Baúl del lector

De cotidiano a impensable

«Los profundos cambios culturales y posiblemente algún tipo de impedimento regulatorio en el ámbito de la salud pública, han hecho que esta imagen nunca se vuelva repetir”, escribe Carlos Santana Jubells en esta entrega de la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 73 (2ª época, marzo 2019)].

columnista-jubellsPor CARLOS SANTANA JUBELLS
Historiador, archivero y gestor documental

A modo de reflexión inicial, diré que siempre me ha resultado llamativo cómo el paso del tiempo es capaz de convertir lo que en su momento fue cotidiano en algo curioso, excepcional e incluso casi impensable. ¿Se imaginan a un cabrero ordeñando en plena calle (pongamos, Mesa y López) medio litro de leche de cabra porque se lo han encargado los del quinto izquierda? Buen disfraz de carnaval, seguro que triunfo.

Dos cabras −berrenda la de la izquierda (negra con manchas blancas) y rucia la de la derecha (canosa o gris)− se dejan hacer por dos cabreros para dar lo mejor de sí mismas y abastecer a la población de Las Palmas de Gran Canaria, en una calle desconocida, de leche más fresca imposible. Entre ambos se entongan los calderos de aluminio, en lo que más tarde se hervirá la leche cruda y todo el mundo a comer.

El que les escribe frisa la cincuentena y aún recuerda ver esta escena en determinados barrios de la ciudad, especialmente los Riscos, Arenales, Guanarteme o San Cristóbal, tampoco hace tanto

Los profundos cambios culturales y posiblemente algún tipo de impedimento regulatorio en el ámbito de la salud pública, han hecho que esta imagen nunca se vuelva repetir (salvo distopia postapocalíptica, tan en boga de la mano de Netflix y HBO). Pero baste de decir que el que les escribe frisa la cincuentena y aún recuerda ver esta escena en determinados barrios de la ciudad, especialmente los Riscos, Arenales, Guanarteme o San Cristóbal. Tampoco hace tanto; y con lo buena que está la leche cruda, a lo mejor los que estamos metidos en una distopia postapocalíptica, sin saberlo, somos nosotros.

En cualquier caso, pueden encontrar leche de cabra semidesnatada de una conocida marca de productos lácteos en su supermercado de confianza. Lo que ya no puedo asegurar es si se trata realmente de cabra o de un ultraprocesado cargado de aromas y saborizantes de cabra sintética. De lo que no cabe duda es que lo que estaban dando la berrenda y la rucia, cuando se les tomó esta foto, era leche de cabra “te lo juro por mi madre”.

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