Setas en Canarias, un conteo que no deja de crecer
Nuevas especies en jardines se suman a las de bosques y jables

La gran variedad de paisajes, asociados a distintos ecosistemas que atesoran las islas Canarias, también se manifiesta en la presencia de más de 2.200 especies de setas. Desde las trufas del desierto en las más orientales a los boletus de las más occidentales, hay casi 50 comestibles. Pero ojo, las hay tóxicas y mortales. [En PELLAGOFIO nº 114 (2ª época, enero 2023)].
Por YURI MILLARES

Cuatro sociedades micológicas (en Gran Canaria, Tenerife, El Hierro y La Palma) recorren todo el año los campos y los jardines del archipiélago buscando e identificando setas, cada una en sus respectivas islas excepto la de Gran Canaria, que es la más veterana y viajera.
Fundada por el poeta Pedro Lezcano (1920-2002), su actual presidente, el biólogo Vicente Escobio, explica que «hacemos un trabajo constante, sobre todo, en El Hierro, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote». Sus paseos son algo más que recreativos, pues el objetivo es recoger muestras que estudian en su propio laboratorio y también envían a un colaborador en la Península, para analizar el ADN de aquellas que identifican como especies nuevas para la ciencia.
Como curiosidad, la finca de castañeros, pinar y laurisilva de Osorio, propiedad del Cabildo de Gran Canaria, «es el sitio de España donde hay más setas —estima este biólogo—: en 30 hectáreas hay 300 especies, que es una barbaridad, y continúa subiendo».

Si citamos sólo a las comestibles, en las islas orientales lo que hay son champiñones y setas de arena (o jable) como las trufas del desierto, conocidas en Lanzarote como «papas cría» y en Fuerteventura como «criadas».
Estas turmas de tierra también se dan en las islas centrales del archipiélago, aunque son menos conocidas. Crecen asociadas a un arbusto —el turmero Helianthemum canariense— que aporta nutrientes minerales y agua al hongo y éste, a su vez, obtiene de la planta hidratos de carbono y vitaminas. Entre las más sabrosas y abundantes según las islas, destacan la seta de la cañaheja en Gran Canaria; la cañaheja conejera o de Tajasnoyo (Ferula lancerotensis) en Lanzarote; el boletus en Tenerife y La Gomera; los níscalos, boletus y cantarelas en La Palma; y los champiñones de prado, así como níscalos y boletus, en El Hierro.
En total, son casi 50 las especies comestibles (la mayoría no tan sabrosas como las citadas) de las 2.200 identificadas en Canarias. Una cifra que crece cada año con nuevos descubrimientos. «En 2001 había 450 especies censadas en Gran Canaria, cuando se publicó la primera lista Biota de especies silvestres de Canarias, y ahora mismo pasamos de 1.200; en El Hierro había 198 y ya estamos en 597; Tenerife tiene más de 1.300 largas y La Palma, unas 1.700», detalla Escobio.

Sin embargo, no hay que olvidar que también hay 26 especies tóxicas o venenosas en las Islas, de las que ocho pueden ser mortales (como la conocida Amanita phalloides).
Las nuevas plantaciones, sobre todo de jardines en zonas urbanas, también están añadiendo especies al cómputo de setas del archipiélago, alguna muy abundante y tóxica como el Chlorophyllum molybdites, una seta tropical de jardín que crece en el césped y produce diarreas explosivas: apareció en los años 90 en Tenerife y se ha extendido a otras islas.
«El problema es que se parecen mucho a los apagadores (Macrolepiotas), que son comestibles, aunque se pueden distinguir en que sus láminas bajo el sombrero son verdes, por sus esporas. Hay parques que están llenos y no se pueden erradicar, ¿quién elimina un hongo?», explica.

■ Laeriporus sulphureus De llamativo color amarillo, en Canarias crece asociada a bosques de castañeros. Denominada popularmente como seta del pollo por el sabor de su carne, empieza a aparecer en septiembre. Otros nombres comunes por los que es conocida son: cangrejo de los bosques, poliporo de azufre, plataforma de azufre y bolo de garrofera ● |

■ Pseudobaeospora jamonii Una de las muchas especies que crecen en el archipiélago asociadas a la laurisilva, donde llaman la atención por sus formas y colores. «Publicada como nueva especie en 2002 en Italia, en las Islas sólo ha sido encontrada por ahora en Gran Canaria», detalla el biólogo Vicente Escobio, de la Sociedad Micológica de Gran Canaria ● |

■ Mucilago crustacea Un raro Myxomycete de la laurisilva, formado por una masa esponjosa, encontrado sólo en La Palma y Gran Canaria. En la foto, acompañado por el diminuto ácaro de terciopelo (‘Trombidium holosericeum’), que también se alimenta de restos de maderas y vegetales como las setas que habitan las especies del monteverde ● |

■ Geastrum michelianum Con su peculiar forma, pertenece al grupo de las estrellas de tierra, muy extendidas por el mundo. Crece entre las hojas caídas ya que se alimenta de materia orgánica en descomposición. Una seta muy parecida con la que se puede confundir, la ‘Geastrum triplex’, era usada por los indios nativos americanos con fines medicinales ● |

■ Colus hirudinosus Crece en prados con gramíneas y artemisa, también en bordes de caminos. «Tiene un olor desagradable que atrae a los insectos y contribuye a dispersar las esporas», explica Escobio. Como la mayoría de las setas, aparece en otoño. Serie de fotografías de la micóloga Bonnie Wolfmeier (Sociedad Micológica de Gran Canaria) ● |

■ Inonotus hispidus Otra de las setas asociada en Canarias a la laurisilva, se suele ver a partir de septiembre en zonas de medianías. Puede provocar pudrición blanca en árboles vivos. Con principios alucinógenos, se ha utilizado en medicina como anticancerígena y contra úlceras de estómago, también tiene cualidades tintóreas marrones ● |