Baúl del lector

El realismo mágico herreño, captado por el objetivo

«Veo la imagen y percibo la sabina en su baile eterno con el alisio cuando retumba. Es la figura de la Isla de Ferro y sus gentes, cuna del realismo mágico», escribe Míchel Jorge Millares a propósito de la vieja fotografía que ilustra su entrega para la serie “Baúl del lector”. De autor desconocido, pero fechada en 1890, forma parte de la Colección Centro de Fotografía Isla de Tenerife del TEA (Tenerife Espacio de las Artes, Cabildo de Tenerife). [En PELLAGOFIO nº 117 (2ª época, abril 2023)].

Por MÍCHEL JORGE MILLARES
Periodista

Hace un siglo el clic de una cámara se escuchó, quizás por primera vez, en Sabinosa. Aquel nuevo sonido se mezcló con el de los tambores herreños, mientras los hombres y mujeres bailaban dominados por la percusión ataviadas con sus mejores ropas, invitados para ser inmortalizados por el fotógrafo. La imagen del instante ha recorrido todo el planeta con su evocación musical y coreográfica. Pero nadie imagina la sorpresa que esconde la letra del ritual:

Arriba arriba, flor de las flores
que yo me muero por tus amores.
Salen del Morro, van pa´la Habana,
cinco navíos y una tartana.
Arriba arriba, arriba iremos,
que en allegando, descansaremos.
Tu legartillo, yo perenqué,
si tú estás gordo, yo estoy también.
Hapa la hapa, paloma mía,
hapa la hapa, que viene el día.
El baile del vivo no lo sé bailar,
que si lo supiera ya estuviera ya».

(Baile del vivo, El Hierro, versión de Valentina la de Sabinosa)

Es la figura de la Isla de Ferro y sus gentes, cuna del realismo mágico, donde robaron un meridiano y un volcán no quiso romper aguas

Un siglo después, veo la imagen (¿sería en su momento un daguerrotipo?) y percibo la sabina en su baile eterno con el alisio cuando retumba, como lo hace el surdo herreño en las celebraciones. Su figura desmelenada, flexionada y estirada, volando con sus ramas al viento simboliza la lucha de adaptación del pueblo herreño.

Es la figura de la Isla de Ferro y sus gentes, cuna del realismo mágico, donde robaron un meridiano y un volcán no quiso romper aguas en el mar de Las Calmas, ruge el tambor y baila la pantomima del vivo con su letra, hipnótica, como su ritmo.

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