Baúl del lector

Sueños en Cabo Juby

Entrega de la serie “Baúl del lector” en la que al pie de una vieja fotografía-postal aparece escrito “Aquí duermo yo”, que escribió el recluta Juan Lacoste y envió a su novia el 20 de mayo de 1923 y ha hecho llegar a la redacción de PELLAGOFIO su nieta C. L. [En PELLAGOFIO nº 1 (2ª época, junio 2012)].

Por DOMINGO RODRÍGUEZ MARRERO

Entre vuelos sobre el desierto, paseos por el litoral de Cabo Juby, en cuya base estuvo destinado en 1928, o caminatas ensoñadoras por las dunas mágicas desplegadas al levante de las islas, el legendario Antoine de Saint-Exupéry fue transformando en palabra escrita la que sería su segunda novela: El aviador.

Detrás de la fotografía-postal, Juan Lacoste escribe a su novia en Las Palmas de Gran Canaria./ (ARCHIVO PELLAGOFIO) FOTO CEDIDA POR C. L.

Uno de esos canarios, años antes que Saint Exupery, vivió entre las cuatro paredes del fuerte de Cabo Juby, soñando con su novia de Las Palmas hasta que el sueño lo vencía

Tal vez, en sus momentos de abstracción empezó a soñar sueños que dieron forma a El Principito, mientras contemplaba las estrellas que se muestran en todo su esplendor sobre el inmenso cielo africano, el mismo cielo que miraban los canarios que iban a “La Costa” a pescar o a cumplir con sus obligaciones militares en cualquiera de los destacamentos españoles desperdigados por el protectorado y “África Occidental Española”.

Uno de esos canarios, Juan Lacoste, años antes que Saint Exupery, vivió entre las cuatro paredes del fuerte de Cabo Juby, soñando con su novia de Las Palmas hasta que el sueño lo vencía, cobijado en una tienda de campaña bajo las estrellas desplegadas en el firmamento africano, ese cielo en el que probablemente empezó a dibujarse El Principito en la mente del aviador francés Antoine de Saint-Exupéry.

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