Aquel popular e inolvidable “vámooslos”

La guagua Dodge matrícula GC-5740 fue la que estrenó la línea al barrio Lomo Apolinario de Las Palmas. En la foto de mediados de los 50, su propietario con algunos empleados y viajeros. Otra entrega de Domingo Rodríguez para la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 23 (2ª época, septiembre 2014)].
La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria se extendía principalmente por la franja lindante con el mar. No era más que una pequeña capital de provincia (¿de ultramar?), que alcanzaba algunos riscos y otros espacios que fueron transformando su fisonomía, a base de bloques de viviendas sociales en su mayor parte. Eran las afueras, que se integraban poco a poco al espacio urbano capitalino, engullendo en su crecimiento tierras de labrantío y terrenos generosos en tuneras y tabaibas. A medida que pasaba el tiempo, se hacían más parte de la ciudad, levantándose viviendas que fueron conformando, entre otros, a los barrios de Escaleritas y Schamann, rompiéndose las fronteras históricas de la urbe, con su estiramiento hacia lo que se denominó, a partir de entonces, Ciudad Alta.
Eran tiempos de guaguas traqueteantes y ruidosas, con chófer de gorra de plato y algún que otro cogotazo a los chiquillos revoltosos
Atrás había quedado el limitadísimo recorrido urbano de “rián pal puerto y vuelta pa Las Palmas”, pues la ciudad había crecido demandando nuevas líneas. Y hasta arriba llegaron las guaguas de la Patronal, como la vieja Dodge propiedad de Santiaguito Socorro, que aparece con corbata en la foto (cedida por Luis Cabrera, autor del libro Guaguas. Historia de una ciudad) tomada en los años 50 en Los Albergues, al final de la calle Pedro Infinito.
Con él posan parientes y amigos, entre los que se encuentra Domingo Cabrera, popular cobrador que destacaba por su manera de usar la cartera, cruzada sobre el pecho a modo de repartidor de Correos. Fueron precisamente Santiaguito Socorro y Domingo Cabrera quienes inauguraron la línea “de la Polinaria”, como se denominaba popularmente en aquellos años al barrio de Lomo Apolinario. Eran tiempos de guaguas traqueteantes y ruidosas, con chófer de gorra de plato y cobrador que recorría el vehículo de “alante patrás y de atrás pa’lante”, de frecuentes empujones, apretujones, pisotones y algún que otro cogotazo a los chiquillos revoltosos por parte del cobrador, que controlaba los estribos mientras lanzaba el aviso de continuar el recorrido con el peculiar e inolvidable “vámooslos”.
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NOTA. En la foto, de izquierda a derecha, están: José Socorro, Santiago Socorro (hermano del anterior y dueño de la guagua), Pepito El Alto, Domingo Cabrera y Santiaguillo Socorro (hijo del dueño de la guagua). El vehículo es una Dodge, matrícula GC-5740, con carrocería local y, en el momento de la foto, motor Perkins. Tuvo dos números en la Patronal: el 148 y posteriormente el 64. La foto fue tomada al final de la calle Pedro Infinito, en el barrio de Schamann, donde el gobierno de Franco mandó construir Los Albergues. L. C.