Senderos

De Tuineje a Tiscamanita entre una montaña y un volcán

Por tierras llanas del centro de Fuerteventura, el carro de Fernando Roger avanza a través de pistas que bordean paredes de piedra seca, entre antiguos cultivos de cochinilla y tomate convertidos en pedregales. Palmeras y viejos pozos jalonan el trayecto entre los pueblos de Tuineje y Tiscamanita. [En PELLAGOFIO nº 25 (1ª época, octubre 2006)].

■ TIERRAS LLANAS
Muy cómodo

Un camino muy cómodo de hacer a pie, pues apenas nos lleva una hora de camino por pistas de tierra completamente llanas para descubrir las llanuras del centro de Fuerteventura ●

Por YURI MILLARES

El pueblo de Tuineje, cabeza del municipio del mismo nombre, agrupa sus casas en torno a una singular iglesia que recuerda en sus frescos la feroz batalla de Tamasite contra el desembarco de corsarios ingleses que hasta las faldas de esa montaña llegaron en 1740. Fernando Roger y José Francisco Camejo Casanova atraviesan sus calles guiando, respectivamente, al majalulo (camello joven) Tao y el carro del que tira el burro Beethoven. Se dirigen a la piscina municipal, al otro lado de la carretera, desde donde parte una pista de tierra que comunica al norte con el pueblo de Tiscamanita, buscando abrir una posible ruta para excursiones guiadas con carro.

El juez de paz Juan Díaz Velázquez saluda a los caminantes y recita unas conocidas décimas populares

A pocos metros de la iglesia, edificada en el siglo XVIII, desde una de las casas terreras de paredes encaladas de blanco y puertas verdes, se asoma por un pequeño ventanuco el juez de paz Juan Díaz Velázquez que, a sus más de 90 años, saluda a los caminantes y en conversación con Fernando Roger a quien conoce intercambia el recitado de unas conocidas décimas populares, iniciando unos versos que el caminante responde interpretando el papel de la muerte. La primera de estas décimas dice:

La salida. Asomado al ventanuco, Juan Díaz recita unas décimas.

Estando en mi cama inerte
oí en la puerta tocar,
entonces al despertar
abrí y me hallé a la muerte.
Tomé ánimo, pero habló fuerte.
Me dijo: –La muerte soy
y vengo a buscarte hoy.
–A mí no me da la gana.
–¿Vengo a buscarte mañana?
–No vengas porque no voy.

La llegada. ‘Tao’ y ‘Beethoven’ descansan de nuevo en la cuadra.
La tercera y última décima de este recitado decía:

Márchate, muerte atrevida,
mala suerte engañadora,
vienes a quitarme ahora
algunos años de vida.
No seas tan presumida,
no pases más por aquí,
si tú vinistes a por mí
y ansí lo pienso y lo juro
que te mandaron por mí
los médicos del Seguro.

La montaña, detrás
El 13 de octubre, durante los últimos 265 años, el pueblo de Tuineje ha conmemorado la victoria sobre los piratas ingleses que desembarcaron con el objetivo de efectuar saqueos y destrucciones. Ese día, en plena celebración de las Fiestas Juradas en Honor a San Miguel Arcángel, patrón del pueblo, los vecinos escenifican una batalla que en 2006 hará, pues, la número 266. Tal día como ese, pero en 1740, tuvo lugar un primer enfrentamiento en la zona Quemados del Cuchillete; el 24 de noviembre y en el llano del Florido ocurrió el segundo enfrentamiento conocido como batalla de Tamasite. En ambos casos, los majoreros derrotaron a sus adversarios.

El balanceo típico del andar del camello imprime el ritmo de los caminantes y es seguido con indiferencia por el burro

Comienzan a andar Fernando y Tao seguidos de cerca por José Francisco y Beethoven, cuando alcanzan la piscina municipal de Tuineje, por una pista de tierra que deja a sus espaldas la montaña de Tamasite a cuyos pies tuvo lugar la batalla entre majoreros e ingleses. El balanceo típico del andar del camello imprime el ritmo de los caminantes y es seguido con indiferencia por el burro. Enseguida dejamos atrás los restos de uno de los molinos de viento, de estampa similar a los quijotescos, que abundan en estas llanuras y alcanzamos las cuarterías de Teguereis. Estas tierras cerealeras son ahora pedregales en los que destacan la silueta de palmeras y molinos americanos indicando la presencia de pozos y pequeños huertos.

El volcán, delante
El rectilíneo trazado de la pista llega a un cruce, con restos de construcciones y un antiguo pozo, y tomamos a la izquierda en dirección norte. El paisaje no varía, seguimos por las mismas llanuras y con la pista flanqueada por paredes bajas de piedra seca, delimitando tierras de cultivo abandonadas. Así hasta que llegamos a un invernadero de cristal a los 45 minutos de iniciar el camino.

Llegamos a un invernadero de cristal a los 45 minutos, fue el primero que se levantó en la isla, de eso hace unos 35 años, dedicado al cultivo de la cochinilla

Fue el primer invernadero que se levantó en la isla, de eso hace unos 35 años, dedicado al cultivo de la cochinilla. “Se criaba muy bien, sin viento ni lluvia”, describe un vecino de la zona, que vio cómo la iniciativa derivó hacia el cultivo de tomates, después de calabacinos, y terminó como la mayoría del paisaje agrícola que nos rodea: en el abandono. Frente a nosotros se divisa el pueblo de Tiscamanita delante del volcán de Gayría, que con su singular silueta de dos picos hace rato que marca nuestra visión del horizonte al final del camino.

Apenas diez minutos después ya entramos en el pueblo por la calle San Antonio (asfaltada) y a los 50 metros giramos a la derecha por otra calle (de tierra nuevamente) hasta el nuevo giro a la izquierda para seguir por la calle San Marcos (asfaltada). Llegamos a la carretera general y cruzamos hasta el restaurado molino de viento de Tiscamanita.

■ APUNTE
Molino de Tiscamanita
La Red de Museos de Fuerteventura tiene uno de sus referentes en el Centro de Interpretación de Los Molinos, de Tiscamanita. Cuenta con exposición permanente de elementos y tecnología de los molinos de gofio de la isla y el propio molino, restaurado, funciona y muele gofio (cerrado lunes y sábados) ●

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