Baúl del lector

Excursión en moto al Teide

Retrato junto al Parador Nacional de Las Cañadas del Teide, una aventura sobre dos ruedas en pleno invierno del año 1958. Es la foto que sirve a Domingo Rodríguez para escribir esta entrega de la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 20 (2ª época, mayo 2014)].

Por DOMINGO RODRÍGUEZ MARRERO

El año 1958 entró con mal tiempo generalizado en toda España, resultando beneficiada Canarias con importantes chubascos que adquirieron características de temporal en Lanzarote, como recoge el periódico La Vanguardia de Barcelona en su edición del día 5 de enero: “Lluvias de carácter torrencial se han registrado en la zona Norte y parte Sur de la isla de Lanzarote, observándose extensas lagunas de aguas que cubren totalmente algunas tierras y barranqueras que cruzan las citadas zonas, interceptando las carreteras por determinados lugares. En algunas localidades los pluviómetros han medido cantidades superiores a 56 litros por metro cuadrado en pocas horas. Numerosas viviendas de los barrios extremos de Arrecife se encuentran incomunicadas, y en algunas calles céntricas ha sido preciso utilizar triciclos para penetrar los vecinos en los edificios”.

Los “winches” se encargaban de izar y bajar la mercancía, incluidos los camellos y las motos. Eran tiempos de cabotaje y correíllos

Sin embargo, da la impresión de que en Tenerife el tiempo era más amable que en la isla de los Volcanes, como muestra la foto que hoy ofrecemos en la que posan Manolo y Nary con la moto que los llevó a los pies del Teide, en una excursión con visos de aventura por las condiciones meteorológicas propias de enero y por la potencia aparentemente insuficiente de la moto para superar las pendientes que llevan a Las Cañadas. La instantánea, tomada junto al Parador, nos muestra el buen humor de los excursionistas motorizados y el agradable tiempo que no se correspondía con lo que dijo la radio en “el parte” ni por lo publicado en la prensa. Y nada que ver con lo que había acontecido el día anterior en Lanzarote. Cosas de estas islas nuestras.

Aún no había llegado la hora de los ferrys. Los “winches” se encargaban de izar y bajar la mercancía, incluidos los camellos y las motos. Eran tiempos de cabotaje y correíllos.

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