Ruta de la romería del Tanquito, Fuerteventura

«El manadero que alumbró a una Virgen» es el título del reportaje que recorre el camino a El Tanquito. En lo que era un manadero de agua en lo alto de una montaña sobre el cortijo de Chilegua, un siglo atrás se excavó una pequeña galería junto a la que alguien vio un día la figura de la Virgen. De las rogativas improvisadas se pasó en los años 80 a una romería al final de la primavera. [En PELLAGOFIO nº 41 (1ª época, mayo 2008)].
Por YURI MILLARES
Las agrestes cimas del lugar indicado en los mapas como Espigón de Ojo Cabra, con su máxima altura en la montaña de Cardón (691 m), son lugar propicio para la recogida de aguas que depositan los alisios, se filtran en la roca y vuelven a aparecer en unos manaderos por debajo de dichas crestas en el lugar conocido por El Tanquito. El nombre le viene, precisamente, porque allí –a donde iban vecinos de caseríos de la zona a buscar agua para beber–, en una fecha no conocida pero que bien pudiera ser a principios del siglo XX, se horadó el risco buscando el naciente de aquella agua y se creó una corta galería dentro de la gruta o socavón, construyendo también un tanquito para recogerla en cumplimiento de la ordenanza del cabildo abierto para que los alcaldes pedáneos conservaran en buen uso las fuentes y abrevaderos.
A principios del siglo XX se horadó el risco, buscando el naciente de aquella agua y se creó una corta galería dentro de la gruta o socavón, construyendo también un tanquito para recogerla

Favores y promesas
Los vecinos que subían por agua vieron en la pared de la cueva una figura que identificaron como la Virgen y empezaron a pedirle favores y hacer promesas. Por una de ellas, en los años setenta de ese mismo siglo XX, una vecina de Cardón sube una estampa de la Virgen a El Tanquito. Las rogativas y promesas aumentaron y en 1981, nos cuenta la vecina Margarita Soto, se adquiere una imagen de la Virgen que se deposita en la ermita de Cardón. A partir de entonces, un día de finales de mayo o de principios de junio –no tiene fecha fija– comienza una romería que sube a El Tanquito portando la imagen. Esta informante, por ejemplo, bautizó aquel mismo año a su hijo arriba en El Tanquito.
La romería sale a las nueve de la mañana de la ermita de Cardón, acompañada por timples y guitarras de la gente del pueblo

Se reinicia la caminata que ahora va por un sendero estrecho pero cómodo, ascendiendo hacia su lugar de destino con suavidad por el Filo de los Tanques, al final del cual, una pequeña explanada con un poste y peana en el centro, y marcada por un amplio círculo de piedras, indica que llegamos al segundo lugar de descanso (para los que van turnándose con la Virgen, porque tocadores y cantadores siguen en su labor, acompañados en estas paradas por quienes, además, le bailan a la imagen).
También por el sur
Se reinicia el andar para cubrir el último tramo del trayecto, ahora ya por la cara oeste de las montañas que guardan El Tanquito, con el barranco de Chilegua a los pies y, al fondo, la vista de la montaña de Areguía (437 m) y la playa de Ugán, acercándonos por fin a El Tanquito, donde encontramos un lugar acondicionado para recibir a los romeros, ofrecerles de comer y guardar la Virgen en una cuevita excavada para tal fin. El día de la romería llegan por el sur otros romeros que vienen de Chilegua, Ugán, Las Hermosas, Chigüigo, etc., utilizando otra vía y avisando con silbidos de su presencia. A las 12.30, tras descansar y comer, los romeros regresan con su imagen, repiten los descansos de la ruta y se reúnen con otros vecinos que esperan en la carretera con una talla del Corazón de Jesús para regresar a la ermita.
Durante el año la imagen de la Virgen del Tanquito se guarda en la ermita de Cardón. El día que sube en romería hasta el lugar que le da nombre, se guarda en una cuevita excavada para ella. En su interior, el resto del año, quedan las estampas y velas que dejan los devotos, así como figuras de cera, postales y… numerosos ejemplares del Código de Circulación.
Del botánico David Bramwell
Para acompañar al reportaje del sendero a El Tanquito en PELLAGOFIO, escribe el relato «Lección de Lógica entre botánicos», explorando en la primavera de 1969 la isla de Fuerteventura en compañía de Enrique Sventenius, entonces director del Jardín Botánico «Viera y Clavijo», quien una de aquellas mañanas le dijo: “Hoy vamos a la montaña de Cardón, donde vas a recibir una lección de Botánica y otra de lo cual hablaremos después”. En aquella ocasión fueron en busca de una col de risco que después sería dedicada a Sventenius con el nombre de Crambe sventenii ●