Naturaleza y territorio

Expertos contra el fuego en los montes de Canarias

PELLAGOFIO presenta a sus lectores a tres profesionales de la extinción que relatan sus experiencias en Canarias: un agente de Medio Ambiente (el primero en actuar), un bombero insular (fuerza de apoyo que completa el operativo) y un soldado de la Unidad Militar de Emergencias (para intervenir como refuerzo en situaciones graves). Con el verano, el riesgo de incendios forestales se incrementa. Hay que extremar las medidas de precaución, a fin de evitar desastres ecológicos y humanos… [En PELLAGOFIO nº 42 (1ª época, junio 2008)].

■ POR TIERRA Y AIRE
El protocolo de actuación ante una alarma por incendio contempla procedimientos distintos según el peligro de incendio y la procedencia de la alarma ●

Por YURI MILLARES

■ LAS PREGUNTAS
1. ¿Cuánto tiempo lleva en el servicio?
2. ¿Qué incendio, en cuya extinción participó, le ha resultado más duro y peligroso?
3. ¿Recuerda alguna anécdota amable o positiva?
4. ¿En qué consiste su equipamiento personal?
5. ¿Cuáles suelen ser las causas que originan un incendio forestal?

Isidro Arteaga, agente forestal del Cabildo de Tenerife./
FOTO: TERESA CORREA
■ AGENTE FORESTAL EN TENERIFE
Isidro Arteaga Padrón (Santa Cruz de Tenerife, 1963), agente de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, “agente prevex” adscrito a la Unidad Orgánica de Prevención y Extinción de Incendios de dicha isla.
1. Comencé en enero de 1994.
2. Más duro y más peligroso fue el primero; yo, de novato y hubo un incendio grande en La Esperanza que fue mi bautizo, aunque ya había estado en conatos pequeños. Pero un gran incendio como aquel, con casas afectadas y mucha gente alrededor del fuego, fue especialmente duro. Sobre todo el primer día, cuando amaneció y tuve ocasión de ver los efectos del fuego. Eso fue impresionante y me marcó en mi vida profesional.
3. Casi siempre el respeto y la consideración de los compañeros, porque tradicionalmente en esta profesión cuesta reconocer la labor cara al público. Sobre todo porque nunca sales en los medios de comunicación; donde nosotros estamos nunca llegan las cámaras ni los micros.
4. Llevamos un equipo de protección individual que consta de cinco piezas: casco, gafas, guantes, un traje ignífugo de dos piezas (camisa y pantalón) y botas. Después, chaleco con identificación reflectante y una serie de accesorios como linterna, cantimplora con agua y sales minerales de refuerzo y equipo de comunicación. Tenemos también un refugio ignífugo para grandes intervenciones, pero en incendios pequeños no lo solemos llevar porque es un peso extra considerable: es una especie de caseta de campaña ignífuga que, en caso de atropamiento y como solución última, hay que meterse dentro.
5. Incendios naturales se dan muy pocos, alguno por rayos en verano, pero son infrecuentes y anecdóticos. Detrás de los fuegos está la mano del hombre y, básicamente, la mayoría son intencionados y después por negligencias: quemas que se escapan de control, arrojar colillas, trabajar con maquinaria que genera chispas en lugares y horas que no son aconsejables, etc.

Ismael Llarena, bombero del Consorcio de Gran Canaria./
FOTO: TERESA CORREA
■ BOMBERO EN GRAN CANARIA
Ismael Llarena Betancor (Las Palmas de Gran Canaria, 1972), es cabo de bomberos del Consorcio Insular de Emergencias de Gran Canaria, destacado en el parque de bomberos de Arinaga.
1. Desde 2003. Empezamos a trabajar en julio y nuestra primera intervención grande fue a los 15 ó 20 días, que nos mandaron al incendio forestal de El Hierro. El Consorcio llevaba funcionando desde mediados de ese mismo mes de julio y teníamos poca experiencia, pero hicimos lo que pudimos y más.
2. He intervenido en varios incendios forestales más, entre ellos el grande del verano de 2007. Nosotros cuidamos mucho la seguridad y las situaciones de riesgo intentamos rebajarlas al mínimo. Pero en ese incendio hubo un cambio de viento, en la presa de Chira, que nos cogió en la parte de abajo de una ladera; había personal de Medio Ambiente y algunos compañeros nuestros y hubo un momento en que no llegaba agua, afectando a algunos agentes, incluso a mí, que recibimos asistencia por ello. Esa es una de las situaciones que no hay que dejar que ocurran: que las llamas te cojan desprevenido.
3. La anécdota positiva que más recuerdo es cuando fuimos el primer año a la isla de El Hierro, por la amabilidad de la gente, el buen trato que recibimos y lo agradecidos que estuvieron por nuestra presencia, ya que El Hierro carece de bomberos profesionales. Es un recuerdo que prevalece sobre quien no te agradece el trabajo, porque hay quien se confunde: nosotros vamos a apagar el fuego, y todo lo que ocurra después de que le metan fuego a un monte no es culpa del que va a extinguir.
4. Tenemos el pantalón y la blusa de faena ignífugos, botas forestales, una chaquetilla forestal ignífuga, un casco, gafas, mascarilla autofiltrante, guantes. Y estamos pendientes de recibir del Consorcio las camelbag.
5. El del pasado verano de 2007 fue claro quién lo provocó, porque lo cogieron en Tejeda. En otras ocasiones han sido las torres de alta tensión. Pero yo achaco la mayoría a descuidos, negligencias o a la intencionalidad de alguna persona, sumado a que los montes no se limpian. Aquí un rayo no suele provocar un incendio, pero sí la quema de rastrojos. Puede provocar que se queme una isla entera.

Jonay Lorenzo, bombero de la Unidad Militar de Emergencias./
FOTO: TERESA CORREA
■ SOLDADO EN LA UME
Jonay Lorenzo Yanes (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1981), soldado conductor de camión autobomba, es cabo de la Unidad Militar de Emergencias destacado en la Base Aérea de Gando.
1. Un año y cinco meses.
2. He participado en dos incendios forestales: el de Gran Canaria de agosto de 2007 y el reciente de La Gomera. De ellos, el peor fue el de Gran Canaria cuando se reavivó el fuego el domingo por la noche. Yo estaba cerca de Ayacata y recuerdo que tuvimos que salir corriendo de donde estábamos, porque el fuego se nos venía encima.
3. Los aplausos de la gente en La Gomera cuando terminamos nuestro trabajo en aquel incendio.
4. Llevo un mono ignífugo y debajo otra ropa más fina también ignífuga. El casco, las gafas, los guantes, una mochila para los accesorios (botiquín, navaja y un par de cosas más) y la camelbag (la bolsa para beber agua).
5. Los dos en los que yo he estado han sido provocados, aunque en el caso de La Gomera fue una quema de rastrojos que se le fue de las manos al señor que la hacía.

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