGOFIO nº 34 (2ª época, septiembre 2015)].

Por YURI MILLARES

Que la guerra mundial estuvo rondando las islas nos lo recuerdan los aproximadamente 500 búnkeres que se levantaron a lo largo de la costa entre los años 1941 y 1944. Forman parte del paisaje de las playas que cada año visitan millones de turistas, incluso algunos han acabado integrados en el paisaje urbano de las localidades costeras, o se encuentran en la ruta de senderistas que se asoman al mar.

Paseantes de la ciudad de Las Palmas junto a un búnker en El_Confital, cerca de la playa de Las Canteras | foto LUIS ROCA ARENCIBIA.
Paseantes de la ciudad de Las Palmas junto a un búnker en El Confital, cerca de la playa de Las Canteras | foto LUIS ROCA ARENCIBIA.

Muchos de esos búnkeres han sido destruidos, devorados por la guerra del urbanismo contra el litoral muchos años después, y la mayoría de los que quedan están en estado de abandono, en medio de un debate sobre el valor que tienen estas construcciones y si merecen algún tipo de protección o conservación. “El concepto de patrimonio histórico se ha restringido en muchas ocasiones a aquellos vestigios de un pasado más o menos remoto o a las obras dotadas de cierto valor artístico”, leemos en la introducción del trabajo “Localización y estudio de las fortificaciones construidas en Gran Canaria durante la II Guerra Mundial”, realizado por el Aula de Estudios Sociedad-Ejército “General Ignacio Pérez Galdós” y el Grupo para la Defensa del Patrimonio Histórico “La Zaranda”.

“En consecuencia –continúan los autores de este trabajo–, los vestigios de nuestra historia más reciente son los que han caído con cierta frecuencia en el olvido y el abandono, cuando no en la desaparición. Éste es lamentablemente el caso de las obras de fortificación construidas para la defensa de Gran Canaria durante la II Guerra Mundial, muchas de las cuales fueron destruidas por el crecimiento turístico. Más recientemente otras han sido derribadas por la Demarcación de Costas de Canarias, ya que no se ha reconocido su valor histórico y el estado de abandono en el que se encuentran actualmente puede generar problemas de salud pública”.

El turismo temático vinculado a la Segunda Guerra Mundial es una opción que funciona con éxito en numerosos lugares de Europa

Los abandonados búnkeres y galerías subterráneas de la Mesa de San Juan podrían integrar una ruta a pie con vistas de postal al mar| foto YURI MILLARES
Los abandonados búnkeres y galerías subterráneas de la Mesa de San Juan podrían integrar una ruta a pie con vistas de postal al mar| foto YURI MILLARES

Turismo temático
El turismo temático vinculado a la Segunda Guerra Mundial es una opción que funciona con éxito, por ejemplo, en numerosos lugares de Europa por razones obvias. En Canarias, las armas que apuntaban al mar desde los búnkeres o las baterías de costa nunca llegaron a disparar más que para probarlas en el ejercicio de maniobras. Pero no cabe duda de que estas instalaciones defensivas forman parte de la historia del mayor conflicto bélico que ha conocido la Humanidad y de la relación del archipiélago con él. Y como tal generan interés y las visitas (unas organizadas y otras espontáneas) de cada vez más público.

El interés por el tema llevó a realizar un inventario de ellas en Gran Canaria, como hemos citado unos párrafos más arriba, al que se puede acceder visitando la página web de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC): http://www.aulas.ulpgc.es/index.php?pagina=ejercito&ver=fortificaciones, donde, junto a la quincena de baterías de costa, se hace repaso a los 128 búnkeres y casamatas para nidos de ametralladora y cañones ligeros de esta isla.

47 búnkeres majoreros
Este interés por conocer cuáles, cuántas y dónde están este tipo construcciones se extendió a la isla de Fuerteventura, donde el Cabildo realizó en 2010 un exhaustivo estudio aún no publicado, pero al que Pellagofio ha tenido acceso: “Catálogo de fortificaciones militares de la II Guerra Mundial en Fuerteventura”, realizado por Javier Sánchez Sosa y Yubal Curbelo Cabrera, con redacción y coordinación del proyecto por Milagros Estupiñán.

Búnker en la costa oriental de Fuerteventura | foto YURI MILLARES.
Búnker en la costa oriental de Fuerteventura | foto YURI MILLARES.

De norte a sur de su costa oriental contabiliza 47 nidos de ametralladora (cuadrangulares, con muros y techos de hormigón, dos bancadas en el interior, ahuecadas, debajo de las aspilleras para elevar la ametralladora y guardar debajo munición) y 8 casamatas (cinco de ellas en el norte, para la defensa antiaérea en Corralejo, y otras tres en el sur, destinadas a cubrir la zona de Jandía con baterías de costa en la Cuesta de la Pared).

En el caso de las casamatas de Corralejo (con rampa de paredes con hormigón ciclópeo, dependencias para pólvora y municiones y dependencia para asentamiento de cañón), forman un conjunto que incluye emplazamiento para un  proyector de luz, un puesto de tiro excavado y hormigonado para soldado en pie (y como “oído para aviones”) o puesto alternativo de telémetro y un búnker para el puesto de mando y observación para telémetro de grandes dimensiones, desde donde se avisa a la artillería de las casamatas. Lo completan un pavimento hormigonado para barracón de madera, un pozo de agua salada para limpieza y servicio del barracón de artillería y una tanquilla como bebedero para animales de carga.

La red de casamatas de la Cuesta de la Pared también incluye un búnker para puesto de mando y observatorio de grandes dimensiones, con ventana panorámica de 180º. Las casamatas están excavadas en el terreno, con un pasillo subterráneo a dos habitaciones en cada caso y plataforma hormigonada para el cañón. La instalación para proyector de luz de estas baterías de costa iba a estar en punta de Gerepe, cerca de Matas Blancas, pero no llegó a ser construida.

El destino de los nidos de ametralladora ha sido de lo más variado desde entonces, algunos están integrados en el paisaje urbano (hay uno en la acera de la avenida de Corralejo que mira a la playa de la Vieja Matilde; el de La Socorrida, en Las Playitas, está tan integrado a la vivienda anexa que tiene hasta bidones de agua encima), otros forman parte de un paisaje en el que el mar reivindica su presencia (en punta de la Pared, cerca de Puerto del Rosario, hay uno tumbado por efecto del oleaje), o son elemento decorativo en zona turística (en Llanos de la Guirra, cerca de Caleta de Fustes, hay uno rodeado de césped en el interior de un campo de golf, con su placa explicativa).

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