Flora y fauna

Los nuevos retos del Jardín Botánico Canario

La consejera de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo de Gran Canaria y el director del Jardín Botánico Viera y Clavijo explican, en una amplia entrevista, los retos de futuro de esta institución científica. [En PELLAGOFIO nº 23 (2ª época, septiembre 2014).]

Por YURI MILLARES

“El Jardín Botánico es un proyecto consolidado que ya ha cumplido 60 años, pero tenemos que abordar nuevos retos para que cumpla otros 60 años más. Por eso hemos optado por alguien con un profundo conocimiento de lo realizado hasta ahora y con capacidad para plantear esos nuevos retos”, ha explicado a PELLAGOFIO María del Mar Arévalo, consejera de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, al explicar el reciente nombramiento de un nuevo director del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo en la persona de uno de sus científicos más sobresalientes: Juli Caujapé.

maria-del-mar-arevalo-2314-1–¿Cuáles son esos retos?

–A mi modo de ver –responde la consejera, María del Mar Arévalo– si hiciéramos un análisis DAFO [siglas de Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades] del Jardín Canario y, siendo justos, entenderíamos que siendo un jardín singular y espectacular en su concepción (y en todo lo que son las colecciones que contiene), tiene, después de tantos años, algunos retos que hay que abordar de cara al futuro.

“Entre las dificultades con las que nos encontramos, una sería resolver de forma definitiva el problema del aparcamiento en un lugar como éste, un centro que es visitado por doscientas mil personas todos los años. No podemos pensar en una proyección aún mayor del mismo si no resolvemos ese problema, que tiene desde casi el principio. Porque la zona baja, donde aparcan las guaguas, en muy peligrosa: precisamente fue donde un accidente de tráfico causó el fallecimiento del primer director del Jardín Botánico, el señor Sventenius.

«No podemos pensar en una proyección aún mayor del Jardín Canario si no resolvemos el problema del aparcamiento»

“En este mandato hemos querido dar pasos en este sentido y actualmente desde la Consejería de Obras Públicas se está abordando una modificación del trazado de la carretera, para pasarla por detrás de un solar que hay anexo al Jardín (que es propiedad de la Consejería), de manera que la zona que quedase en medio fuese a conformar un área de descanso y de aparcamiento, que diese ese servicio de forma más cómoda y segura.

“Otro de los retos que nos queremos plantear en el Jardín son elementos dinamizadores, puesto que tiene potencialidades para tener su tienda y su cafetería, algo muy común en otros jardines botánicos con otras fórmulas de gestión en el mundo.

“Por empezar por ahí, yo creo que esos son los primeros planteamientos que le hemos encargado al nuevo director del Jardín Botánico, además de continuar con toda la parte investigadora, que hay que seguir fomentando.

«Hay que tener una visión más integradora del Jardín en la Consejería de Medio Ambiente»

“Pero hay otra cosa que a mí también me parece fundamental y es algo en lo que él está ya trabajando. Se trata del hecho de que, hasta ahora, la percepción del Jardín Botánico era como una especie de institución aparte dentro de la Consejería de Medio Ambiente. Yo creo que hay que tener una visión más integradora del Jardín en la Consejería, es fundamental que cuando la Consejería diseñe políticas de conservación y medioambientales, lo haga apoyado en el conocimiento científico y las investigaciones previas que se han llevado a cabo en esta institución. Debe haber una mayor interrelación entre unos y otros para que no funcionen como entidades aisladas, separadas.

“De nada sirve que la gente del Jardín sea la que más sabe de la flora y de la conservación, de las necesidades o cómo se reproduce una determinada especie, si después los que lo tienen que aplicar no están al tanto de esos avances. Esto ha dado frutos y a lo largo de los próximos años se va a visibilizar de forma mucho más notable.

–¿Qué balance haría de estos 60 años transcurridos del Jardín Canario? ¿Qué ha significado para Canarias?

–Yo creo que ha sido un logro tener un jardín botánico como este. Un jardín que, además, ha sido reconocido con una cátedra de la Unesco y que ha mantenido un altísimo nivel científico, además de ser en sí mismo una exposición de flora viva impresionante y espectacular. Ha sido una apuesta del Cabildo de Gran Canaria por mantener un centro de investigación en las especies de la Macaronesia, porque hay proyectos que se están llevando a cabo que tienen un ámbito geográfico muchísimo mayor que el propio de estas islas. Es algo de lo que todos nos tenemos que sentir orgullosos.

«Tenemos que ser ambiciosos y pensar cuál es el modelo que queremos desarrollar para los próximos 60 años»

“Esa es la realidad del Jardín y esos son los logros. Pero creo que tenemos que ser ambiciosos y pensar en cuál es el modelo que queremos desarrollar para los próximos 60 años: pensarlo, planificarlo y analizarlo. Y, además, adaptarnos a los nuevos tiempos y al gusto de la sociedad en la que nos movemos, que no tiene mucho que ver con la sociedad en la que se planteó el germen primigenio del Jardín hace 60 años. El mantenerlo vigente, activo y demandado para la sociedad tiene mucho que ver con esa capacidad de adaptación que tenemos que tener a los nuevos tiempos, a las nuevas necesidades y a los nuevos gustos.

–El Jardín ha tenido hasta ahora dos directores, uno sueco y otro inglés. Ahora han escogido a alguien de la casa. ¿En base a qué criterios, qué perfil buscaron?

–Ha sido un perfil único y exclusivamente profesional y científico. Primero estuvo Sventenius, el pionero, el de la idea. Su repentino fallecimiento dejó planteado, pero no acabado, el proyecto. El gran consolidador del Jardín durante todos estos años ha sido David Bramwell, a quien le agradecemos el magnífico trabajo realizado y el gran reconocimiento que este Jardín ha tenido no solamente en Canarias, sino a nivel internacional, porque la propia figura de David tiene ese reconocimiento internacional.

«El gran consolidador durante todos estos años ha sido David Bramwell, a quien se debe el gran reconocimiento que este Jardín ha tenido a nivel internacional»

“Y ahora era necesario hacer una apuesta que no fuese excesivamente arriesgada, que permitiera un profundo conocimiento de lo que habíamos hecho, pero con capacidad de plantear esos retos que planteaba al principio de la entrevista. Es verdad que se puede hablar de que el Jardín Botánico es un proyecto consolidado, culminado, pero el reto ahora es pensar que vamos a hacer para dirigir las acciones políticas y de gestión del Jardín hacia ese modelo que tenemos que plantear. Y en esto Juli [Caujapé] y yo hemos empezado a trabajar y vamos a profundizar, incluso estamos pensando visitar algunos jardines botánicos más potentes en las próximas fechas, para poder vislumbrar cuáles son las necesidades que vamos a tener que acometer a lo largo de los próximos años y cuál es el modelo de gestión y el modelo que queremos proyectar para Gran Canaria y para Canarias.

–¿Hay algún modelo de jardín botánico en el mundo que les guste especialmente?

«Queremos singularizarnos, tener un modelo de gestión adecuado a nuestra realidad, apostando por seguir haciendo ciencia»

–Yo creo que hay muchos modelos. Teniendo en cuenta la realidad geográfica, climatológica, la biodiversidad de Canarias, además de cómo está conformado el Jardín, nos obliga, si queremos singularizarnos, a tener un modelo de gestión propio y adecuado a nuestra realidad, apostando por seguir haciendo ciencia porque es fundamental. Y el modelo del Jardín no deja de estar necesitado de una evolución y de dar respuesta, por ejemplo, a los cientos de cruceristas que cada año nos visitan y ser capaces de responder a las expectativas de millones de personas que además de sol y playa buscan, cuando visitan una isla determinada, su cultura, su flora, si gastronomía. Y este entorno es el lugar adecuado para dar respuesta a todas estas expectativas y hacerlo con certeza de que no vamos a defraudar. Y desde ahí es donde tenemos que arrancar ●

Curioso ejemplar de drago de Gran Canaria ('Dracaena tamaranae') en el Jardín Canario que, de una sola semilla, se ramifica desde la tierra en tres brazos./ FOTO YURI MILLARES
Curioso ejemplar de drago de Gran Canaria (‘Dracaena tamaranae’) en el Jardín Canario que, de una sola semilla, se ramifica desde la tierra en tres brazos.
María del Mar Arévalo y Juli Caujapé en el Jardín Canario./ FOTOS YURI MILLARES
María del Mar Arévalo y Juli Caujapé en el Jardín Canario./ FOTOS YURI MILLARES
juli-caujape-2314-1–¿Tiene ya en mente cosas e iniciativas que hay que acometer?

–Sí –responde el director, Juli Caujapé–. De hecho estoy en plena sintonía con lo que ha dicho la consejera. Como ella ha resaltado, hemos estado dialogando sobre posibilidades de futuro y mi perspectiva personal es que hay tantos retos de pasado como retos de futuro. Los retos de pasado son tal vez más difíciles que los de futuro, porque en una época de crisis económica como la que estamos viviendo, deberíamos ser capaces de pensar en esas plazas de especialistas y jardineros que el Jardín Canario ha tenido en el pasado y que por “h” o por “b” se han ido perdiendo. Hoy en día son necesarios para mantener esa excelencia, tanto en las colecciones vivas que son objeto de admiración por parte de todos nuestros visitantes, como en temas de investigación, donde estamos en una situación mucho más halagüeña de lo que la sociedad grancanaria percibe muchas veces.

«Deberíamos ser capaces de pensar en esas plazas de especialistas y jardineros que el Jardín Canario ha tenido en el pasado y que son necesarias para mantener la excelencia»

“Los retos de futuro yo creo que pasan, sobre todo y para ser escueto, por utilizar todavía más el Jardín como una plataforma potentísima de difusión de mensajes medioambientales, que sin duda tienen que pasar por la contribución científica del personal del centro a temas que son competencia de la Consejería de Medio Ambiente y Emergencias, como son la conservación de la flora terrestre de la isla y del territorio. La flora no vive en un espacio virtual, sino que vive en un territorio. Y esto es importante enfatizarlo porque la biodiversidad no es sólo la suma de un conjunto de especies, sino una red muy complicada de interacciones entre diferentes especies, entre diferentes reinos (el reino animal, el reino vegetal, el reino microbiano) y es una red que estamos empezando a entender, pero de la que todavía nos faltan claves para conectarla del todo y preservar su integridad.

“A eso es a lo que nos dedicamos aquí en la parte científica-técnica del Jardín Canario. Y es una de las áreas que tiene que vislumbrarse todavía más. La consejera lo dijo y es cierto, el Jardín recibe doscientos mil o más visitantes durante un año, y eso nos habilita como transmisores de mensajes importantísimos que tienen que ver con el medio ambiente, la conservación y la biodiversidad. Si esos mensajes están en clave de investigación, mejor que mejor. Y lo digo porque se tiene la percepción de que la sociedad, en general, entiende la necesidad de la investigación científica, sobre todo cuando se trata de bienes de consumo y de energía. Pero no tanto cuando se trata de conservar la biodiversidad.

«Sin la biodiversidad estamos comprometiendo nuestra propia calidad de vida»

“Parece que la biodiversidad siempre ha estado ahí, siempre seguirá y no hace falta investigación para comprenderla y gestionarla. Eso es una paradoja porque, en realidad, muchos de esos bienes de consumo provienen de la investigación sobre biodiversidad, pero no pueden ser sintetizados en un laboratorio ni nunca lo serán. Piensa en tejidos como el de la chaqueta que llevas, medicinas, materiales de construcción, alimentos. Sin la biodiversidad no tendríamos nunca esos bienes que hacen nuestra vida más fácil. Y si saboteamos la biodiversidad, estamos comprometiendo nuestra propia calidad de vida. Para mantener la biodiversidad hace falta investigación y el hecho de que las políticas de conservación pasen por incorporar los resultados de la investigación a la gestión del medio ambiente, sin duda es una buena noticia.

–Habla de biodiversidad y eso atañe no sólo a la flora natural, sino a la agrícola. Cada vez hay menos semillas en el mundo y hay que guardarlas en bancos de semillas para que no se pierdan.

–Sí, la agrobiodiversidad. Exacto. El Jardín Canario, de hecho, es pionero en muchas instalaciones de conservación. Tenemos el banco de semillas seguramente más importante de la Macaronesia, y sin duda uno de los más importantes de Europa. Tenemos también un banco de ADN que atesora la información genética de todos esos endemismos o gran parte de ellos. Tenemos un banco de información sobre los usos tradicionales de la flora endémica que puso a punto nuestro Departamento de Educación Ambiental, que es pionero en esa línea en Europa. Y tenemos un herbario con un responsable [Águedo Marrero] que es una persona que ha descrito ya casi 40 especies nuevas para la flora canaria, entre ellas el drago de Gran Canaria.

«Tenemos el banco de semillas más importante de la Macaronesia, y sin duda uno de los más importantes de Europa»

“El banco de semillas al que aludiste tiene desde hace unos años esa dimensión de conservar la agrobiodiversidad canaria, variedades agrícolas de interés para la isla: variedades de papas, de millo, de almendros incluso, que algunas parece que tienen propiedades organolépticas bastante distintas de sus congéneres continentales y que pueden ser de mucho interés para la industria. De hecho ahí tenemos un nicho de interacción bastante prometedor con la Consejería de Agricultura, porque muchas de esas variedades carecen de una caracterización morfológica, genética, reproductiva, y si esas variedades tienen el interés comercial que prometen, va a ser necesario más pronto que tarde para tener un control de calidad o una denominación de origen, basada en parámetros científicos de índole molecular o morfológica, o una combinación de varias de ellas.

–¿Aparte de conservar, entrega el Jardín semillas para uso agrícola?

–Ese tal vez sería uno de los retos pendientes del Jardín Canario. Esas semillas sin duda están ahí no para que formen parte de un museo, sino para que cuando haga falta refuercen actuaciones de la Consejería en las poblaciones naturales a las que pertenecen o permitan hacer reintroducciones en el medio natural. En el campo de la agrobiodiversidad, sin duda también están ahí porque de todos es sabido que es un seguro de vida, pues si esas variedades son objeto de plaga o hay algún otro factor que afecta a su continuidad en el tiempo, aquí siempre queda el registro que puede ser utilizado para restablecer un cultivo, o una población de un endemismo que se extingue en la naturaleza.

–¿Un banco de semillas, sea natural o agrícola, tiene caducidad; esas semillas cuánto tiempo son viables estando guardadas?

–Duran bastante tiempo, pero todo tiene caducidad. Piensa en las tumbas de faraones donde se han encontrado semillas que todavía pueden germinar con las condiciones adecuadas. En las islas y muchos entornos ecológicamente peculiares hay plantas que se llaman de “semillas recalcitrantes”, semillas que a pesar de que se les apliquen las condiciones de conservación que funcionan en otras especies, no germinan después de plantarlas. Esas plantas son ya conocidas y tienen un tratamiento especial. De hecho, ese tipo de plantas no tienen banco de semillas, sino bancos de plántulas (la plántula viva). La semilla ha de germinar inmediatamente porque, si no, no tiene una duración en el tiempo, ni tan sólo en la naturaleza. Pero son plantas que están también controladas y una de las aportaciones del Jardín Canario es mantener vivas, gracias a la pericia de nuestros jardineros, a muchas de esas especies, recalcitrantes o no, que pueden perder sus hábitats si las peores predicciones sobre cambio climático se confirman en el futuro, y parece que vamos camino de que eso sea una realidad bien pronto.

«Recibimos visitantes muy especializados que quieren conocer de primera mano qué proyectos estamos llevando a cabo»

El Jardín Canario, aparte de investigar y conservar, recibe también visitas. ¿Qué se le enseña al visitante?

–Dependiendo del perfil se le enseñan unas cosas u otras. A la población escolar, que visita el Jardín Canario anualmente, se le enfatiza el valor y la singularidad de la flora canaria, con especial hincapié en la flora endémica de esta isla y, últimamente, de la Reserva de la Biosfera (cuya gestión es también competencia del Cabildo).

“Pero también recibimos visitantes muy especializados, pues tanto el Jardín Canario, como la Consejería de medio Ambiente o la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, organizan eventos donde participan especialistas de muchos ámbitos, relacionados con la investigación en biodiversidad que, conocedores de la calidad de nuestras investigaciones, quieren conocer de primera mano qué proyectos estamos llevando a cabo y cómo se reflejan en las colecciones del Jardín Canario y en la información que suministramos al visitante. Esas personas tienen otro tratamiento y otros guías por las colecciones del Jardín.

“Y luego están los turistas, atraídos por la curiosidad o atraídos por la publicidad que se les ha hecho en los cruceros o en otros lugares, que vienen a ver las colecciones y cuánto ofrece la isla en sostenibilidad, en medio ambiente y en conservación de la biodiversidad.

–¿Tienen convenios con alguna universidad u otros centros científicos, aparte de las canarias?

–Sí. Existen convenios y acuerdos de colaboración con instituciones canarias, españolas e internacionales. Entre los retos de futuro a los que aludía antes, uno de ellos es estrechar todavía más los vínculos para que los itinerarios de excelencia que nosotros diseñemos en el Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo puedan tener en cuenta aportaciones que puedan ser significativas de otras instituciones ●

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