Senderos

Roque Agando a la degollada de Peraza, en La Gomera

El corto recorrido de este sendero tiene varios alicientes que lo convierten en un delicioso y hasta apasionante paseo por la geología, la flora y hasta la propia historia de La Gomera, pues en las proximidades de la degollada de Peraza se encuentra la cueva donde fue muerto en 1488 Hernán Peraza ‘El Joven’, señor de la isla que gobernaba con crueldad a los gomeros. [En PELLAGOFIO nº 37 (1ª época, enero 2008)].

■ ROQUE AGANDO-DEGOLLADA DE PERAZA
Entre fayal-brezal

El sendero tiene una longitud de 2,7 kilómetros que se pueden hacer en una hora y transcurre en todo su recorrido por zona de fayal-brezal ●

Por YURI MILLARES

El camino que hacemos partiendo del roque Agando, junto a la carretera que atraviesa por la cumbre la divisoria entre las dos vertientes de la isla de La Gomera, nos permite realizar un recorrido con magníficas vistas… si las frecuentes brumas no lo impiden, ya que su vertiente norte se encuentra bajo la influencia de los alisios. Agando es un enorme pitón cuya altitud alcanza los 1.251 metros y está incluido en el conjunto denominado Monumento Natural de Los Roques, que incluye otros roques cercanos de gran belleza, similar fisonomía y gran espectacularidad la mayoría (Ojila, Carmona y Zarcita, visibles desde el cercano mirador de Los Roques), todos ellos en el interior del Parque Nacional de Garajonay.

El devastador incendio de 1984 acabó con los pinos foráneos de repoblación y en la actualidad no se aprecia presencia alguna de otra conífera que no sea el ‘Pinus canariensis’, capaz de resistir al fuego

El camino, a punto de llegar a la ermita de Las Nieves./ FOTO Y. M.
De origen volcánico, su creación se debe a aportes de lava desde el interior de un conducto que tras su enfriamiento provoca diversas fracturas. Los de Agando y Ojila son del tipo aguja, es decir, que la viscosidad del magma que los genera es muy grande y da lugar a esas formas rocosas de contorno circular y alturas especialmente elevadas.

Según la memoria informativa de este espacio natural protegido por ley, en el roque Agando se encuentran tres endemismos locales (Echium acanthocarpum, Argyranthemun callichrysum y Grambe gomeraza), también, en la base, cita una especie muy rara de Sideritis, la Sideritis marmorea (identificada por Bramwell en 1994). Además, el roque está rodeado por un denso escobonal.

En la zona domina el fayal-brezal, aunque también hay presencia de pinos canarios (por repoblación, que en su día se realizó también con pinos foráneos, si bien el devastador incendio de 1984 acabó con ellos y en la actualidad no se aprecia presencia alguna de otra conífera que no sea el Pinus canariensis, capaz de resistir al fuego).

]Suave ascenso
En nuestro caminar por el sendero, que discurre en la vertiente norte de la carretera y paralelo a la misma, avanzamos dejando a la izquierda el barranco de Las Lajas iniciando un suave ascenso que nos conduce, primero por un estrecho camino empedrado y, al acercarnos, por pista, hasta a la ermita de Las Nieves. El entorno de la misma, dotado de equipamiento recreativo, hace que todo el año –con especial incidencia en festivos– acudan residentes en la isla a pasar un día en plena naturaleza rodeados de un paisaje agreste y vertical muy llamativo. Fogones para cocinar con leña y aparcamiento para vehículos forman parte de ese equipamiento.

Dejando atrás el lugar, el sendero continúa en un recorrido más antropizado con casas, viñas y pastos hasta alcanzar la degollada de Peraza, entre más risco y verticalidad. El biólogo inglés David Bramwell llegó por primera vez a Canarias en 1964 y pasó varios meses recorriendo a pie la isla de La Gomera con un grupo de biólogos de la Universidad de Liverpool. “Llegué el 15 de agosto a la degollada de Peraza, un pequeño paraíso para un estudiante de la flora”, relata en su artículo Los perros locos y los ingleses (en Ruta Archipiélago nº 24, la revista antecesora de PELLAGOFIO).

“Este lugar está en el límite del bosque húmedo de fayal-brezal con elementos de laurisilva y fue me primer encuentro con algunas de estas especies, porque en otros lugares de la isla se encontraban en pleno descanso de verano –añade, en su caso situando la visita en época del estío–. Debajo de los riscos había una alfombra de colores, el geranio canario (Geranium reuteri), la morgallana (Ranunculus cortusifolius), la Pimpinella junionae, esta última una pariente endémica de la matalahúga del Mediterráneo (P. anisum) y la violeta (Viola odorata ssp. maderensis). (…) Estuve varias horas explorando este fascinante lugar antes de salir por el caminito hacia Jerduñe y la Fortaleza”.

Sangriento episodio
La degollada de Peraza es, además, un lugar que trae a la memoria algunos de los episodios más relevantes y sangrientos de la historia de la conquista de la isla y el sometimiento de sus habitantes a la corona castellana (lo que no tiene nada que ver con el topónimo, ya que degollada es la denominación que tiene en el habla canaria el desfiladero o garganta por donde encuentran paso los caminos).

En sus cercanías se encuentra la cueva de Guahedum, donde fue muerto Hernán Peraza El Joven.

Ermita de las Nieves, templo cuya primera construcción data de mediados del siglo XVI.| FOTO Y. MILLARES
Ermita, a medio camino
Justo a medio camino entre los puntos de partida y llegada se encuentra la ermita de Las Nieves. Se trata de un templo sencillo y hermoso cuya primera construcción data de mediados del siglo XVI, si bien en siglos posteriores ha sufrido diversas obras de reedificación y reforma. Desde aquí se contemplan bellísimas vistas que incluyen Tenerife y su Teide ●

■ CUEVA DE GUAHEDUM
La Rebelión de los Gomeros
Fuente: ‘Ya se quebró el gánigo de Guahedum’, Asociación Cultural y Ecologista Tagaragunche

La cueva de Guahedum, también conocida como cueva del Conde, se encuentra situada al sureste de la degollada de Peraza y su relevancia viene dada por ser el lugar donde los cronistas sitúan la violenta muerte de Hernán Peraza El Joven (así apodado para diferenciarlo de su abuelo) en el marco de un hecho histórico: la Rebelión de los Gomeros.

Los habitantes de la isla de La Gomera se encontraban, cuando llegaron los castellanos, organizados en cuatro tribus o cantones

Los habitantes de la isla de La Gomera se encontraban, cuando llegaron los castellanos, organizados en cuatro tribus o cantones: Hipalan (San Sebastián), Mulagua (Hermigua), Agana (Vallehermoso) y Orone (Valle Gran Rey). Las dos primeras entre sí y lo mismo las dos últimas entre ellas intercambiaban sus hombres y mujeres para el matrimonio, de modo que no existían parejas de la misma tribu.

De este modo se evitaba la consanguinidad. Hernán Peraza, señor de la isla casado con Beatriz de Bobadilla, participó en el acto ritual de hermanamiento que consistió en beber leche de una misma vasija (gánigo) con miembros de una de esas tribus, la misma a la que pertenecía la joven Iballa. El enamoramiento entre ambos dio lugar a una relación considerada ilícita según las tradiciones locales (eran “hermano” y “hermana”), a lo que se sumaba el comportamiento despótico del señor de la isla con sus vasallos, que eran sus “hermanos”.

En un lugar conocido como Baja del Secreto se gestó la conjura intertribal para acabar con la vida del tiránico señor

En un lugar conocido como Baja del Secreto se gestó la conjura intertribal para acabar con la vida del tiránico señor. Avisados los gomeros unos a otros mediante el lenguaje del silbo, Pedro Hautacuperche fue quien llegó a la cueva de Guahedum donde se hallaban Hernán Peraza e Iballa y le dio muerte, pese a que éste intentaba huir disfrazado, avisado por su enamorada: “Ajejiles, juxaque aventamares” (“Huye, que van por ti”).

El propio Hautacuperche encabezó el posterior ataque de los gomeros contra la torre del Conde, muriendo en la acción

El propio Hautacuperche encabezó el posterior ataque de los gomeros contra la torre del Conde, muriendo en la acción. La asediada Beatriz de Bobadilla pidió ayuda a Pedro de Vera cuando ya había concluido el sitio de la torre. Las tropas al mando del conquistador de Gran Canaria asesinaron ahorcados y empalados a los varones mayores de 15 años de Hipalan y Mulagua, siendo los niños, mujeres y ancianos vendidos como esclavos ●

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