‘Empress of Britain’, un ‘titanic’ en Gran Canaria

Historia del trasatlántico canadiense ‘Empress of Britain’, un gigante de los mares que fue hundido durante la Segunda Guerra Mundial, pero que, unos meses antes del estallido del conflicto, atracó en el puerto de La Luz y de Las Palmas, como recoge una fotografía de la prensa de la época que reproducimos. [En PELLAGOFIO nº 40 (1ª época, abril 2008).]
Por ARÍSTIDES DE FEZ MARRERO
Ingeniero
El 16 de febrero de 1936 el magnífico trasatlántico canadiense Empress of Britain atracó al entonces nuevo dique de Las Palmas, donde verificó con toda normalidad su aprovisionamiento de petróleo. Los numerosos pasajeros encontraron en Gran Canaria, a los seis días de salir de Nueva York y en la primera escala del crucero de turismo alrededor del mundo, un maravilloso día de primavera.
Pese a su impresionante tamaño –era más ancho que su coetáneo ‘Olympic’, buque gemelo del ‘Titanic’–, sus dimensiones se habían adoptado para utilizar los canales de Suez y Panamá
El Empress of Britain era espléndido y el trasatlántico más grande, más rápido y más lujoso de la ruta Inglaterra-Canadá, concebido especialmente para realizar en invierno cruceros alrededor del mundo. De ahí que, pese a su impresionante tamaño –era más ancho que su coetáneo Olimpyc, buque gemelo del Titanic–, sus dimensiones (231,84 m de eslora, 29,79 m de manga, 42.348 toneladas de registro bruto) se habían adoptado para utilizar los canales de Suez y Panamá. La propulsión era por cuatro turbinas de vapor y cuatro hélices que podían impulsarle a 25 nudos y que en los cruceros –en los que la velocidad no era lo importante–, se reducían a dos para ahorrar combustible. Fue botado el 11 de junio de 1930 en Clydebank, Escocia, siendo el padrino Eduardo Príncipe de Gales. El lujo era patente en su salón Mayfair, en nogal con incrustaciones de plata, inspirado en la arquitectura griega con columnas y pilastras y con los signos del zodíaco en el techo.
Entre las instalaciones, para hacer deporte figuraba un gimnasio completamente equipado y entre la tripulación figuraba un camarógrafo. Sus cruceros alrededor del mundo eran realmente algo extraordinario y más para la época: zarpando de Nueva York cruzaba el Atlántico hacia el Mediterráneo y, a través del canal de Suez, hacia India, Java, Bali, China, Japón, costa americana del Pacífico y, a través del canal de Panamá, hacia Nueva York. Un plácido crucero de 30.000 millas cuyo precio oscilaba entre el mínimo de 2.100 dólares y la suite de 16.000 dólares.
Rutas y guerras
Hizo un crucero cada año hasta 1939, con la excepción de 1933. Entre 1933 y 1937 la travesía fue vía cabo de Buena Esperanza, por la tensión de la invasión italiana de Etiopía, y esa fue la razón por la que hizo escala en el puerto de La Luz. En 1938 el conflicto entre China y Japón obligó a otro cambio de ruta, de manera que desde Bali giró al sur, hacia el continente australiano, y Nueva Zelanda, recalando en Sydney, Melbourne, Wellington y Auckland, así como en las islas Fiji, puertos donde la bienvenida fue fantástica y tumultuosa.
En 1939 el Empress of Britain fue elegido para llevar a la pareja real inglesa, Jorge VI y la reina Isabel, y a todo su séquito desde Canadá a Europa.
El dos de mayo de 1940 fue enviado a Australia para traer tropas a Europa en un convoy junto con el ‘Queen Mary’, el ‘Empress of Canada’, el ‘Aquitania’, el ‘Mauritania’ y el ‘Andes’
El inicio de la segunda guerra mundial le cogió haciendo el trayecto Southampton-Quebec, su último viaje como buque civil, ya que fue requisado e hizo dos viajes con tropas de Canadá a Escocia. El dos de mayo de 1940 fue enviado a Australia para traer tropas a Europa en un convoy junto con el Queen Mary, el Empress of Canada, el Aquitania, el Mauritania y el Andes.
Cargado de lingotes oro
Su último viaje lo hizo con tropas desde Inglaterra a Suez, vía el Cabo. A la vuelta, llevando a bordo 643 tripulantes, fue atacado en la costa occidental de Irlanda por el bombardero alemán de gran radio de acción Focke-Wulf Condor, del capitán Bernhard Jope, que acertó con dos de las tres bombas de 250 kilogramos que le dirigió, incendiándolo. Pese al rápido auxilio de un destructor y dos remolcadores, tuvo que ser evacuado (al parecer, sacando incluso una cantidad importante de oro que transportaba desde Sudáfrica) y al día siguiente el submarino alemán U-32, que lo estaba siguiendo, le envió tres torpedos de los que acertaron dos, de manera que el buque se hundió en siete minutos.
Eran las dos de la madrugada del 28 de octubre de 1940 y el Empress of Britain se convirtió en el mayor trasatlántico y la mayor pérdida de las fuerzas aliadas durante la segunda guerra. Eso sí, el submarino U-32 fue hundido dos días más tarde por el destructor Harvester.