De ‘jira pal Sur’ a ver las dunas de Maspalomas con la bota de vino

A principios del XX pocas personas se aventuraban a atravesar los parajes idílicos de las dunas de Maspalomas. Siglos antes, famosos extranjeros como Cristóbal Colón o el pirata Van der Does citan su escala en puntos indeterminados, escribe Míchel Jorge Millares en esta entrega para la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 116 (2ª época, marzo 2023)].
Por MÍCHEL JORGE MILLARES
Periodista
Tenemos un desierto en miniatura: las dunas de Maspalomas. Donde entre las palmeras del oasis y el Atlántico, se eleva 60 metros el faro. Fue construido a finales del siglo XIX por el ingeniero Juan de León y Castillo, cuando los hermanos del gran partido dirigían la política, la economía y ejecutaron obras trascendentales, como el puerto de La Luz, los muelles de Agaete y Sardina, el Lazareto de Gando, el telégrafo o las carreteras de Telde, del centro y del norte (el antiguo norte).

A principios del XX pocas personas se aventuraban a atravesar aquellos parajes idílicos, descritos por el naturalista David Bannerman que acampó, durante unos días, junto a la charca.
Siglos antes, otros famosos extranjeros como Cristóbal Colón o el pirata Van der Does citan su escala en puntos indeterminados. El primero hizo aguada y el segundo dio sepultura a sus tropas malheridas, tras huir de Las Palmas después de la humillante derrota de Monte Lentiscal.
Durante mucho tiempo la naturaleza impuso su orden en este lugar deshabitado e improductivo. Hasta que el cultivo de tomate se extendió por el sur, con sus cucañas y cuarterías en tiempos de zafra.
En los años 50 y 60, antes del boom urbanístico y turístico tras el concurso internacional de ideas Maspalomas Costa Canaria, pocas personas acudían a Maspalomas. Allí sólo podían ir las amistades del conde, las personas que permitía el mayordomo que controlaba el acceso al desierto y los aparceros de las fincas. Sin olvidar al personal de la NASA, que trabajó en los programas Mercury, Gemini y Apollo, convirtiendo la estación espacial de Maspalomas en protagonista de la llegada de los astronautas a la Luna.