Árboles de Canarias

Viento y lava contra la tenaz Sabina de la Hoya de la Cruz

«Antaño la sabina fue muy apreciada como leña. Desconocemos, y a la vez agradecemos, que esta pieza viva del museo libre de la biodiversidad canaria haya subsistido hasta nuestros días», escribe Juan Guzmán en esta entrega, la número 32 de la serie “Árboles de Canarias”. [En PELLAGOFIO nº 47 (2ª época, noviembre 2016)].

Por JUAN GUZMÁN OJEDA
Ingeniero técnico forestal

Entre los múltiples paisajes de la que fuera la isla-cuna de los benahoritas, La Palma, llaman especialmente la atención aquellos que mezclan el verde forestal con las tonalidades oscuras de la actividad volcánica reciente. La isla ofrece espectaculares panorámicas en las que el poderoso pino canario (Pinus canariensis) profundiza poco a poco entre la corteza lávica. Resulta curioso observar cómo cambian de coloración los pinos: amarillentos en edades juveniles para luego, una vez alcanzan los nutrientes del antiguo suelo, adquirir su color verde habitual.

Las Caletas, un área salpicada por viviendas, pinos y contados ejemplares de viejas sabinas canariasl, como esta de la Hoya de la Cruz. | FOTO J. GUZMÁN
Las Caletas, un área salpicada por viviendas, pinos y contados ejemplares de viejas sabinas canariasl, como esta de la Hoya de la Cruz. | FOTO J. GUZMÁN
Pero el pino canario, maravillosamente representado en la isla de La Palma, no es el único árbol canario con capacidad de adaptación a las condiciones de los malpaíses. Entre las antiguas coladas de los volcanes del Parque Natural de Cumbre Vieja, la sabina canaria (Juniperus turbinata) también logró encontrar un hábitat ecológico extremo pero, al fin y al cabo, favorable.

El pino canario, maravillosamente representado en la isla de La Palma, no es el único árbol canario con capacidad de adaptación a las condiciones de los malpaíses

A 4 km del volcán Teneguía
Nos trasladamos al sur de La Palma, en concreto al municipio de Fuencaliente. Apenas a cuatro kilómetros de donde se produjo la actividad volcánica terrestre más reciente del archipiélago (Teneguía, en octubre-noviembre de 1971), se encuentra la zona de Las Caletas, un área salpicada por viviendas, pinos y contados ejemplares de viejas sabinas canarias. Desgraciadamente, el incendio forestal de 2009 acabó con varias de ellas, sobre todo las que habitaban junto a la pista forestal de Lomo Alto.

Los dos troncos retorcidos de la Sabina de la Hoya de la Cruz. | FOTO J. GUZMÁN
Los dos troncos retorcidos de la Sabina de la Hoya de la Cruz. | FOTO J. GUZMÁN
En esta ocasión el lugar de culto y admiración forestal se localiza sobre la coordenada 28º 30´ 9.30″ N y 17º 49´ 37.10″ W. Allí, a 590 metros sobre el nivel de un cercano mar –apenas un kilómetro y medio en proyección horizontal– se encuentra postrada la Sabina de la Hoya de la Cruz. Junto a ella se hallan los restos derruidos de una casa que en su día se construyera con materiales volcánicos.

Este atractivo ejemplar consta de dos troncos principales, uno hacia arriba con escasa altura y otro que se extiende en paralelo con el inclinado terreno

Las limitaciones estacionales creadas por los vientos costeros han modelado un árbol de poca talla, pero no así en anchura. Este atractivo ejemplar consta de dos troncos principales, uno hacia arriba con escasa altura y otro que se extiende ampliamente en paralelo con el inclinado terreno.

Formas caprichosas
Las características que más resaltan de esta singular sabina son, sin duda, las formas caprichosas que trazan sus troncos y ramas, sus partes planas, quiebros, entrelazadas y hasta bucles parecen el perfecto dibujo resultante de la fusión del viento y la lava. Las ondulaciones del suelo volcánico se confunden con los engrosamientos de la retorcida madera. Algunas partes recuerdan a las grandes cornamentas de los alces.

Junto a su base, una maraña de gruesas y retorcidas raíces se disponen de manera aérea, dejando entrever las finas fibras rojizas de la corteza. Entre los huecos apreciamos numerosas semillas de tamaño casi diminuto, lo que nos concede una idea tanto de la alta longevidad como de la dureza estacional.

Su posición solitaria la habrá librado muchas veces de los voraces incendios que suelen azotar los sures palmeros

Su posición solitaria la habrá librado muchas veces de los voraces incendios que suelen azotar los sures palmeros. En la actualidad, especies invasoras como el circundante rabo de gato (Pennisetum setaceum) suponen una grave amenaza en caso de que el fuego se aproximara.

Antaño la sabina fue muy apreciada por su poder calorífico como leña. Desconocemos, y a la vez agradecemos, que esta pieza viva del museo libre de la biodiversidad canaria haya subsistido hasta nuestros días. Pueden ser muchas las razones que evitaran su corta, quien sabe, quizás fuera para ocultar del sol de la mañana a la vivienda o, por qué no, por el antagonismo surgido entre el hacha y el respeto a su delicada belleza.

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