Flora y fauna

Siete especies de murciélagos en los cielos nocturnos de Canarias

Un reciente muestreo confirma una notable recuperación de la presencia de murciélagos en el norte de Gran Canaria

El archipiélago cuenta con hasta siete especies autóctonas de murciélagos. Dos de ellas son endémicas de Canarias y otra endémica macaronésica. Todas ellas insectívoras. Un reciente muestreo realizado en Gran Canaria confirma una notable recuperación de la presencia este mamífero volador en el norte de la isla, donde casi habían desaparecido por culpa de las fumigaciones en los 50. [En PELLAGOFIO nº 81 (2ª época, diciembre 2019)].

Por YURI MILLARES

Cuando se menciona a los murciélagos, es habitual que el primer pensamiento –sobre todo por los mitos y leyendas que el cine nos ha transmitido desde los inicios del séptimo arte– sea para un animal que vive de chupar la sangre a personas y animales. En realidad, hay más de un millar de especies de este mamífero con la rara cualidad de volar y sólo tres son hematófagos (es decir, que se alimentan de sangre). Ninguno de ellos, por cierto, en España ni en Canarias.

El murciélago orejudo canario (‘Plecottus teneriffae’) es endémico de este archipiélago y se encuentra en las islas de Tenerife, La Palma y El Hierro. | FOTO DOMINGO TRUJILLO

A pesar de la mala fama que tienen por esos prejuicios, lo cierto es que la inmensa mayoría de ellos son beneficiosos para el sector primario. Son grandes devoradores de insectos voladores (mosquitos y lepidópteros, sobre todo) que afectan a cultivos y ganados.

Capaces de comer cada noche la mitad de su peso, son muy voraces porque tienen un metabolismo adaptado a la gran energía que consumen volando, orientándose con ultrasonidos. Beben en vuelo y las canalizaciones de los barrancos en Canarias les ha perjudicado al reducir lugares donde beber y capturar mosquitos. El uso de productos químicos contra las plagas en la agricultura les afecta de modo especial. Ha sido la causa de que, en Gran Canaria, hayan reducido su presencia, de forma notable, durante décadas.

“A los murciélagos, sobre todo, les afecta el problema de la bioacumulación. Acumulan lo que se llama grasa parda para el invierno –explica Silvia Fajardo, bióloga en el Servicio de Biodiversidad de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias–. No los mata comerse un insecto contaminado, pero sí les va a afectar el bioacúmulo. Por ejemplo, en su capacidad de reproducción a largo plazo”. En los últimos 10 a 20 años ya se ven mucho más “porque el uso de productos químicos está más controlado y se nota”, dice.

El archipiélago canario cuenta con siete especies distribuidas por casi todas las islas, objeto de estudio e identificación desde hace pocas décadas.

El murciélago de Madeira (‘Pipistrellus maderensis’) es un endemismo macaronésico. Es común y abundante en las cuatro islas occidentales de Canarias. | FOTO DOMINGO TRUJILLO

“Me llama mucho la atención que la gente se sorprenda: ¿ah, pero aquí hay murciélagos? Como si hablara de víboras… Pues sí, hay, y endémicos y muy importantes. A nivel nacional somos la única región con endemismos. Yo que lo sé siempre voy de noche mirando al cielo”, sonríe Fajardo.

Aquí no hibernan
Como otros animales que hibernan cuando llega el invierno, el murciélago entra en estado de letargo al llegar el frío, reduciendo su metabolismo. No es el caso de los que viven en Canarias.

“Aquí tenemos unas condiciones climáticas que no les hace bajar la actividad durante el invierno, porque tienen alimento todo el año –explica esta bióloga–. Tal vez hagan fluctuaciones en altitud, aquí tienen esa posibilidad, pero habría que estudiarlo marcando ejemplares. No es fácil recuperar murciélagos anillados, pero hemos visto algunos en Vilaflor descansando y después alimentándose durante la noche en el Teide, o sea que se mueven”.

El orejudo canario es endémico de las islas canarias occidentales y está en La Palma, El Hierro y Tenerife; sorprendentemente, no en La Gomera

Tenerife es la isla con la mayor presencia. Aquí encontramos las siete especies, desde la orilla del mar hasta cotas cercanas a los tres mil metros. El más singular, fácilmente reconocible por sus grandes orejas, es el que se conoce como murciélago orejudo canario (Plecottus teneriffae). Esta investigadora los ha visto tanto en Pico Viejo –con sus 3.135 m, este volcán y el Teide son las dos únicas montañas canarias que sobrepasan los 3.000 metros de altitud–, como cerca de la costa. “Es un murciélago eminentemente forestal, en pinar es bastante frecuente, pero también te lo encuentras en cuevas de alta montaña en el Teide”, señala.

Los murciélagos de Canarias son insectívoros, alimentándose de mosquitos y lepidópteros. En la foto, un orejudo canario. | FOTO DOMINGO TRUJILLO

El orejudo canario es endémico de las islas canarias occidentales y está en La Palma, El Hierro y Tenerife. Sorprendentemente, no en La Gomera. “Es una isla que está en medio y siempre nos hemos dicho: ¿cómo es que no está aquí? Pero en los años que llevamos muestreando nunca lo hemos encontrado”, afirma Fajardo.

El otro endémico de Canarias es el murciélago canario de bosque, del que los investigadores Domingo Trujillo [ver entrevista en PELLAGOFIO], Carlos Ibáñez y Javier Juste definieron para el archipiélago la subespecie Barbastella barbastellus guanchae. Muy raro de ver, de momento se cita sólo para Tenerife y La Gomera.

El murciélago de Madeira es el más común y abundante, suele meterse en casas, bodegas o garajes y, de noche, es frecuente avistarlos cazando insectos junto a las farolas

El tercero que se considera endémico, pero en este caso referido a la Macaronesia, es el murciélago de Madeira (Pipistrellus maderensis), presente en los archipiélagos de Madeira y Canarias (en las cuatro islas occidentales), aunque recientemente también ha sido citado en Azores.

El murciélago de Madeira (‘Pipistrellus maderensis’). | DOMINGO TRUJILLO

Es el más común y abundante, suele meterse en casas, bodegas o garajes y, de noche, es frecuente avistarlos cazando insectos junto a las farolas. “Se ve en la misma Santa Cruz de Tenerife”, dice Fajardo. También es el más pequeño: su diminuto cuerpo apenas pesa 4 o 5 gramos.

El murciélago montañero (‘Hypsugo savii’) es fisurícola y abunda en paredes y grietas en el risco de El Golfo (El Hierro). | FOTO DOMINGO TRUJILLO

Los otros cuatro son:

–El murciélago rabudo (Tadarida teniotis), el más grande en Canarias, ya que pesa entre 23 y 25 gramos y tiene una envergadura de 40 cm. Es el único que se puede oír en el archipiélago, al emitir sus sonidos a 13 o 14 kilohercios cuando está en vuelo.

–El nóctulo pequeño (Nyctalus leisleri), bastante forestal y misterioso, se le ve a veces en las plataneras y sólo está en Tenerife y en La Palma.

–El murciélago de borde claro (Pipistrellus kuhlii), presente en Gran Canaria, es el único que vive en Fuerteventura (ocasionalmente avistado también en Lanzarote).

–El murciélago montañero (Hypsugo savii) es fisurícola y se encuentra en El Hierro (abunda en paredes y grietas en el risco en El Golfo), La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria.

Gran Canaria recupera sus murciélagos
Pese a que Gran Canaria es una isla con una gran variedad de hábitats y ecosistemas a diferentes altitudes (desde la costa hasta los casi dos mil metros), la presencia de especies de murciélagos detectada por los investigadores en las últimas décadas es mucho menor de lo que cabría esperar.

«En los 50 se fumigó con DDT causando la extinción de guirres en Gran Canaria y seguro que perjudicó a todas las especies de murciélagos»DOMINGO TRUJILLO, naturalista

“Durante la década de los 50 del siglo pasado hubo dos arribadas de langosta a Canarias y se fumigó con DDT y, en muchos casos, desde avionetas”, dice el naturalista especializado en murciélagos Domingo Trujillo.

Estas fumigaciones fueron la principal causa de extinción de los guirres y del milano real en Gran Canaria y en otras islas, “y seguro que perjudicó a todas las especies de murciélagos; no me extrañaría que justo por ese motivo no encontremos hoy en Gran Canaria otras especies que sí que están aquí en Tenerife”, explica en la amplia entrevista que le hizo PELLAGOFIO.

Durante dos meses de 2019 el Cabildo de Gran Canaria ha realizado un muestreo para detectar su presencia, en colaboración con la Universidad de Göttingen (Alemania), confirmando un importante incremento de su presencia. “Tenemos un acuerdo de prácticas con esta universidad por el que vienen estudiantes a realizar sus trabajos de fin de grado. Y a raíz de la distribución conocida de los murciélagos en Gran Canaria, pensamos que sería interesante hacer una actualización”, explica el ingeniero técnico forestal Carlos Velázquez, responsable de diversos proyectos de repoblación y silvicultura en esta institución.

Matthias Kaiser, en el Cabildo de Gran Canaria. | FOTO YURI MILLARES

Gracias a dicha colaboración llegó Matthias Kaiser, estudiante de Ingeniería Forestal. Entre el 10 de septiembre y el 8 de noviembre se dedicó a salir casi todas las noches para hacer un barrido con un medidor de ultrasonidos.

La zona donde se sabe de su presencia es “el barranco de Tirajana, pasando por las presas de Chira, Soria, Las Niñas y después yendo hasta la presa de Candelaria y, hacia La Aldea, en toda esa parte sur-suroeste se sabía de la presencia de murciélagos; en palmerales de la cuenca de Fataga, por ejemplo, se ven a menudo, y en la cumbre se empezaron a ver por la zona de Moriscos”, detalla Velázquez.

“Se constata la recuperación y es importante continuar con el estudio de los murciélagos en Gran Canaria”MATTHIAS KAISER (Universidad de Göttingen)

“Lo que queríamos es que a partir de la zona que conocíamos, prospectar cómo estaba el norte”, añade. Pendiente de publicar aún el resultado del muestreo, el trabajo de Kaiser consistió en ecolocalizarlos en zonas de presas y estanques, que es donde se concentran los insectos por la noche y, por eso, también los murciélagos, y marcar las ubicaciones con GPS.

“Se confirma que están ampliando su presencia y en casi todas las presas de Gran Canaria hay murciélagos”, dice Velázquez.

“Son partes del ecosistema –explica el propio Matthias Kaiser–, comen muchos insectos y frenan en cierta medida el avance de plagas. En una noche un murciélago se puede comer mil mosquitos, algunos hasta cuatro mil. Como conclusión del trabajo puedo decir que se constata la recuperación y es importante continuar con el estudio de los murciélagos en Gran Canaria”.

Tras este trabajo preliminar, su profesor director en la Universidad de Göttingen, Wolfgang Rohe, quiere enviar a más estudiantes para profundizar en la investigación e identificar las especies que hay. De momento, Kaiser señala entre los que ha escuchado en su medidor de ultrasonidos al murciélago montañero, al murciélago rabudo y al murciélago de borde claro.

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