Primera mujer escritora en Costa Rica

La casa de veraneo de los Salazar en Mazo, en una fotografía de mediados del siglo XX cedida por Blanca Pérez, sitúa el lugar de nacimiento de la escritora Caridad Salazar es esta entrega de la serie “Baúl del lector”. [En PELLAGOFIO nº 36 (2ª época, noviembre 2015)].
Gentes del campo y de las ciudades, de la costa y de medianías, de las cumbres y de las profundidades de los barrancos, canarios de todas las islas y condición dirigieron sus pasos al poniente de este mar atlántico, movidos por múltiples circunstancias y razones, que les llevaron a desembarcar en las orillas sorprendentes de las tierras que les darían cobijo y arraigo. Y se repartieron por todos los rincones de esa América infinita y exuberante, aportando su fuerza física y su capacidad de trabajo en muchos casos; su formación cultural, sensibilidad y capacidad intelectual, en otros. Como el sabio palmero Valeriano Fernández Ferraz. Filólogo y educador, catedrático de metafísica, hebreo, árabe, griego y sánscrito en las universidades de Sevilla, Madrid y La Habana, diseñó y organizó la Enseñanza Media de la joven republica centroamericana. Ocupó el cargo de director general de Bibliotecas, siendo reconocido por el gobierno costarricense como “Benemérito de la Enseñanza”.
Caridad Salazar fue novelista, poeta y articulista de prensa, además de educadora que realizó una enorme labor siguiendo la tradición intelectual de su familia
A instancias de don Valeriano se trasladaron a Costa Rica sus hermanos Juan, Víctor y Juana. Esta última llegó en 1872 con su esposo Benito de Salazar y su hija Caridad, nacida tres años antes en la villa de Mazo. Considerada la primera mujer escritora de Costa Rica, al acceder a un campo exclusivo de hombres en aquellos tiempos, Caridad Salazar fue novelista, poeta y articulista de prensa, además de educadora que realizó una enorme labor siguiendo la tradición intelectual de su familia. La casa Salazar de Mazo, donde nació la escritora palmera de Costa Rica (siempre tuvo a La Palma como su verdadera patria) permanece en pie testimoniando un tiempo pasado en el que en su finca se tejía seda, se elaboraba vino y se secaba tabaco, y que acogió los primeros años de vida de Caridad Salazar de Robles.