Baúl del lector

La recova de Santa Cruz de Tenerife y las casualidades

«El edificio de estilo neocolonial cuyo esplendor propició el Mando Económico fue imagen, símbolo, fachada externa y pública del régimen franquista en las islas Canarias», escribe Carlos Santana Jubells en esta entrega, su primera colaboración para la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 46 (2ª época, octubre 2016)].

columnista-jubellsPor CARLOS SANTANA JUBELLS
Historiador, archivero y gestor documental, inicia con esta entrega su colaboración para la serie “Baúl del lector”

AUn coche negro descapotable que hoy haría las delicias de cualquier coleccionista; un guardia de tráfico, encaramado a una de las peanas que hasta no hace tanto tiempo marcaban buena parte de los cruces urbanos de nuestra ciudades, y uniformado de manera que ya hoy resulta harto extraña para lectores que bajen de los cuarenta y muchos; gentes que entran, salen y trajinan el Mercado de Nuestra Señora de África de Santa Cruz de Tenerife, o casi mejor dicho, “la recova”.

El ajetreo diario de una ciudad en torno a su principal mercado de abastos es la primera lectura que se hace de esta imagen, pero transmitiendo esa extraña sensación de familiaridad y sorpresa –casi absurda– de que, a pesar de los cambios formales, la cotidianeidad urbana no era tan distinta hace cincuenta años de lo que lo es ahora.

La cotidianeidad urbana en torno a su principal mercado de abastos no era tan distinta hace cincuenta años de lo que lo es ahora

Y dominando esta escena de 1959, el edificio de estilo neocolonial cuyo esplendor propició el Mando Económico y que irremediablemente fue imagen, símbolo, fachada externa y pública del régimen franquista en las islas Canarias.

Inaugurado a principios de 1944, este edificio es una buena síntesis de los valores y comportamientos que de manera soterrada subyacen a todo régimen dictatorial. Su construcción propició otra obra pública de importancia para la ciudad, el puente Serrador que atraviesa el barranco de Santos, nombrado en honor del general Ricardo Serrador Santés, Capitán General de Canarias, fallecido un año antes de la inauguración de la recova con bendición episcopal incluida. La recova fue bautizado, además, como Nuestra Señora de África porque la esposa del Excelentísimo Señor Capitán General se llamaba –casualmente– África.

Comportamientos que hoy en día serían titulares de prensa, pero que a mediados de los años 40 del siglo XX en España se asumían como naturales e incluso honorables.

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