Baúl del lector

Era agua o hambre

«Partiendo de esta escena podríamos empezar a deshilar muchas tramas históricas paralelas: la terratenencia y la aguatenencia; la dureza de las labores agrarias…», escribe Carlos Santana Jubells en esta entrega, su segunda colaboración para la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 47 (2ª época, noviembre 2016)].

columnista-jubellsPor CARLOS SANTANA JUBELLS
Historiador, archivero y gestor documental

Tres personajes –cuya memoria posiblemente ya muy pocos preserven–, ante un cabestrante y una rudimentaria polea de la que cuelga un recipiente metálico, en un paraje árido. Esta podría ser la descripción catalográfica de la imagen, y poco más podríamos decir de no contar con los valiosos datos que sabemos de esta escena, que nos abren varios planos de lectura de la escena.

Emigrante retornado de Cuba, un indiano, tal y como refleja un atuendo claro y ligero, en grave contraste con el aspecto corvino de sus dos acompañantes…

Viene a resultar que el hombre de la derecha se llamaba Matías López. A los habitantes de Gran Tarajal les sonará, dado que hay una calle en esa localidad que lleva su nombre. Emigrante retornado de Cuba –un indiano, tal y como refleja un atuendo claro y ligero, en grave contraste con el aspecto corvino de sus dos acompañantes– al que el sur de Fuerteventura debió en gran medida su prosperidad a comienzo del siglo XX, puesto que introdujo el cultivo del tomate. La imagen está tomada en 1927 en la finca de El Charco, en Gran Tarajal, ante lo que casi sin duda era el alma de la misma: nada más y nada menos que un pozo de agua, más precioso que si se tratara de un pozo para la extracción de oro.

A partir de aquí, partiendo de esta escena y de estos datos, podríamos empezar a deshilar muchas tramas históricas paralelas: la terratenencia y la aguatenencia; la dureza de las labores agrarias y el hecho, hoy casi sorprendente, de que del éxito o el fracaso de una cosecha podría ser la diferencia entre pasar o no pasar hambre; los lentos, parcos y tardíos avances de la maquinaria industrial en las islas; la situación actual de un patrimonio de primer orden como es el industrial, digno de ser preservado y puesto en valor; la cultura y los entramados sociales a los que dio lugar el régimen de explotación en aparcería de los cultivos de tomate; el papel de la emigración retornada de América en el desarrollo socioeconómico del archipiélago.

Y muchos más. En fin, se vuelve a poner de manifiesto el tópico de la fuerza del lenguaje de la imagen que, bien leído, da para muchas, muchísimas historias e Historias.

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