Esfuerzo de trabajadoras

A partir de una singular fotografía de Vicente Pérez Melián, Domingo Rodríguez escribe sobre el plátano en Canarias más allá de tópicos y postales idílicas en su serie «Baúl del lector». [En ]PELLAGOFIO nº 39 (1ª época, marzo 2008)].
Denominado “higo de Adán” y “manzana del Paraíso” por los cruzados que lo conocieron en sus campañas en Oriente, el plátano llegó a Canarias en los primeros momentos de la colonización, gracias a los portugueses, que lo trajeron desde Guinea Ecuatorial.
Adaptado a las condiciones naturales del archipiélago, fue Canarias el puente desde el que la rica fruta originaria de Asia saltó al otro lado del Atlántico, aunque permaneciendo en nuestras islas moldeando su paisaje y transformando su fisonomía por debajo de los trescientos metros, a base de bancales, cadenas y atarjeas que dieron identidad propia a numerosos lugares del archipiélago, además de convertirse en inequívoco símbolo de su identidad.
Fue Canarias el puente desde el que la rica fruta originaria de Asia saltó al otro lado del Atlántico
De indudable importancia económica en otros tiempos, el plátano canario, al margen de tópicos y de postales turísticas, encierra también una historia de grandes esfuerzos que han dejado testimonios como el que presentamos en este número. Fue el fotógrafo ambulante Vicente Pérez Melián quien plasmó una parte de la realidad del trabajo en las plataneras con este retrato: el capataz y las trabajadoras de Valle de Guerra (Tenerife) en los años 50-60, ataviadas con la ropa de faena que sólo deja ver sus rostros bajo los grandes sombreros coronados por las piñas que, a buen seguro, tomarían rumbo al Reino Unido siguiendo el camino iniciado en 1878 por Peter S. Reid, británico afincado en Tenerife a quien se atribuye la organización de la primera exportación de plátanos de Canarias a Inglaterra.