La llegada del vapor correo

El correíllo ‘Ciudad de Melilla’ es recibido en olor de multitud en Santa Cruz de La Palma, en esta fotografía cedida por El Museo Canario y fechada en un desconocido día de los años 30 del siglo XX. Una entrega de Domingo Rodríguez para la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 33 (2ª época, julio/agosto 2015)].
Algo muy importante debió acontecer aquel día para que el muelle de Santa Cruz de La Palma estuviera tan concurrido a la llegada del barco de Trasmediterránea. No eran sólo los curiosos y noveleros que jamás faltaban en ningún puerto de los de antes –de libre acceso, sin vallas ni controles–, ya fueran parados, trabajadores amigos de hacer alguna que otra argolla, chismosos cogiendo güiros, o buscadores de entretenimiento gratis que les hicieran pasar las horas muertas mirando las operaciones de estiba y desestiba, de embarque y desembarque de pasajeros, imaginando de dónde vendrá este y a dónde irá el otro, observando cualquier cosa o simplemente posando la mirada en aquel “correo” atracado que tan buena pinta tiene.
Los curiosos y noveleros jamás faltaban en ningún puerto de los de antes, ya fueran chismosos cogiendo güiros…
No, en este caso era más, mucho más importante. Por la cantidad de hombres, mujeres y niños presentes, las ropas elegantes que muchos lucían, algunas de ellas con sombrillas finas de paseo, ellos tocados con elegantes maipoles, cachorros de fieltro de salir, cachuchas y hasta modestas boinas cubriendo cabezas de algún que otro niño, de obreros y de viejos. Y por si fuera poco, el barco engalanado exhibiendo el empavesado que la ocasión requería.
…o buscadores de entretenimiento mirando las operaciones de embarque y desembarque de pasajeros, imaginando de dónde vendrá este y a dónde irá el otro
La escena, difícil de ubicar con exactitud en una fecha concreta y en un hecho preciso, corresponde a los años 30, década de enorme efervescencia política y social, que trajo consigo variados acontecimientos con muy dolorosas consecuencias. El barco no era un correíllo cualquiera, sino el Ciudad de Melilla, buque correo de Trasmediterránea que hacía la línea Sevilla-Canarias primero, y más tarde, los servicios interinsulares de Tenerife, La Gomera, El Hierro y La Palma. Construido en 1907, fue desguazado en 1958. La llegada de la segunda República obligó al cambio de nombre. Había nacido Reina Victoria y murió Ciudad de Melilla después de 50 años de historia naval.