Perros, plátanos & much more

«Todo parece apuntar a que el verdadero protagonista de la foto no es la componente humana, sino el perro, un precioso perro blanquinegro al que los cuatro caballeros parecen hacerle la corte…», escribe Carlos Santana Jubells en su séptima entrega para la serie “Baúl del lector”, dedicada al perro ratonero inglés. [En PELLAGOFIO nº 52 (2ª época,abril 2017)].
Por CARLOS SANTANA JUBELLS
Historiador, archivero y gestor documental
Cuatro caballeros decimonónicos y un perro. Poco más habría que añadir si no supiéramos que el primero de la izquierda es un directivo de la Fyffes (léase “faifes”, por favor), la célebre compañía de exportación de fruta que fue en gran medida la responsable de la importante influencia cultural británica en Canarias; un “choni” de toda la vida (Johnny, extranjero), aunque no sabemos si era un tal don Arthur (Arturo) o un tal don Gerald (Gerardo).
Le acompañan un directivo de la Compañía Agrícola y Comercial, agente de la “faifes” en La Palma y de nombre desconocido. Luego viene Santiago Olazaga Cavengt, gerente de dicha compañía. Y cierra la parte humana Carlos Aciego Mendoza, también directivo de la firma.
Ahora bien, todo parece apuntar a que el verdadero protagonista de la foto no es la componente humana, sino el perro, un precioso perro blanquinegro al que los cuatro caballeros parecen hacerle la corte. Y de nuevo poco más habría que añadir si no supiéramos que se trata de un ratter, perro ratonero, que parece “alongarse” (to go along, ir hacia adelante) como con la mirada fija en una presa para “tifar” (thief, ladrón) y el choni de la esquina pusiera por ello cara de “fos” (faugh, maldición, asco)… o igual es que simplemente le gustaba el “trinque” (drink, beber).
A esos chonis les debemos los “naifes” (‘knife’), los “cachanchanes” (‘catch as you can’), los “cambulloneros” (‘can buy on’), el “piche” (‘pitch’) o estar en «orsay» (‘off side’)
Bromas aparte, ¿qué une a cuatro potentados fruteros con un perro ratonero? Pues precisamente el “bisne” (business, negocio), toda vez que el perro ratonero fue introducido en Canarias por los ingleses para dejar limpios de roedores los almacenes de las bananas (léase “plátanos», por favor) para que los de la ”faifes” hicieran millones de pounds (léase “libras”, por favor).
Pero bueno. Al fin y al cabo a esos chonis les debemos los “naifes” (knife, cuchillo), los “cachanchanes” (catch as you can, persona torpe), los “cambulloneros” (can buy on, se puede comprar a bordo), el “piche” (pitch, alquitrán), las papas “quinegua” (King Edward, marca comercial), el “queque” (cake, bizcocho), el “boliche” (ball age, edad para la pelota, edad para jugar), el “flis” para matar bichos (fleas, pulgas), el estar en “orsay” (off side, fuera de juego) o echarnos un “guanijei” (John Haig, marca de güisqui).
Y por supuesto, cómo no: les debemos los perros ratoneros.