La playa de Sardina y los sucesos del ‘asadero’ de 1968

Familias con niños acudieron a la playa de Sardina «para un condumio como excusa para organizar la lucha contra Satra. Unos sátrapas que no pagaban los salarios», escribe Míchel Jorge Millares en esta entrega de la serie “Baúl del lector. [En PELLAGOFIO nº 118 (2ª época, mayo 2023)].
Por MÍCHEL JORGE MILLARES
Periodista
El asadero fue convocado en la cala de Martorell a golpe de consigna y llamamiento clandestino. En realidad, no tenían motivo de celebración sino de reclamación de salarios, pero en la dictadura no era concebible que un obrero timado por un patrón se manifestara. Fue a comienzos de septiembre de 1968, cuando resonaban los ecos de los tanques que aplastaron la primavera de Praga y se amontonaban los adoquines que florecieron en el mayo francés. A ambos lados del telón de acero se reprimían las manifestaciones. Mientras, al sur de los Pirineos, era ilegal reunirse.
La ola reivindicativa que recorrió el continente bañó la costa de Gáldar para escribir la página titulada «Los sucesos de Sardina». Familias con niños acudían para un condumio como excusa para organizar la lucha contra Satra (Sociedad Anónima de Trabajos Asfálticos). Unos sátrapas que no pagaban los salarios.
Ni había libertad para informar del conflicto, ni de los disparos del comandante de la Guardia Civil Díaz Otero, que hirieron a Jesús Redondo y Lorenzo Felipe
La playa de Sardina era un rincón tranquilo que soñaba con el milagro turístico, cambiando su fachada al Atlántico con los primeros edificios, incluido un mural de Pepe Dámaso.
Pero España tenía un sindicato vertical que no defendía a los trabajadores. Ni había libertad para informar del conflicto, ni de los disparos del comandante de la Guardia Civil Díaz Otero, que hirieron a Jesús Redondo y Lorenzo Felipe. Fueron detenidas 50 personas; veinte, condenadas a penas de once a un año de prisión por rebelión militar e insultos. Las mujeres de los detenidos se encerraron en la Catedral. La apuesta del ilegal Partido Comunista provocó la caída de su dirección y de Comisiones Obreras.