Las ideas de Rudolf Steiner

La fotografía antigua muestra el establo de la finca El Pino (Tacoronte), vista desde donde se encontraba la lechería, a donde se dirigen dos mujeres con la leche recién ordeñada a mediados del siglo XX. UNa imagen para el comentario de Domingo Rodríguez en la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 25 (2ª época, noviembre 2014)].
Desde siempre vinieron procedentes de los cuatro puntos cardinales. De distintas latitudes han llegado hombres y mujeres como llegan los jallos que las corrientes del Atlántico traen a nuestras islas. Y han seguido arribando, guiados por la rosa de los vientos que les señala el Archipiélago, que es encrucijada de caminos, islas que han sido –y son– parada y fonda, puente que conecta a tres continentes, tierra que acogió a normandos, genoveses, mallorquines, portugueses, castellanos, andaluces, bereberes del Atlas… incluso romanos del Imperio, como indican los últimos hallazgos en Lobos.
El archipiélago canario es encrucijada de caminos, tierra que acogió a normandos, genoveses, mallorquines, portugueses, castellanos, andaluces, bereberes del Atlas… incluso romanos del Imperio
Trajeron técnicas, palabras, costumbres, conocimientos, iniciativas, de lo que resultó una mixtura rica en componentes, sólida en el tiempo que alcanza a nuestros días. Y siguieron recalando gentes de variadas procedencias que han aportado aires nuevos y nuevas ideas y sueños por cumplir, que nos han conectado con lo que acontecía fuera de las islas. Así, un buen día llegó desde Alemania Félix Peipers, colaborador del filósofo y educador Rudolf Steiner, creador y fundador de la Escuela Waldorf, de la Antroposofía y de la Agricultura Biodinámica, destacado pensador de gran erudición que dominaba otras muchas disciplinas del saber humano.
Los conocimientos adquiridos por Félix Peipers sobre el cultivo de la tierra, de acuerdo a los principios predicados por Rudolf Steiner basados en el máximo respeto a la biodiversidad y al medio ambiente, le llevaron a ponerlos en práctica en el municipio tinerfeño de Tacoronte, en la finca El Pino, que gozó de merecida fama por las novedosas propuestas aplicadas que la convirtieron en una explotación agrícola y ganadera considerada modélica en su tiempo, dotada además de lechería cuyo establo se muestra en la foto facilitada por el bodeguero Jesús Rodríguez-Franco Castro, nieto de Cristóbal Castro, propietario que fue de la finca El Pino.