Los papahuevos son una misma unidad familiar

«La Policía Nacional ha detenido al camión y amenaza a los papahuevos con tremendo multazo por ir sin mascarilla», escribe Santana Jubells un relato distópico con un poco de humor a propósito de la Covid-19 en esta entrega de la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 88 (2ª época, septiembre 2020)].
Por CARLOS SANTANA JUBELLS
Historiador, archivero y gestor documental
Me cuenta un muy querido amigo, natural de La Atalaya de Guía e hijo de carpintero, que durante algún tiempo su padre fue el encargado de poner a punto los entramados de madera de los papahuevos guienses. Y que, como niño, le aterrorizaba ver a aquellas criaturas, inmóviles, almacenadas a oscuras en el garaje que servía de taller de carpintería. Y es que los papahuevos no se inventaron para estar quietos y recluidos, sino acompañados por miles de personas y en constante movimiento.

Esta historia de papahuevos recluidos, una imagen ciertamente surrealista y la cruda realidad que estamos viviendo me imponen un poco de humor y proponerles un pequeño juego distópico.
La distopía es un género literario basado en la invención de una sociedad indeseable, mala en sí misma y resultante de eventos cataclísmicos que han llevado a la degeneración de la sociedad de origen. 1984, de George Orwell; Farenheith 451 de Ray Bradbury; la más conocida −gracias a la televisión− El cuento de la criada, de Margaret Atwood; o mi venerada Blade Runner, dirigida por Ridley Scott, son ejemplos de narrativas distópicas.
Suplicando el perdón de estos creadores, supongamos que estamos en agosto de 2020. La humanidad está siendo azotada por una pandemia vírica que ha obligado a la suspensión de reuniones masivas. La caída de la industria automovilística ha obligado a reciclar vehículos antiguos y los ayuntamientos de Gran Canaria han ordenado la reclusión de los papahuevos y retirarlos de la vista para que a la gente se le quite las ganas de fiesta.
La Policía Nacional ha detenido al camión y amenaza a los papahuevos con tremendo multazo por ir sin mascarilla. Afortunadamente, se salvan por demostrar ser miembros de una misma unidad familiar extensa, que va desde Guía a Guanarteme, desde Agaete a Schamann.
No pasa nada, señores, los papahuevos estarán ahí siempre, ellos son inmunes a los virus
Bromas aparte, lo único cierto de esta absurda historia es que este año del señor de 2020 no ha habido ni parece que habrá fiestas y, por lo tanto, tampoco veremos a esas queridas creaciones sobresalir de entre masas de personas que disfrutan de los actos sociales por excelencia.
La Covid-19 así lo ha obligado, y esperemos que este pequeño sacrificio sea para bien y logremos detener lo antes posible la expansión de este maldito virus que tantas vidas está costando.
Y tampoco pasa nada, señores. Los papahuevos estarán ahí siempre que haya artesanos para mantenerlos. Ellos son inmunes a los virus. Y más pronto que tarde llegará el día de sacarlos de su reclusión y volverlos a pasear con más ganas que nunca.