Barranco de Ruiz a Las Aguas, en Tenerife

Recorrido a través del frondoso barranco de Ruiz, frontera natural entre los municipios de Los Realejos y San Juan de la Rambla (Tenerife), hasta llegar al núcleo costero de Las Aguas, siguiendo la ruta del antiguo camino real de Rambla de los Caballos, en la ruta de Icod a Puerto de la Cruz. [En PELLAGOFIO nº 33 (1ª época, junio 2007)].

Tres horas
La dificultad del trayecto es baja (salvo un tramo algo incómodo en el descenso desde La Vera hacia el Pico de La Grieta). Los 5 km se pueden recorrer sin prisas en unas 3 horas. El recorrido que hacemos suma parte del trazado de dos caminos: bajamos por el de Las Pencas a través del barranco de Ruiz y enlazamos con un tramo de camino real que discurría entre Los Realejos y San Juan de La Rambla. Nosotros nos sumamos a él junto a la ermita del Rosario en dirección a Las Aguas, barrio al pie del segundo pueblo citado ●
Mientras la isla se cubre con más y más carriles de autopistas, no viene mal volver a recorrer los viejos caminos, aquellos que no hace tantos años eran las únicas vías de comunicación entre los pueblos y barrios del norte tinerfeño. Iniciamos la marcha, por el también conocido como camino de Las Pencas, desde el pequeño mirador Fuente del Rey, situado a la salida de Icod el Alto en dirección a La Guancha (a la altura del kilómetro 9 de la carretera TF-342). Bordeamos el barranco de Ruiz sobre un firme empedrado rodeado de brezos y pinos, paisaje que poco a poco se antropiza con amplias huertas de papas y tramos cubiertos de cemento. Desde esta zona el barranco regala panorámicas de su frondosa cabecera, donde sobreviven reductos de laurisilva.

Entre magarzas y tabaibas
Desde allí se divisa el núcleo Orilla de La Vera, que cruzamos hasta la Cruz de Los Rodríguez, donde empieza la vereda que desciende por la ladera norte del barranco. El camino empedrado avanza entre magarzas, tabaibas que superan los dos metros de altura, jaras, inciensos, lavandas, verodes, senecios, especies que recuperan el espacio de las explotaciones agrarias abandonadas. Son muchas las cuevas, usadas en su día para refugio de animales y también como viviendas de numerosas familias durante generaciones.
El barranco se abre al mar con la visión majestuosa del Pico de La Grieta. A sus pies, los restos de un viejo molino de agua que molió el gofio de los lugareños hasta los años 30 del siglo XX.
Continuamos el recorrido cruzando la carretera general del Norte. Nos adentramos en el barrio de El Rosario, entre fincas de plataneras y frutales. La zona es conocida también como Rambla de Los Caballos, por extenderse por las orillas del camino real que desde finales del siglo XV une Icod de los Vinos y Puerto de la Cruz por la costa, donde era frecuente el trasiego de personas y mercancías a lomos de bestias, hacia los mercados, los ingenios azucareros y los puertos.

El barrio lo forma un pequeño grupo de casas de arquitectura tradicional. Algunas no disimulan los años de abandono. Otras, agraciadas con acertadas rehabilitaciones, contrastan con unas pocas que sufrieron intervenciones descontextualizadas y rompen la armonía del paisaje.
Aquí se encuentra la ermita de El Rosario, que fue oratorio particular de la Casa de los Dorta. Su altar lo corona un cuadro de la Virgen del mismo nombre, al que el obispo Pérez Cáceres otorgó el poder de adjudicar “cien días de indulgencia” a todo fiel que rece ante él; eso sí, “con devoción”. Al menos eso asegura un documento de la casa episcopal nivariense de 1948.
Para acudir a sus fiestas cada siete de octubre, los vecinos de los barrios altos descendían por el barranco de Ruiz alumbrándose con antorchas, que dejaban humeantes en las proximidades de la iglesia para iluminar el camino de vuelta. De ahí que terminaran llamándola Fiesta del Humo.
Después de la parada en El Rosario seguimos bordeando la costa, entre huertos y plataneras, hacia el final del recorrido, justo al lado de la piscina municipal de Las Aguas, donde son variadas y sabrosas las ofertas gastronómicas con las que premiarnos tras la caminata: arroz caldoso, ensaladas y frescos productos del mar.

Secretos de plantas
David Bramwell escribe, para acompañar el reportaje de este sendero, el relato de sus exploraciones por el barranco de Ruiz junto a su esposa Zoë en 1969, cuando vivió casi un año precisamente muy cerca, en San Juan de la Rambla. Lo cuenta en su columna en este número: «Uno de los secretos más importantes de la botánica tinerfeña» ●